El coach financiero colombiano, Juan Diego Gómez, destacó que la ventaja de los ricos sobre los pobres es la información y la voluntad de invertir.
“Hay gente rica, y gente con habitos de pobre”. Así empieza la charla de Forbes Colombia con Juan Diego Gómez, coach financiero y conferencista internacional, quien además plantea una teoría clave para entender la pobreza, que describe como “una suma de horas mal utilizadas”.
Gómez lanza hoy en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo) su libro ‘De cero a rico’, que marca la onceava publicación de su carrera literaria y su sexta colaboración con la Editorial Planeta. A su vez, busca contribuir a esa necesidad que que está haciendo falta de “educar más a la población en términos financieros”.
“El plus de este libro es mostrarle a las personas que las dificultades, llámense una quiebra, una enfermedad, un despido o una pandemia, son oportunidades disfrazadas que nos envía la vida para ver de qué estamos hechos. Yo en el libro muestro cómo es posible progresar, financieramente, partiendo de condiciones adversas”, aseguró.
Lo cierto es que Gómez habla con conocimiento de causa, pues es el primer youtuber en educación financiera con botón de oro en América Latina. En este momento, tras 13 años de abrir su canal de Youtube, cuenta con 700 videos y 1,25 millones de suscriptores repartidos entre EE.UU., México, Argentina, Perú, Costa Rica, Ecuador, República Dominicana, Bolivia, Guatemala, Panamá, Chile, Brasil y Colombia.
Unido a ello, su experiencia personal también le da validez a sus argumentos, y es que en 1999 tuvo la fortuna, como él lo describe, de ser despedido de un empleo que no disfrutaba. “Gracias a Dios eso pasó, pero pregúntale a la gente qué opina si la despiden de su empleo: oyen eso con voz de terror (…) Yo me convencí de que son esas dificultades las que nos vuelven más fuertes, más sabios y más resistentes. Es ahí donde se cocinan las fortunas”, añadió.
¿Qué tan complejo es enriquecerse?
Para responder esa pregunta hay que partir de una cifra clave, y es que 77,8% de las personas en Colombia aseguran no poder ahorrar, de acuerdo con estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Para Gómez, ese es “el reflejo de lo que uno ve en la práctica”.
Para el experto, la gente no solo ignora sus posibilidades de ahorrar, sino que tampoco tiene la mentalidad para hacerlo, y es que no es un tema solo de ingresos, pues aquellos que dicen no tener capacidad de ahorro carecen de educación financiera en su gran mayoría.
“Es por eso que depositan los pocos recursos que tienen en una cuenta de ahorros en un banco para ganarse un miserable 1%, mientras que la inflación gravita alrededor del 8%”, sostuvo Gómez.
Otro aspecto que dificulta adquirir capital es que, mientras los pobres aman el entretenimiento, los ricos aman la educación. Para el analista, dicho panorama es algo que se puede ver en el día a día.
“¿Quiénes son los que más loterías compran? ¿Quiénes son los que más se emborrachan? ¿Quiénes son los adictos a los conciertos, que incluso disfrutan con dinero prestado? ¿Quiénes son los que menos leen? Los pobres, mismo que al final de mes dicen que el dinero no alcanza. Yo les pregunto: ¿pero que esperabas? Solamente te estás comiendo lo que has cocinado”, apuntó.
De ahí que Gómez tenga claro que el problema no radica en la falta de plata, sino en los hábitos que las personas tengan para conseguirla.
¿Cómo revertir el panorama?
La pregunta adquiere relevancia en medio de una de las situaciones económicas más complejas que vive el mundo gracias a una presión inflacionaria que, en el caso colombiano, llevó al indicador a registrar un 8,53% anual con corte a marzo. A pesar de ello, el experto está convencido de que al rico no le importa este número, y es porque sabe que se puede ganar más del 20% con inversiones desde US$50 dólares, tanto en físico como por internet.
Hay que tener en cuenta que la inflación golpea principalmente a los pobres porque una de las cosas que más está subiendo de precio son los alimentos, el rubro que más pesa dentro de la canasta familiar para un extracto medio bajo. Además de ello, hay un segundo factor, y es que los pobres suelen no invertir, sino desencartarse de la plata.
“Hay una diferencia grande entre invertir y ahorrar, entonces cuando ese pobre tiene unos pocos recursos y los ponen en una cuenta de ahorros, mientras que paralelamente le cobran el 20% en su tarjeta débito, esa persona se hace más pobre todos los días”, explicó.
Por el contrario, el rico está más informado sobre las oportunidades que puede obtener del mercado financiero, por lo que sabe cómo protegerse contra la inflación y hacer negocios en variedad de activos, incluyendo criptomonedas y stablecoins, con tasas superiores al 20% anual.
‘Las criptomonedas llegaron para quedarse’
Sobre el mercado cripto, Gómez señaló que su auge se explica con un ejemplo sencillo: Estados Unidos no ha hecho sino imprimir dinero recientemente, y si uno se pone a mirar qué compra un dólar hoy frente a lo que compraba a mediados del siglo pasado, la capacidad de compra de ese dólar se ha deteriorado cerca de 93%.
De ahí que no dude en asegurar que las criptomonedas llegaron para quedarse, sobre todo al representar una democratización de las posibilidades financieras. De ahí que haga hincapié en “algo fantástico” que tienen, y es que no obligan a la gente a salir de su país por una condición adversa.
“Son fácilmente portables y las puedes negociar en cualquier parte del mundo, diferente a lo que haces tú con un terreno, un lote, un apartamento o un carro, que no te los puedes llevar a cuestas (…) Esa ventaja de poderme desplazar por todo el mundo, desde que tenga una conexión a Internet con dinero a cuestas, sí que es potente”, recalcó.
A esas posibilidades hay que sumar el hecho de que siete de cada 10 personas en Latinoamérica no están bancarizadas, según datos de la fintech BPC Banking Technologies. Esto ha ayudado a que el apetito por las criptomonedas aumente, sobre todo al ser una alternativa fuerte frente a la inflación.
No obstante, más allá de los consejos previamente mencionados por Gómez a lo largo de la entrevista, decidió guardar el mejor para el final: invierte en uno mismo, al ser un activo que se conoce a fondo y que siempre está presente.
“Nada mejor que invertir en nuestro propósito de vida y en aquello para lo que venimos al mundo. Si me preguntas por una inversión rentable en mi vida, yo te diría dos: ser buen lector e invertir en tu propósito de vida. Eso sí que es rentable”, concluyó.