La falta de empleo, que no solo genera frustración, también supone el desaprovechamiento del talento y explica, en parte, nuestros modestos crecimientos económicos.
Sí, empresarias y empresarios. Mientras leemos esta revista, un grupo de jóvenes prepara un nuevo paro estudiantil. Viene recargado y con más fuerza. La razón: les hemos fallado. No hemos resuelto los problemas estructurales que les impide acceder a empleos de calidad. Sé que alguno dirá que el paro es promovido por un exalcalde populista o un grupo ilegal, y aunque podrán tener interés en influir, la realidad subyacente no se puede negar: a los jóvenes les hemos fallado.
Desde la última asamblea de la ANDI distintos actores hemos venido trabajando en el principal problema de los jóvenes: la falta de empleo, que no solo genera frustración, también supone el desaprovechamiento del talento y explica, en parte, nuestros modestos crecimientos económicos. ¿Cómo se puede resolver el problema?
Primero: tenemos que meternos en las Universidades. Durante décadas la mayoría del contacto del empresariado con las universidades se ha limitado a los consejos directivos. Hay que desordenar esa dinámica: la única forma de cerrar la brecha entre la formación académica y las necesidades de las organizaciones es involucrándonos más. En vez de quejarnos de la falta de preparación de los egresados, es hora de tocar la puerta de rectores, profesores y representantes estudiantiles para crear cátedras, laboratorios, y nuevas pasantías. La ideología anti empresarial ha ido creciendo también porque hemos permitido que muchos jóvenes oigan solo una sola voz sobre el espíritu emprendedor.
Segundo: necesitamos un Sena del siglo XXI y eso significa que su estructura y gobierno deben emular las del Banco de la República: blindado de los caprichos del presidente de turno y con una junta independiente que nombre a su director. Eso liberaría su capacidad, en términos de recursos y capacidad de llegar a todo el territorio, de la intromisión por parte de politiqueros o desconocedores de la educación técnica.
Tercero: motivar al nuevo congreso y presidente a que se adelante un verdadero fondeo a la educación superior. Hoy la matrícula de educación superior ha caído y los recursos de fondeo no están alcanzando para todos los jóvenes entre 18 y 25 años. El ICETEX, por ejemplo, tiene una capacidad de otorgamiento de créditos a bajas tasas que no ha incrementado en años.
Empresarios y empresarias: es la hora de hacer cosas. Si no nos sacudimos, si no nos volcamos a resolver estos problemas, muy pronto los populistas se aprovecharán del descontento y lo capitalizarán (vaya ironía) para acabar con cualquier iniciativa privada. Movámonos.
*El autor es cofundador de Protalento.
**Twitter: @JuanDavidAristi
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