Como pasa cada vez que un país está a punto de elegir un presidente, los mercados están muy atentos por lo que ese nuevo mandatario puede llegar a reformar. Forbes consultó las principales calificadoras sobre el panorama político y económico que ven con los candidatos que más están sonando. la solidez de las instituciones sería la clave.

Colombia está a pocas semanas de su primera vuelta presidencial y el nombre de la próxima persona que llegue a la Casa de Nariño los tiene inquietos a todos, incluyendo a los mercados. En ese escenario, las calificadoras de riesgo, que le miden la temperatura al ambiente económico y político para definir el rumbo de inversión en el país, son clave. Por eso la pregunta del millón es: ¿qué tan atractivo es el país en cualquiera de los escenarios políticos que se avecinan?

Para averiguarlo, Forbes consultó con tres de las calificadoras más representativas que definen qué tan riesgoso o no es invertir en Colombia, en medio de un escenario político que está dirigiendo los ojos del mundo en Latinoamérica.

Primero hay que recordar que en 2021 Colombia tuvo uno de sus más largos estallidos sociales, que dejó dos meses de manifestaciones y bloqueos que buscaban frenar la reforma tributaria que en ese momento fue impulsada por el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, que hoy es codirector del Banco de la República. 

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Eso dejó como consecuencia que se tuviera que tumbar el proyecto de ley que ya se había radicado ante el Congreso para formular y presentar otro, esta vez liderado por el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo.

Pese a los esfuerzos titánicos para dar un mensaje de tranquilidad que hicieron varios actores de la sociedad como las empresas, el Gobierno e incluso la academia, esa inestabilidad política y social no le cayó bien a dos de las cuatro calificadoras que revisan el comportamiento de Colombia.

Por eso, en mayo del 2021 Standard & Poor’s Global decidió bajarle el grado de inversión a la calificación soberana de largo plazo de Colombia de BBB- a BB+, con perspectiva estable. La decisión en su momento se dio en “un contexto de elevadas presiones de gasto, que se ha traducido en una probabilidad significativamente menor de que Colombia mejore su posición fiscal luego de un deterioro reciente y marcado”, como dijo la calificadora en su momento. 

A la decisión de S&P Global se sumó la de Fitch, que un par de meses después también le bajó el grado de calificación a Colombia de BBB- a BB+ con perspectiva estable, parecido a lo que revisó en su momento la otra calificadora. 

Los argumentos de las dos  calificadoras en ese entonces era que la situación fiscal del país era preocupante y si no había un camino claro sobre el rumbo que iba a tomar el país, estas firmas seguirían con esa calificación negativa para Colombia.

De hecho, uno de los argumentos de Fitch en su momento es que era necesario lograr una mayor cohesión social que permita impulsar reformas que contribuyan a mejorar la posición fiscal estructural de Colombia y el crecimiento de mediano plazo. 

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En medio de la preocupación que generó que dos calificadoras de riesgo importantes para Colombia decidieran bajarle el grado de inversión al país, sorprendió la noticia de que Moody’s le mantenía la nota soberana a la nación. Eso sí, se llamó la atención sobre las cuentas fiscales y la urgencia de definir cambios en el país. 

Con esas posiciones como contexto, las elecciones entraron también a ser un factor que determina el entorno inversionista en Colombia, como lo manifestaron en varios de sus informes cada una de las firmas. 

El panorama electoral 

Forbes conversó con Renzo Merino, vicepresidente y Senior Analyst de Moody’s Investors, quien planteó que si bien la firma ha hecho un análisis de los posibles escenarios políticos que tendría Colombia, los mercados no se ven tan nerviosos con cualquier presidente que quede electo porque “confían en la solidez de las instituciones colombianas”. 

“Moody’s considera que un escenario base mantendría estas políticas macroeconómicas prudentes. En el caso de Colombia observamos que hay un contrapeso en los diferentes niveles del Estado como en el legislativo y las cortes. En el caso del Congreso vemos que está fragmentado, pero ningún partido tiene mayoría. Eso nos indica que si se impulsan medidas más drásticas, la composición del Congreso reduce la probabilidad de que las cambien sustancialmente”, dijo Merino. 

En ese punto, lo que señala el analista es que “el factor institucional es importante y es un soporte al perfil crediticio, sino también con la perspectiva estable para Colombia”. Incluso, destaca el rol del Comité Autónomo de la Regla Fiscal, que ha sido crucial para apoyar al Gobierno con medidas que puedan reducir el déficit fiscal y la deuda pública. 

Aún en medio de la incertidumbre que traen las elecciones presidenciales, Merino hace énfasis en que los números de las cuentas nacionales muestran una perspectiva más positiva que negativa en el país. Tanto así que recientemente elevaron su proyección de crecimiento de la economía colombiana este año de 4,5% a 5,4%. 

Según explica el analista de Moody’s, esos diagnósticos se hacen incluso teniendo en cuenta la desaceleración que normalmente tiene la inversión en época electoral.

Por eso es que, aunque queden Federico Gutiérrez o Gustavo Petro, que son los candidatos que lideran en este momento las encuestas, Merino insiste en que el escenario base para Colombia concibe cualquiera de las dos administraciones y es positivo. 

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Forbes también conversó con Richard Francis, analista para América Latina de Fitch Ratings, quien apuntó que la perspectiva estable refleja “nuestra expectativa de que el crecimiento económico sostenido durante los próximos dos o tres años ayudará a reducir gradualmente los déficits fiscales de Colombia y estabilizar la deuda neta de las administraciones públicas justo por encima del 60% del PIB. Además esperamos que el endurecimiento gradual de la política monetaria ayude a contener la inflación”, explicó. 

Los escenarios

Tanto S&P Global, Fitch y Moody’s coinciden en que la buena foto de la economía colombiana es un motor para aliviar las cuentas nacionales y fiscales, por lo que cualquier escenario político no debería modificar el rumbo de esa recuperación económica. 

De hecho, Francis explicó que “podríamos mejorar la calificación de Colombia durante los próximos 18-24 meses si el crecimiento económico es consistente y significativamente más rápido de lo esperado, junto con medidas fiscales estructurales”. 

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Ahora bien, ante la posibilidad de que llegue a la presidencia Gustavo Petro, candidato por el Pacto Histórico que ha encendido el debate por sus propuestas económicas, tanto Francis como Merino insisten en que la solidez de las instituciones puede evitar cualquier cambio que no le convenga al país. 

“Como en cualquier elección, existen riesgos de cambios en la política macroeconómica de la nueva administración. En el caso de Colombia, creemos que los controles y equilibrios institucionales son relativamente fuertes con un Congreso, un poder judicial y un banco central independientes. Además, el Congreso sigue fragmentado entre varios partidos políticos y ningún partido tiene más del 20% de los votos en ninguna de las dos cámaras. Creemos que el nuevo gobierno tendrá que negociar y comprometerse para aprobar la legislación. Por otra parte, existe un amplio consenso en torno a políticas fiscales y monetarias prudentes, según parece, por parte de todos los principales candidatos a la presidencia”, dice. 

¿Hay riesgos?

Aunque las calificadoras sean optimistas por lo que se viene para la economía colombiana, los riesgos también permanecen, sobre todo si significan unos cambios en las reglas del juego. 

Por ejemplo, Francis plantea que, aunque Gustavo Petro puede ganar la presidencia, cree que “seguirá siendo pragmático en la formulación de la política fiscal y monetaria”. 

Aun así, los riesgos que permanecen se derivan de las intervenciones sectoriales en la economía, como su propuesta de poner fin a la exploración de petróleo y gas mientras transforma el sector energético de Colombia hacia fuentes renovables. “Dada la fuerte dependencia de Colombia del petróleo y el carbón (más del 50% de las exportaciones), esto podría resultar problemático. Ha prometido aumentar el gasto social y las pensiones, lo que supondría un aumento de los impuestos.  A los inversores, en general, no les gustan las incertidumbres políticas y pueden optar por esperar y ver antes de invertir en grandes proyectos”, dice el analista de Fitch. 

Por su parte, Merino no se refirió directamente a ninguna campaña, pero sí afirmó que un nuevo presidente debe tramitar las reformas necesarias para solucionar el hueco fiscal que tiene Colombia y que persiste pese a los esfuerzos de la tributaria del 2021 y el alivio que tuvo el déficit fiscal el año pasado por el crecimiento económico.  

Por su parte, S&P Global agregó también en un informe sobre Colombia que una mejora o empeoramiento de su calificación dependerá de las políticas que impulsen el crecimiento económico y mantener la cohesión social. 

Lo cierto es que, si bien los ánimos están crispados a favor o en contra de cualquier candidato en época electoral, las calificadoras todavía ven con buenos ojos a Colombia y ven algo de esperanza en su crecimiento, por lo que un cambio de Gobierno no debería cambiar el rumbo de ese optimismo. 

#NuestraRevista Este es un artículo publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de mayo.  Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese a https://forbesdigital.publica.la/library para suscribirse.

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