Desde 2019 hemos pasado por: guerra comercial entre China y EE. UU., pandemia del Covid-19, guerra Rusia y Ucrania y ahora inflación. Ahora se habla de una recesión económica global en menos de un año. ¿Pasará?
Los últimos años han sido profundamente movidos en términos económicos, sociales y geopolíticos, así que el análisis ha sido todo menos rutinario. A final del 2019 se hablaba de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. El 2020 empezó con los escenarios por los resultados de la elección entre Biden y Trump y rápidamente llegó el covid-19. De la vacunación pasamos a la reactivación económica, a la invasión de Rusia en Ucrania y al temor sobre la inflación. Ahora empezamos a pensar en la recesión económica global que vendría en menos de un año. ¿Cómo es el asunto?
La previsión de una recesión económica mundial ha empezado a rondar con fuerza, especialmente en el último mes. A finales de abril se supo que la economía de Estados Unidos arrancó el año con un sorpresivo trimestre de reducción de la actividad económica y a diario Europa da señales de una débil recuperación, con un crecimiento de apenas 0,2%. Aunque probablemente no habrá tormenta económica ahora mismo, existen temores sobre el futuro: hoy ya se anticipa una posible recesión a fin de 2022 o en el primer trimestre del 2023.
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La raíz del asunto se fue gestando en las medidas de política para la recuperación de la actividad económica después de la pandemia. En 2020 y 2021 en el mundo entero vimos mayor gasto público y fuertes reducciones de las tasas de interés. La intención era responder a las necesidades de la emergencia y al mismo tiempo estimular la economía para reducir el impacto del choque. Esto permitió que el acceso al crédito fuera mucho más veloz y que el consumo, después de levantadas las restricciones, tuviera un crecimiento acelerado. Esa fue, por ejemplo, la clave del crecimiento económico de Colombia en 2021. El gasto público del Gobierno Nacional Central aumentó más de 20%, el crédito creció al 22% y el consumo se disparó más de 18%.
Los resultados de esos estímulos tienen hoy al mundo pensando sobre el futuro. La reactivación vino, como era de esperarse, con más dinero en circulación y con fuertes presiones de inflación. Además, en el camino se dio una crisis logística que encareció el transporte, la invasión rusa a Ucrania que afectó los precios de los energéticos y los fertilizantes y las sanciones a Rusia que también siguieron disparando al petróleo.
En Colombia, la inflación se ubica en este momento por encima del 9% y todas las proyecciones sugieren que cerraría el año arriba de 8%. A la vez, hace poco alcanzó el nivel más alto en cuatro décadas en Estados Unidos y en el Reino Unido, el más alto en tres décadas en Nueva Zelanda y máximos históricos en la Zona Euro. La inflación es un fenómeno global y para controlarla suele haber apretones que le bajan la velocidad a la economía y a la generación de empleo.
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En Colombia, la Junta Directiva del Banco de la República lleva subiendo la tasa de interés de intervención desde octubre del 2021, la triplicó en apenas 7 meses y aún falta terreno. Algo similar sucedió en Estados Unidos cuando el mes pasado la Federal Reserve subió las tasas más de lo que había hecho en 22 años. Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo se prepara para subir sus tasas por primera vez desde 2011, y esta misma semana se esperan alzas en Australia, Chile, India, Kazajistán, Perú y Polonia.
La inflación está generando estragos y aumentando los niveles de pobreza. Sin embargo, el apretón monetario para contenerla puede pasar su cuenta de cobro en el próximo semestre, sumado a una posible desaceleración china. De ser así, el entorno internacional será más retador y veremos reducción en los flujos de inversión hacia mercados emergentes. La probabilidad de una recesión aún se estima cercana al 30%, pero conviene seguir de cerca el panorama. El nuevo Gobierno colombiano se estrenará manejando ese nuevo reto.
Por: Germán Darío Machado Rodríguez*
Twitter: @gmachrod
*El autor es economista con opción en Gobierno, Magíster en Economía y Magíster en Políticas Públicas de la Universidad de Los Andes. Profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes y del Colegio de Estudios Superiores de Administración -CESA. Ha sido miembro de Juntas Directivas de empresas del sector energético y del sector financiero colombiano y se ha desempeñado como Asesor del Ministro de Hacienda y Crédito Público.
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