Para 2022, es crucial que las empresas no solo busquen cumplir las expectativas normativas con los programas de cumplimiento, sino que también busquen proteger a sus organizaciones y a su entorno de las actividades ilícitas.

Por: Pablo Iragorri*

El 2021 fue sumamente decisivo y atípico. El mundo, en su afán por reactivar la economía que tanto se vio afectada por la pandemia, tuvo que aprender a convivir con el Covid-19. En medio de este desafiante panorama, Kroll dio a conocer los resultados de dos importantes estudios sobre el fraude, el soborno y la corrupción en las empresas a nivel global.

El primero de ellos, “Informe Global de Fraude y Riesgo 2021”, contó con la opinión de más de 1.336 tomadores de decisiones de alto nivel para la estrategia de riesgo y de 17 países.

Se evidenció que la corrupción y la actividad ilícita golpean la gestión empresarial, ya que el 80% de los encuestados mencionó que el impacto es alto.

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Por otro lado, 47% de los encuestados en Colombia considera que los programas para prevenir el soborno y la corrupción son ineficaces, poniendo al país en el lugar más bajo de todas las naciones encuestadas en términos de confianza en sus mismas compañías y las medidas que implementan.Este número está lejos del promedio global, que es de 82%. Así mismo, solo el 42% de los encuestados cree que sus directivos les prestan suficiente atención a los riesgos de corrupción, fraude y soborno, ubicando a Colombia en el último lugar a nivel mundial.

Como nota positiva, la encuesta mostró que las firmas colombianas están tomando medidas para mitigar los riesgos de corrupción y soborno:  el 73% dijo que sus organizaciones estaban utilizando análisis de datos proactivos para identificar el riesgo de soborno y corrupción, y el 78% dijo haber realizado investigaciones internas para esclarecer hechos relacionados con soborno y corrupción.

El segundo estudio, “Nuevas tendencias: informe comparativo de lucha contra el soborno y la corrupción 2021”, realizado a más de 200 profesionales de riesgos de alto nivel, reveló que las empresas están haciendo cambios muy superficiales en su gestión para cumplir con las regulaciones en contra de la corrupción, lo cual no permite que se erradique esta problemática en el corto plazo.

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Este informe también ayudó a establecer las futuras tendencias dentro del panorama contra el fraude y la corrupción y encontró que, para 2022, aumentarían las responsabilidades de la función de cumplimiento (72%), pues es sumamente importante que se fortalezcan estos programas en pro de una mayor confianza por parte de empleados y comunidades.

Estos resultados y lo que vemos en nuestro trabajo diario muestran que falta mucho por hacer al interior de las empresas. Es vital que las organizaciones, aparte de implementar programas de prevención, le hagan seguimiento y le inviertan más tiempo y recursos a sus programas.

Igualmente, en nuestro trabajo hemos evidenciado que un poco de atención adicional impacta los resultados, lo cual se refleja en las utilidades. Para 2022, es crucial que las empresas no solo busquen cumplir las expectativas normativas con los programas de cumplimiento, sino que también busquen proteger a sus organizaciones y a su entorno de las actividades ilícitas, para lo cual es necesario fomentar e implementar una cultura donde primen los valores antes de cualquier interés individual. 

*El autor es managing director y jefe de Oficina de Kroll en Colombia.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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