Con la celebración de su 'Jubileo de Platino', que comienza hoy, la Reina Isabel celebra el mandato más longevo de la historia del Reino Unido con un rol clave en varios eventos clave de la historia mundial.

El 2 de junio de 1953, Isabel Alejandra María Windsor fue oficialmente coronada como la soberana del Reino Unido y los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones, a pesar de haber iniciado labores el 6 de febrero de 1952, poco más de un año antes. De ahí que 2022 sea considerado como el año de su ‘Jubileo de Platino’.

Para conmemorar este momento, el Reino Unido y el conjunto de reinos de la Mancomunidad celebraron los ‘Jubilee Days’ entre el 2 y el 6 de junio, como tributo a la monarca más longeva en la historia y aquella que, sin duda alguna, cambió al pueblo británico para siempre tras 70 años de gobierno.

“La Reina ha sido una especie de ancla para el pueblo británico. Hay que pensar que tenía 19 años cuando acabó la II Guerra Mundial, por lo que vivió el conflicto de manera muy intensa. El hecho de haber sido superviviente (…) unió al pueblo británico durante las décadas siguientes“, explicó a Forbes el doctor en Periodismo y Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra, Christopher Tulloch.

En este punto concuerda el embajador británico en Colombia, Colin Martin-Reynolds, quien comentó a Forbes que “se han visto numerosos cambios sociales en el mundo durante su reinado, tiempo en el cual ha fungido como un ancla de continuidad y estabilidad. Sin dudas, su presencia e influencia transciende más allá de la política y la geografía”.

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En línea con lo anterior, el analista internacional de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, sostuvo que el Reino Unido ha tenido por lo menos tres cambios relevantes que coinciden con su reinado, y el primero de ellos apunta a la posguerra, periodo que puede considerarse como “los años dorados” de su reinado.

“Fueron años de expansión económica por la reconstrucción de Europa, que llegaron acompañados de optimismo por la superación del conflicto bélico y del triunfo de la democracia sobre el nazismo”, añadió el experto.

Dicha expansión se dio principalmente por la caída de los precios de alimentos y materias primas, de los cuales el Reino Unido era importador neto, así como por la posesión de un imperio ultramarino que le otorgaba un nivel importante de autonomía en el comercio internacional.

Al mismo tiempo, la economía británica mantuvo un alto nivel de presencia del sector público, llegando incluso a representar entre el 35% y el 40% del PIB entre 1950 y 1970, momento en que empezó a estancarse. Lo curioso es que dicho impasse ocurrió cuando otro actor vivía su momento de gloria.

Relación con la Unión Europa

Para Jaramillo, los otros dos cambios importantes del Reino Unido bajo el mandato de Isabel II tuvieron que ver con la relación que la nación ha mantenido con la Unión Europea (UE) durante los últimos 50 años.

Lo cierto es que este vínculo mutó desde un periodo de europeísmo e integración, especialmente cuando el Reino Unido toma la decisión de entrar en la UE hacia 1973, hasta convertirse en una nación extraliberal, euroescéptica y apartada del bloque comunitario.

El primer escenario llegó como resultado del estancamiento económico británico, que coincidió con el boom financiero de la Comunidad Económica Europea (CEE), que más tarde se convertiría en la UE como la conocemos hoy en día. La unión fue tan fructifera que la misma Margaret Thatcher estuvo de acuerdo con ella en sus inicios, antes de convertirse en primera ministra.

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No obstante, las cosas cambiaron hacia la década de los 80 con el liberalismo de Margaret Thatcher. Esto puede explicarse con hechos como su no adhesión al Acuerdo de Schengen en 1985, pensado para suprimir los controles fronterizos. Además, el Reino Unido tampoco se unió en 1988 a la Unión Económica y Monetaria (UEM), mecanismo por el que la mayoría del bloque adoptó el euro como moneda.

De hecho, la mandataria pronunció en ese mismo año un polémico discurso desde la ciudad de Brujas (Bélgica), en el que advirtió sobre una supuesta intención de Europa de eliminar la soberanía nacional de sus miembros y concentrar el poder en sus instituciones.

Desde ese entonces, se pensó que el Reino Unido tenía “un pie dentro y otro fuera” de la Unión Europea, pues las palabras de Thatcher transformaron el debate sobre el bloque comuntario en el Reino Unido. Esta hipótesis se confirmó con la concreción del Brexit el 31 de enero de 2020, casi cuatro años después del referendo de 2016.

Impacto de su figura

Para Tulloch, la frase española “las cosas del palacio van despacio” es absolutamente cierta en el caso de la casa real británica. Poco a poco, Isabel II ha hecho que una institución que estaba muy alejada del pueblo, como cuando subió al trono en los 50, se haya acercado poco a poco a los ciudadanos.

Un ejemplo de esto fue la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando celebró su ‘Jubileo de Diamante’ al cumplir 60 años de reinado. Para entonces, salió junto a Daniel Craig, quien interpretaba el papel de James Bond, en el cortometraje inaugural del certamen, titulado ‘Happy and Glorious’, donde el agente británico oficiaba como su guardaespaldas camino al evento.

“Estas pequeñas aperturas de la casa, así como su obsesión con seguir con su agenda pública han hecho que la reina marque una diferencia al acercar la casa de Windsor lo más que ha podido”, señaló Tulloch.

Esto ha marcado una diferencia importante con varios de sus hijos, específicamente Carlos, Ana y Andrés, cuyos matrimonios estallaron en 1992, año que la monarca calificó como “annus horribilis”, pues coincidió con el incendio del castillo de Windsor el 20 de noviembre de aquel año.

Si bien no hubo ningún muerto en el siniestro, el evento representó la “peor catástrofe artística del siglo”, según declaró en su momento el ex director del museo londinense Victoria and Albert, Roy Strong.

No obstante, enfrentó una crisis peor en 1997 con la muerte de la princesa Diana de Gales, ya divorciada de Carlos, evento que estuvo a punto de romper el afecto de los británicos por la reina, que un primer momento apareció fría y distante ante el fallecimiento de su nuera, que siempre contó con el afecto del pueblo.

A pesar de ello, Isabel II y su marido, Felipe de Edimburgo, consiguieron hacer aguantar la casa real entre tanta desgracia. De ahí que el fallecimiento del duque, que coincidió con los momentos más complejos de la pandemia de Covid-19, llegara a ser una foto icónica de lo que era el sufrimiento de mucha gente, sobre todo tras su imagen solitaria en el funeral de su marido.

El futuro

“Tengo mucho interés por saber cómo quedará la casa real después de la muerte de Isabel II. Ahora mismo tiene 96 años, entonces está la duda de si el príncipe Carlos asumirá y si tendrá el efecto que tenía su madre en el pueblo. Yo lo dudo“, mencionó Tulloch.

Eso puede analizarse de la misma manera que se ve en España, donde la monarquía ha entrado en crisis a pesar de que, algunos años antes, la población se dividía en cómo la gente decía “no soy monárquico pero soy Juancarlista“. “Estos últimos han desaparecido por razones obvias, y el actual reinado de Felipe VI no ha tenido la fuerza que tenía su padre. Puede que haya un fenómeno similar en el UK”, dijo.

Por su parte, Martin-Reynolds apuntó que no solamente debemos dedicarnos a mirar hacia el pasado, repasando las últimas siete décadas, sino que también es importante enfocarnos en el futuro y “cómo podemos todos ser contagiados por el inquebrantable compromiso de la Reina Isabel”.

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El embajador tampoco ocultó su alegra ver al mundo uniéndose para conmemorar el Platinum Jubilee de la Reina Isabel II. Esto demuestra “el impacto que ha tenido Su Majestad durante sus 70 años en el trono británico”.

“Son varios años en los que La Reina Isabel ha estado al servicio de las personas del Reino Unido y la Mancomunidad. Esto la ha hecho merecedora de un gran respeto de muchas generaciones que se han beneficiado y han sido testigos de su sabiduría y gobernanza”, afirmó.

Asimismo, sostuvo que el papel de Su Majestad también ha sido fundamental para la diplomacia británica. A través de más de 260 visitas oficiales internacionales y habiendo recibido muchas más en el Reino Unido, ha fortalecido las relaciones con diferentes Naciones y ha fomentado nuevas conexiones con el resto del mundo.

No cabe duda que los británicos se han mantenido unidos por un orgullo compartido en todo lo que aportó Isabel II durante su reinado, inspirado en aportar en la construcción de un futuro prometedor para el país. Si bien hay dudas sobre cómo continuará su legado, este será imposible de borrar. ¡God save the queen!

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