En su aniversario 34, Inter Rapidísimo dice estar lista para ser la primera empresa de Colombia en hacer entregas con drones. Su presidente, Norman Chaparro, cuenta cómo avanza este proceso y cómo logró convertir el peor año para la economía en el mejor año para su empresa.
E l mejor año en la historia de Inter Rapidísimo empezó con una crisis. En marzo de 2020 Norman Chaparro, presidente y fundador de la empresa, sentó a su familia y los preparó para la posibilidad de perderlo todo por culpa de la pandemia del Covid-19. “Cuando decretaron el aislamiento obligatorio nos dimos cuenta de que solo teníamos caja para respaldar siete meses de operación, por lo que si la situación seguía así no íbamos a sobrevivir”, recuerda en charla con Forbes.
Lo único que no arriesgaría sería la vieja bicicleta con la que hace 34 años empezó su negocio como mensajero en Villavicencio repartiendo suscripciones de periódicos y “haciendo mandados”.
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Pero un mes después la empresa tuvo su propio milagro. El presidente Iván Duque declaró los servicios postales como un servicio esencial y les otorgó permisos para seguir operando en medio del aislamiento; al tiempo, el comercio en línea tuvo un crecimiento sin precedentes, del 53%, según datos de Euromonitor. Esto los llevó a terminar el año siendo la primera empresa del mercado. Cifras del MinTIC detallan que Inter Rapidísimo obtuvo la mayor participación del sector al representar 25,13% del total de envíos realizados ese año.
De estar dispuestos a perderlo todo, pasaron a crecer como compañía un 78% en 2020 y a contratar más de 850 nuevos empleados, ampliando su nómina de más de 6.000 a casi 7.000 colaboradores en todo el país. Pero el camino para lograr esos resultados no fue fácil. “Crecer también es un problema cuando ocurre sorpresivamente y en tan poco tiempo”, explica Chaparro. “Tuvimos que tomar decisiones muy rápidas, abrir más bodegas y ampliar nuestra flota. Trabajamos tanto que no supe en qué momento se pasó el año”.
El reto era enorme si se tiene en cuenta que desde 2009 la compañía cubre los 1.103 municipios del país y cuenta con 3.250 puntos de atención fijos y otros 750 móviles. “Llegó un momento en el que tuve que irme a nuestra bodega principal y como en mis inicios de cotero ayudé a cargar y despachar envíos. Era impresionante verla tan llena, trabajar 12 horas despachando todo y volver al otro día para verla peor. Incluso recurrimos a una flota de carros particulares, de gente encerrada en su casa a la que le dimos el aval en plena pandemia para salir y hacer entregas porque no dábamos abasto”.

Con esa estrategia llegaron al 2021 con cifras positivas pero “llenos de nervios” porque con el fin de las restricciones por Covid podían disminuir la demanda de servicios postales y las compras en línea. “No sabíamos si lo del 2020 había sido una burbuja creada por la pandemia, pero nos dimos cuenta de que la empresa había dado un salto real. Logramos realizar 30 millones de envíos y crecimos 48% sobre el año anterior. Esto quiere decir, al menos para mí, que ahora es un hecho que las empresas de transporte tenemos un rol clave dentro del proceso del comercio digital”, detalla.
Con los ojos en el aire
El 2021 afianzó una visión que como empresa tenían hace años: que la solución para conectar a más personas y garantizar entregas en menor tiempo tiene forma de dron.
Los paros nacionales y el invierno afectaron la operación. “Para la gente en redes sociales pasamos de ser rapidísimos a ser ‘tortuguísimos’, ‘lentísimos’, ‘despasísimos’, mientras nosotros estábamos comiéndonos las uñas tratando de cumplirles cuando zonas como el sur del país estaban cerradas por completo”.
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Por eso, explica, apuestas como la suya cobran tanta importancia. “Como empresa va a ser imposible que lleguemos a ser perfectos, pero sí que seamos los que tengan menos errores. Eso buscamos. Somos un grupo de mensajeros a los que les gusta hacer mandados y queremos ser los mejores en eso”.
Actualmente la compañía adelanta pruebas, que reporta a la Aerocivil, para generar confianza y abrir de nuevo el debate del uso de los drones en el país. “Para nosotros esa es una herramienta muy poderosa, sobre todo en ciudades en donde el caos de movilidad se está saliendo de control. Queremos ser la primera empresa que tenga licencia para hacer entregas con drones y ayudar a que Colombia sea un referente latinoamericano en el tema”.
“No vemos el futuro pensando en quién será más grande, sino en quién hará las cosas mejor”.
Norman chaparro, presidente de inter rapidísimo.
Para este año la empresa planea invertir cerca de $30.000 millones en un proyecto que incluye tener 20 drones, algunos traídos de Alemania con capacidad para hacer más de una entrega. El plan piloto inicial no contempla la entrega de paquetes puerta a puerta sino punto a punto.
Mientras esto avanza, su promesa es seguir reduciendo los tiempos de entrega con estrategias que incluyen entregas nocturnas y en fines de semana. Además, dan importantes pasos en la digitalización apostando por eliminar el documento más importante de los envíos: la guía de entrega. Ahora, aunque sigue existiendo el documento físico, reportan el estatus de los envíos a través de mensajes de texto, llamadas y Whatsapp con el fin de que en poco tiempo documentos digitales reemplacen las bodegas en donde por ley almacenan los papeles físicos hasta por 7 años. “Cambiar la cultura no es fácil, pero seguimos en ese proceso”.
Tecnología y más tecnología
Entre risas y con una cercanía que podría compararse con contarle a sus amigos íntimos sus planes, Norman Chaparro cuenta que la empresa está haciendo un esfuerzo importante por invertir en tecnología y apoyar el emprendimiento.
En pandemia pusieron en marcha la plataforma digital ‘alcarrito.com’, una especie de centro comercial virtual en donde todos los emprendedores pueden exhibir sus productos y vender a todo el país usando la red logística de Inter Rapidísimo, con beneficios como el pago en casa.
Su plan de “ser el mejor mensajero del país” lo siente más cerca. Este 2022 espera abrir su primera sede en Miami, que también funcionaría como un casillero para que las personas puedan comprar en el exterior, recibir y pagar en casa. Para este proyecto, la compañía destinaría una inversión cercana a los $20.000 millones.
Como empresario, dice, la pandemia le enseñó que la zona de confort es para abandonarla, “cuando uno se sacude sabe de qué está hecho y en los momentos difíciles, aunque se pierda, siempre hay ganancia. No vemos el futuro pensando quién será más grande, sino quién hará las cosas mejor”.