Colombia es una economía que ha apostado por abrirse al exterior. Una apertura que parte por reforzar las relaciones comerciales existentes.

Hace unos meses, en esta misma columna escribíamos sobre la apuesta que estaba realizando Colombia en lo relativo a comercio exterior y apertura comercial. En una columna como la que hoy nos ocupa, resaltaba cómo Colombia, una economía que tradicionalmente se ha considerado proteccionista, había comenzado a abrirse al exterior, en tanto en cuanto se incrementaba su participación en los mercados internacionales y la presencial del comercio en su PIB ganaba notoriedad. 

Sin embargo, de la misma manera, señalábamos que, pese a esa fuerte apuesta, el comercio exterior sigue sin impulsarse al nivel que lo ha hecho en otras economías como podría ser la economía mexicana. En otras palabras, el comercio exterior en el PIB colombiano en 1960 tenía un peso del 30%. Hoy, en 2022, este roza el 40%. Así, estamos hablando de crecimiento, pero no del crecimiento que ha tenido en economías como la citada, la mexicana, donde el peso del comercio se ha incrementado desde el 30%, en 1994, hasta el 78% en 2021.

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Analizando la estrategia colombiana, lo que veíamos era una relación de acuerdos comerciales poco potenciados en los que Colombia presentaba una escasa participación. Además, la estrategia futura suscitaba la suscripción de nuevos acuerdos que pretendían abrir el abanico de socios del país colombiano. Una estrategia acertada, pues se precisan socios y tratados para comerciar y apostar por el sector exterior, pero poco precisa a la hora de definir y materializar unos tratados que, a la hora de la verdad y como muestran los datos, poco han ofrecido.

En otras palabras, lo que trato de decir es que Colombia, como dije en la columna que titulé bajo el nombre “¿Cantidad o calidad?: Colombia debe apostar por reforzar sus relaciones comerciales, no generar nuevas”, es que el país debe apostar por reforzar unas relaciones comerciales que, en el presente, no están tan explotadas como se debiera, en lugar de seguir ampliando ese abanico de socios en tanto en cuanto pasan los años y el comercio sigue sin incrementar su presencia en la economía. Podríamos resumirlo diciendo que la estrategia adoptada debiera ser la calidad frente a la cantidad.

Y esta parece que era la estrategia que más gustaba al presidente Duque. En un comunicado en el que hacía alusión a las relaciones comerciales, la presidencia resaltaba esa necesidad de apostar por los tratados vigentes y por incrementar el flujo de estos, en lugar de centrarse en la búsqueda de nuevos socios. Para Duque y, en mi opinión, había que priorizar, y es más inteligente, esos acuerdos poco explotados frente a potenciales acuerdos que acaban ahogándose en una burocracia que impide la puesta en marcha en el corto plazo.

Como ejemplo, podríamos apoyarnos en el ejemplo de México, y en la relación con los Estados Unidos. Hoy, el país supedita cerca del 80% de su PIB al sector exterior y, en esencia, la relación comercial ha convertido al país azteca en el principal socio de la primera economía del mundo.

Y en esta línea, hemos de decir que Colombia ha iniciado sus movimientos en este ámbito, acercándose en esta ocasión a la economía europea y, más concretamente, a la española. En un roadshow para inversores celebrado en Madrid, Colombia y España, a través del ministro español de Relaciones Exteriores, José Manuel Álbares, y la vicepresidenta y canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez, han anunciado la creación de un Comisionado de Alto Nivel para, en primer lugar, fortalecer las relaciones comerciales y económicas entre estos dos países y, en última instancia, para incrementar el volumen de mercancías y servicios que estos países intercambian a lo largo del año.

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Aprovechando el buen comportamiento de la economía colombiana, así como las buenas perspectivas que se presentan en el horizonte, Colombia ha comenzado a trabajar sus relaciones con países con los que mantiene relaciones con el fin de mejorar dichas relaciones y, como decíamos, fortalecerlas. Y la intención es esa, pues la vicepresidenta ya ha anunciado una primera reunión para comenzar a tratar temas en el mes de mayo en la capital del país colombiano, Bogotá. Una reunión de la que, dicho sea de paso, se esperan nuevas iniciativas para los próximos meses.

Pese a esto, Colombia se enfrenta a unos comicios en los próximos meses, y los tratados comerciales es un asunto que mantiene divididos a los distintos candidatos políticos. La incertidumbre, en otras palabras, impide ver qué ocurrirá con estos tratados dependiendo quien gane en las urnas en los comicios del presente año. Sin embargo, hay que decir que, en esta línea, Colombia va en la línea adecuada en lo que a esta apuesta por el sector exterior se refiere.

Y la relación con España y, de paso, con Europa es un paso estratégico, a mi juicio, clave en un escenario en el que los expertos hablan de relocalización y, por ende, de oportunidades.

Por: Francisco Coll Morales*
*El autor es economista, Redactor jefe y jefe de análisis de Economipedia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.