El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cumple hoy su primer año en el poder bajo cuestionamientos sobre sus decisiones en materia económica, un mercado bursátil en números rojos y la sombra de Trump acechando en las elecciones de mid-term.
Un año después de llegar a la Casa Blanca, la popularidad del presidente Joe Biden se ubica en 41%, un número considerablemente bajo si se tiene en cuenta las altas expectativas de la población estadounidense tras el accidentado fin de mandato de Donald Trump. Y es que, a pesar del entusiasmo inicial, la gente no cree que las cosas estén cambiando al ritmo que deberían.
Incluso, cuando se habla del giro que necesitaba Estados Unidos, los expertos destacan que Biden “lo ha hecho y no lo ha hecho”. Al menos esa es la perspectiva del profesor emérito de Administración de Negocios de la Universidad de Harvard, Richard Vietor, quien destacó a Forbes que algunos cambios positivos de la era Biden han servido para revertir algunas de las peores políticas de Trump.
“Reincorporarse al Acuerdo de París, reactivar la OMS y la OMC, así el acuerdo de misiles de alcance intermedio con Rusia, fueron cosas buenas. Pero su agenda legislativa, salvo la ley de infraestructuras de $1 billón de dólares, ha fracasado en gran medida, dada la creciente división entre demócratas y republicanos. El proceso político estadounidense apenas funciona en este momento”, subrayó.
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En la misma línea, el profesor de Economía Internacional del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), Charles Kane, comentó a Forbes que esa fractura política entre demócratas y republicanos ha ocultado los avances que ha logrado Biden, quien a su juicio, “no ha recibido suficiente crédito por lo que ha hecho”.
Este problema ha tenido repercusiones directas en las elecciones de mid-term, donde podría haber un remezón importante en el Congreso, ya que muchos senadores demócratas han decidido no participar en los comicios electorales de este año, Según Kane, la decisión se debe a que la mayoría de ellos está “en burnout” ante el panorama político actual.
“Cada objetivo en el senado está divido por republicanos y demócratas, pero lo grave es que la disputa ni siquiera tiene que ver con el tema que se está votando. Creo que la gente que se va lo hace porque, para ellos, ya no funciona el sistema, pues algunos de los que se están retirando no perderían la elección, sino que están agotados de sistema”, sostuvo.
Indicadores económicos
Uno de los datos más preocupantes en las últimas semanas tuvo que ver con la inflación, que registró una tasa de 7%, la más alta en 40 años. Para Kane, esto es consecuencia de la alta cantidad de efectivo que circula en el país por el plan de recuperación lanzado por el Gobierno después de la pandemia, lo que está sobrecalentando la demanda.
Por ello, calificó como una buena decisión que Biden retirara el programa de estímulos monetarios ante la presión inflacionaria, aunque apuntó que la medida “debió pasar antes”.
No obstante, el profesor de Economía de la Universidad de Stanford, Michael Boskin, señaló a Forbes que el presidente Biden y sus asesores “deben asumir una responsabilidad parcial por los grandes errores políticos que contribuyeron a la peor inflación de los últimos 40 años y a la inadecuación de las pruebas y la terapéutica para combatir la variante Ómicron que amenaza la expansión. Hubo errores de comisión, omisión y confusión”.
Si bien el académico destacó que la economía siguió recuperándose de la recesión de Covid y del bloqueo del gobierno en 2021, y con un bajo desempleo, la grave escasez de trabajadores que atraviesa el país en la actualidad sigue restringiendo el crecimiento.
Asimismo, apuntó tanto a Biden y sus asesores sobre el riesgo de que su “Plan de Rescate Americano” de US$1,9 billones, lanzado en marzo de 2021 y que añadió más capital de marzo a diciembre del año anterior, avivara la inflación, ya que la brecha de producción para entonces era pequeña.
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Estos factores han incidido en el comportamiento del mercado bursátil, que mostró cifras preocupantes ayer cuando Wall Street cerró en números rojos y el índice Nasdaq bajó 1,15 %, situándose en lo que se conoce como territorio de corrección, 10% por debajo de su último récord.
Según datos al término de la sesión en la Bolsa de Nueva York, el índice Nasdaq cayó 166,64 puntos y se situó en 14.340,25 unidades, lastrado principalmente por el sector tecnológico. Por su parte, el Dow Jones bajó 0,96 % o 339,82 unidades, hasta 35.028,65, mientras que S&P 500 retrocedió un 0,97 % o 44,35 puntos, hasta 4.532,76.
Esta jornada se vio marcada por una alta volatilidad y la aversión al riesgo en anticipación a una política monetaria más dura por parte de la Reserva Federal, con varias subidas de las tasas de interés previstas para este año.
Durante la jornada de ayer, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años se elevó hasta 1,9 %, siguiendo una trayectoria ascendente que comenzó a principios de 2022 y que ha perjudicado especialmente a las empresas tecnológicas y de alta valoración.
“Para que los rendimientos sigan subiendo, Wall Street va a necesitar más confirmaciones por parte de la Fed de que hay sobre la mesa cinco subidas de las tasas de interés y que la reducción de su balance podría alcanzar los US$500.000 millones este año“, explicó el analista de la firma Oanda, Ed Moya.
Pandemia
Lo peor de este tema, según Boskin, es que sólo una pequeña fracción de ese total del Plan de Rescate Americano se destinó a la ayuda de Covid, cuya variante Ómicron ha tenido un efecto particularmente complejo en Estados Unidos, a diferencia de Europa y África.
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“Con decenas de miles de millones de dólares entre estos varios proyectos de ley destinados a las escuelas, ¿cómo es que muchas han tenido dificultades para abrir, diciendo que no tienen las máscaras y pruebas requeridas? Los padres en casa con los niños no escolarizados en la razón es una de las razones de la escasez de mano de obra”, detalló.
En materia sanitaria, un aspecto “imperdonable” para Biden fue no lanzar una Operación Warp Speed 2.0, pensada inicialmente en mayo de 2020 para facilitar la fabricación y la distribución de vacunas, terapias y diagnósticos contra el Covid-19, que produjo resultados “en tiempo récord”, según Boskin.
A su vez, criticó las “cambiantes, contradictorias y a veces erróneas directrices de salud pública de su administración”, lo que ha confundido al público y ha erosionado la confianza en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA).
¿Qué puede venir?
Aunque nadie esperaba que Biden gobernara como un conservador, los expertos coincidieron en que su bandazo a la izquierda, con un gasto cada vez mayor en bienestar social, mayores impuestos y un exceso de regulación para aplacar a los llamados “progresistas”, se ha alejado del sentido común económico y de la realidad de las preocupaciones y deseos de los votantes.
“Por el bien del país, y de su propio futuro político, el Sr. Biden debe emular al ex presidente Clinton y moverse hacia el centro con un nuevo equipo“, sentenció Boskin. Esto ha llevado a que la presión de los republicanos sea tan grande que la administración Biden está más enfocada en qué hacer para ganar.
“Lo que está pasando son cambios masivos en la forma de votar, y hay altas probabilidades de que los republicanos ganen las elecciones de 2022, y todo sobre las dudas que se ciernen sobre las elecciones de 2024, pues si Trump resurge, serán tiempos muy oscuros para este país“, concluyó Kane.
Tan caldeado está el panorama actual, que no solo los estadounidenses, sino el mundo entero miran con recelo a Estados Unidos, pues los fantasmas de Trump y el hecho de que la administración Biden se haya enfocado principalmente en arreglar los desastres de su predecesor no han ayudado a la imagen del país.
Hay que decir que no toda la culpa es del mandatario, pero si quiere sobrevivir otros tres años, Biden tendrá que preguntarse qué le hace falta para arreglar las rencillas políticas entre demócratas y republicanos y, a su vez, consolidarse como un líder entre los estadounidenses, quienes aún no le entregan su confianza.