No solo el tono entre las partes ha bajado de intensidad. Hay factores regulatorios que podrías significar el fin de la temporada de ofertas. Aún así, la historia por contar sigue siendo muy interesante.
El anuncio que los Gilinski y los administradores de las empresas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) podrían llegar a un acuerdo para presentar una plancha única para la composición de la junta directiva de Nutresa y Sura muestra el nuevo tono que hay entre las partes.
Luego de muchas tensiones, finalmente se logró un diálogo franco y cortés sobre lo que viene para el principal conglomerado empresarial del país.
La inminencia de la asamblea ordinaria de accionistas que tiene como plazo finales de marzo impuso una nueva línea roja. Así que todos optaron por firmar una tregua y avanzar en la nueva realidad: que los Gilinski ya tienen más del 27% de Nutresa y más del 25% en Sura, lo que les da derecho a ocupar dos puestos en junta.
Esto significa que tanto Jaime como Gabriel Gilinski estarán en esos puestos, decidiendo sobre el futuro de las compañías.
No obstante, la pregunta es si los Gilinski tienen opciones de hacer a una participación controlante en ambas compañías. Para eso lanzaron una segunda ronda de ofertas con las que aspiran a llegar al menos al 42% en Nutresa y a más del 31% en Sura.
Es claro que apenas terminen estas ofertas el 28 de febrero próximo, no habrá más movidas por parte de los Gilinski, por lo menos en el corto plazo. La razón es sencilla: al entrar a la junta directiva quedan imposibilitados para las OPA, a menos que haya una autorización por parte de la propia junta. Así que vale la pena preguntarse cuál es el futuro de los Gilinski en el GEA.
Así que el ajedrez quedará supeditado a los resultados de la segunda ronda de ofertas. Básicamente esto significa que quienes no vendan en esta oportunidad quedarán como socios del GEA y los Gilinski.
Los escenarios posibles son dos: que los Gilinski se hagan al control, con lo que podrán imponer los cambios que consideren necesarios y con rapidez y, dos, que no logren el control y el debate sobre el futuro de las compañías se traslade a la junta directiva. Allí, el tema central será cómo desenrocar al GEA, para liberar valor atrapado por el cruce accionario de las compañías paisas.
Los Gilinski parecen tener claro que si no logran el control, podrían inclusive quedarse solo con las participaciones que lograron en las primeras OPAs y esperar a ver qué pasa con el precio de las acciones en el mercado secundario. Mientras tanto, llevarán la discusión al board.
En este último escenario es fácil concluir una caída en el precio de las compañías porque las decisiones de ajuste para liberar valor de las firmas se podrían demorar.
Es muy probable que en un escenario de caída de precio, los Gilinski queden con una mayor capacidad de apalancamiento hacia futuro, para hacer nuevas apuestas posteriormente.
En este contexto lo clave va a ser si se logra un “desenroque” en el GEA con el objetivo de ganar eficiencias y hasta vender activos. Ese será el tema central de la agenda en el futuro próximo si los Gilinski no controlan. Este es el futuro de los Gilinski en el GEA.