Valeria Palacios, una estudiante, cuenta en este espacio como columnista invitada por qué se cambió de la ingeniería industrial a la ingeniería de sistemas.

Hola, soy Valeria Palacios, soy ecuatoriana y esta es la historia sobre mi carrera universitaria hasta ahora. 

Por casualidades de la vida, leí un artículo que publicó en Forbes de Daniel Bilbao, éste que se llama ‘La carrera del futuro‘. Al final del artículo Bilbao más o menos garantizaba empleo. Lo primero que se me vino a la mente fue “Bueno si estudió Computer Science, y todo falla, por lo menos él prometió que me conseguiría un trabajo jajaja.” ¿Cómo podría alguien estar tan convencido de algo como para hacer semejante promesa?

En mi último año de colegio, no tenía idea qué estudiar, igual que todo el mundo. Sabía que me gustan las matemáticas, disfruto todo lo relacionado a los negocios y me veo dirigiendo uno el futuro. Ví a mi alrededor, y la mayoría de la gente que estaba dirigiendo empresas eran ingenieros de algún tipo. 

En ese entonces ni siquiera había considerado ni sabía lo que era Computer Science (el equivalente en Latinoamérica es ingeniería en sistemas.) Sólo escuchaba que cuando alguien mencionaba que iba a estudiar sistemas, todo mundo se sorprendía. Eso ya lo hacía mucho más intimidante y fácil de evitar.  

En el 2019 me mudé a Estados Unidos y empecé a estudiar ingeniería industrial en Georgia Tech. Si soy completamente honesta fue porque no sabía qué más estudiar y tenía que decidir algo. 

En mi universidad, así estudies administración, artes o ingeniero, tienes que llevar una clase de computer science obligatoriamente. (Esto debería ser mandatorio en todo lado, incluso desde el colegio). 

Mi única concepción al momento, era corta:  “Computer Science es difícil, significa pasar horas frente a un computador, y supuestamente no requiere colaboración con otras personas.”

Estaba MUY equivocada.

Al principio no se me daba nada fácil, pero con la práctica fui ganando intuición y los conceptos empezaron a hacer click en mi cabeza.  Nunca me había divertido tanto aprender y sentí genuinamente el deseo de ‘quiero entender y aprender.  Así, en mi primera de Python es cuando mi universo mental empezó a girar.  Tan loco como suena, la idea de estudiar Computer Science todavía no estaba en mi cabeza. 

El “aha-moment” llegó finalmente cuando hice una pasantía en un banco en Ecuador en la unidad de Análisis de Negocios. En ese entonces, por la pandemia, el banco estaba en un apuro de digitalizar todos los procesos, pero muchos de los programas que utilizaban eran súper súper lentos. 

Ahí fue cuando entendí que todo es tecnología, sea lo que quiera hacer, ahora todo se basa en software. Y aún más en Latinoamérica hay tantas oportunidades de digitalizar, automatizar y hacer procesos más eficientes. Yo me dije a mi misma, “Yo tengo que saber hacer software”

Ese mismo verano averigüé en mi universidad para cambiarme de carrera, y en menos de 2 semanas ya estaba tomando una clase de Computer Science e inscrita en esa carrera.

Mi presente como estudiante de computer science

No te puedes imaginar la liberación que sentí acerca de mi nuevo mundo de Computer Science. Caminos infinitos y crecimiento infinito. Pude ver claramente que mi única limitación sería detenerme.

Por ejemplo, desde chiquita una de las cosas que más me gustan es cocinar. Uno de los programas que hice en una de mis primeras clases era utilizando un API de recetas, podía poner el número de minutos disponibles que tenía para cocinar, la lista de ingredientes y el programa me daba una lista de recetas que podía usar. Recuerdo que mientras escribía código yo ya estaba pensando en construir una refrigeradora inteligente, que se sincronice con los ingredientes que tengo, su fecha de expiración y me sugiera recetas. 

Y así con cada cosa nueva que aprendo se vuelve un mundo de posibilidades de todo lo nuevo que puedo construir. Y al final eso es Computer Science, posibilidades. Te vuelves capaz de crear cosas de la nada, crear productos que no requieren proximidad física y con un alcance potencial ilimitado, lo más increíble es que construyes una vez pero tu idea es usada millones de veces.

El miedo y la duda de ¿esto es para mí? nunca se van. Ese bichito que te hace dudar siempre vuelve, sobre todo cuando es momento de aprender cosas nuevas. Pero siempre me recuerdo a mi misma “Si alguien más pudo, yo también. Y si nadie ha podido, voy a ser la primera en hacerlo.” Se trata de construir confianza. Ponerle tiempo para entender los conceptos y poco a poco te demuestras a ti misma que si puedes. 

Yo se que sin duda que si todo sobre programar se me diera tan fácil, en realidad no lo disfrutaría tanto. Lo disfruto tanto es porque con Computer Science tengo que trabajar duro y es un desafío para mí misma cada día y en cada momento para lograr el resultado que busco.

Este verano fui aceptada para una pasantía de ingeniería en software por 12 semanas en Microsoft en Estados Unidos. Sonrío cada vez que lo menciono, es una sonrisa pícara porque sé cuánto me esforcé para lograrlo y la emoción es indescriptible. Si me preguntas donde me veo en un par de años. En realidad no tengo idea. Pero la única forma de averiguarlo será intentando cosas nuevas: startups, mundo corporativo, o como freelancer. Solo sé qué me gustaría trabajar unos días del año desde la playa y otros desde la montaña. 

No estoy segura de poder hacerte la misma promesa que Daniel sobre tu futuro laboral, pero puedo hacerte una promesa que nazca desde dentro, aprender Computer Science es como tener un súper poder. Si te gustan los carros, el arte, los deportes o la medicina, Computer Science es una habilidad que te permite hacer cualquier idea una realidad, y ese es el verdadero camino hacia la libertad. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes.