Sobreviviente de la burbuja de las 'punto com' a inicio de siglo, el colombiano Alberto Pardo es un consagrado emprendedor. Con una tecnología propia de publicidad móvil, su firma Adsmovil opera en 13 países de América y Europa. Crónica de un éxito.

Pocas personas pueden contar con certeza la historia de los negocios digitales en América Latina como lo hace “Banano”. Así llaman al colombiano Alberto Pardo quienes lo conocen, un apodo que lo acompaña desde niño por el color rubio de su cabello.

Un computador Apple 2+ que le regalaron sus padres a inicios de los 80 fue el bocado que motivó su ida durante unas vacaciones a un curso de programación en los Estados Unidos sobre lenguajes que ya no existen. Pero el tema le quedó sonando tanto que luego de hacerse ingeniero industrial y trabajar en áreas de marketing de grandes compañías, aceptó la propuesta de un excompañero de renunciar para ser parte del equipo que construyó DeRemate.com, un sitio web de subastas en línea.

Era una decisión completamente extraña en 1998, cuando el comercio electrónico estaba lejos de ser el trabajo soñado. “No había banca en línea ni inversionistas cercanos que le apostaran a este tipo de negocios”, recuerda Pardo. “Todos éramos jóvenes, nos tocó convencer a inversionistas en los Estados Unidos y nos pegamos a la burbuja de las ‘punto com’”.

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Pero sobrevivieron a la burbuja de comienzos del milenio porque llegaron a operar en 8 países con el respaldo de inversionistas estadounidenses y porque fueron adquiridos por Mercado Libre, que ahora es la mayor compañía tecnológica de la región.

Salido de ahí, montó en Argentina una agencia que vendía la publicidad en Google pero terminó siendo irrelevante cuando Google empezó a montar oficinas en esta zona del mundo. Para la época no había todavía muchos teléfonos inteligentes, pero Pardo sospechaba que ahí estaba el futuro. “Yo decía: todos van a necesitar tener una versión móvil”, anota Pardo. Por ello desarrolló con su equipo una plataforma con un sistema que paso a paso ayudaba a crear un sitio móvil con los contenidos de un sitio de escritorio para vender la publicidad móvil.

En su primer año haciendo esto, el 2011, vendió US$811.000 en publicidad móvil, una cifra astronómica para el momento, impulsada por clientes en México, que fue el primer país que tuvo iPhone. “Si no es por el iPhone esto no se desarrolla”, expresa Pardo. “Masificaron el concepto de las aplicaciones móviles: todo el mundo quería tener una. Fue la dinámica que entendió Android para tomar fuerza en Europa y América Latina”.

Hoy su compañía Adsmovil, de la que es CEO, tiene éxito en mercados como Estados Unidos, México y Brasil. Con sede principal en Bogotá, tiene oficinas en 13 países, incluyendo las nuevas en España, Portugal y Francia. Aunque se apalancó en 2012 de una inversión inicial de US$3,8 millones del Grupo Cisneros, en 2018 pudo recomprarles las acciones y escalar el negocio con recursos propios.

“Eso era remando, íbamos en contra de la corriente explicando por qué se tenía que meter plata en los celulares. En esto ayudó que a América Latina llegó rápidamente la alta penetración de teléfonos inteligentes”, dice Pardo. “Por todo lo que he vivido, yo tengo una visión diferente sobre los negocios digitales en la que priorizó la rentabilidad sobre el crecimiento y nosotros somos rentables desde 2016”.

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La columna vertebral del negocio es una plataforma de geolocalización de audiencias de videojuegos, que con ciencia de datos detalla datos demográficos y geográficos de los usuarios. A través de compañías de telecomunicaciones, detectan datos generales de los movimientos de 180 millones de celulares, 15 millones de ellos en Colombia y marcan sitios como bares, de acuerdo con las coordenadas, para hacer campañas segmentadas en los alrededores.

En Colombia se integraron al censo, que son datos abiertos, para entender el consumo en las distintas zonas de las ciudades. Así se conectan a todo el circuito de aplicaciones móviles gratuitas, que son más de 22 millones y que viven de la publicidad. Es decir, Adsmovil pone la publicidad que sale en múltiples formatos en los videojuegos gratuitos, por ejemplo.

Ahí pelea con gigantes como Google y Facebook, pero Pardo explica que la industria de la publicidad es tan gigante, que existen oportunidades para todos los jugadores. Sin embargo, algo que le puede afectar son las cada vez más estrictas restricciones de publicidad que está tomando Apple para los usuarios de iPhone.

“Es un tema que va a afectar a todos. Afortunadamente el 90% de los celulares en América Latina no son sistema operativo de Apple y este es un negocio que se duplica todos los años”.

De otro lado, han desarrollado una vertical de retail media que consiste en crear negocios publicitarios dentro de plataformas de comercio electrónico, tendencia que se ha visto crecer con éxito en compañías como Amazon y Mercado Libre, a través de Mercado Ads.

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“Hay varias compañías interesadas en aplicarlo”, sostiene Pardo. AdsMovil está detrás de Rappi Amplify, el canal de la publicidad que aparece dentro de la plataforma de Rappi y está trabajando con otras plataformas de comercio electrónico para crear sus propios brazos publicitarios.

“Con 5G todo esto va a cambiar”, afirma Pardo. “Lo que veo en Estados Unidos es brutal, porque son redes 40 veces más rápidas por lo que se va a aumentar el consumo de contenido en video, todos vamos a tener más espacio en la nube y los juegos van a evolucionar dramáticamente”.

Según cuenta, algo que 5G va a corregir para las tiendas de comercio electrónico, es la disponibilidad de inventario en tiempo real, porque todo estará conectado. Operar en mercados donde esto ya está sucediendo, le da a Adsmovil un espejo para saber lo que viene para los otros.

“Habrá una explosión de pantallas. En el carro, en el horno microondas, en todos lados. Son nuevos momentos de contacto con los usuarios, se crearán un sinnúmero de oportunidades”, asegura Pardo.

Con todo este recorrido Alberto Pardo ha sido inversionista ángel en al menos 25 compañías. La mitad de ellas están en Colombia y otras están en los países nórdicos, en Brasil y en Argentina. Algo que enseña es cómo aterrizar en nuevos mercados.
“Hay que entender que los mercados funcionan de una manera diferente”, concreta. “Tenemos que volvernos más receptivos de la cultura de cada país”.

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