Teniendo en cuenta que todavía existe una brecha entre mujeres y hombres en el mercado laboral, la economista Cecilia López planteó que el cuidado entre a la economía como otra actividad productiva. ¿Qué se viene?

Para que Colombia pudiera calcular cuánto pesaba la economía del cuidado en el Producto Interno Bruto tuvo que pasar un proyecto de ley por el Congreso hace más de una década. Gracias a eso, el país sabe que cerca del 20% del PIB lo aportan esos trabajos -algunos pagos y otros no-, lo que supera sectores como el de la administración pública o la explotación de minas y canteras.

Y aunque el país tiene la tarea de revisar el aporte de las mujeres a la economía desde que se sancionó esa Ley, en el 2010, la pandemia fue la excusa para volver a poner un tema sobre la mesa que se ha hecho cada vez más urgente.

Para Cecilia López Montaño, economista y quien como senadora tramitó la Ley 1413 de 2010 -también conocida como la de economía del cuidado-, “la pandemia fue lo mejor que le pudo pasar a las mujeres”.

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¿Por qué? Las cifras fueron tan alarmantes que todos los países, incluido Colombia, tuvieron que empezar a movilizar ayudas para impulsar el empleo de las mujeres y hacer todo lo posible para que las instituciones educativas volvieran a la presencialidad, pues el cierre de los colegios hizo que muchas de ellas no solo se quedaran sin trabajo, sino que dejaran de buscar y se dedicaran a oficios del hogar.

De hecho, en julio de 2020 el país tuvo que ver su peor tasa de desempleo para las mujeres de toda su historia con 26,2%. A eso se le sumó que muchas de ellas tuvieron que salir del mundo laboral para dedicarse a oficios del hogar, que durante la pandemia se agudizó por la salida de los niños del colegio.

¿Qué es la economía del cuidado?

Para entender el golpe que le ha llegado con más fuerza a las mujeres hay que entender, como lo explica Cecilia López, que la economía del cuidado se refiere a aquellas actividades como el cuidado de la casa, cocinar, limpiar y estar pendiente de otros, por ejemplo.

En algunos sectores, como el de salud, restaurantes o el de turismo, por nombrar algunos, esas actividades son pagas. Pero el problema se concentra en las veces en las que esa tarea no es remunerada y sí le hace más difícil la entrada a las mujeres en el mercado laboral.

Para dimensionar mejor la necesidad de incluir la economía del cuidado, basta con mirar la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), que dice que entre enero y abril de 2021 las mujeres gastan ocho horas al día en actividades del cuidado no remuneradas, mientras que los hombres destinan apenas tres horas.

Ese es, de entrada, uno de los grandes obstáculos que tienen las mujeres para ingresar y permanecer en el mercado laboral: el tiempo.

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¿Qué se puede hacer?

Aunque la situación de las mujeres ha mejorado en los últimos meses, pues han logrado conseguir empleo y volver al mercado laboral, como lo muestran las cifras del Dane, el reto es cerrar la brecha de género que persiste en el mercado laboral y en las tareas domésticas.

Por eso, recientemente presentaron el informe: ‘El costo de no integrar el cuidado en la economía’, elaborado por Cecilia López, quien es presidenta del Centro Internacional de pensamiento social y económico (Cisoe) y dirigido por ONU Mujeres en el marco de su alianza de cooperación con la embajada de Suecia, país aliado que ha sostenido y acompañado la agenda de cuidados en Colombia.

El informe fue presentado en una mesa que tuvo la participación de entidades como el Banco de la República, el Consejo Privado de Competitividad, las universidades Javeriana, Rosario y Nacional, a Mesa Intersectorial de Economía del Cuidado, la embajada de Canadá, Inmujeres de México, en el marco de la Alianza Global por los Cuidados y en el que también estuvo presente Forbes Colombia.

Allí se plantearon algunas salidas para empezar a incluir las actividades de cuidado en la economía y que éstas sean asumidas por el mercado.

En su instalación, Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres en Colombia, afirmó que “es necesario poner en marcha, de manera prioritaria y decidida, acciones de política macroeconómica que movilicen los cuidados como un sector productivo, con inversiones que permitan la redistribución de esta carga que recae sobre las mujeres con el Estado, el sector privado y las familias”.

Por su parte, Helena Storm, embajadora de Suecia en Colombia, señaló cómo en el país nórdico una parte del trabajo de cuidados no remunerado entró a ser responsabilidad del sistema de bienestar público, contribuyendo así al aumento de la tasa de empleo de las mujeres en la fuerza laboral y una mayor independencia financiera que aumentó su bienestar y su poder en el hogar y en la sociedad.

El informe presentado por Cecilia López muestra el impacto que tiene la agenda de cuidados en el desarrollo y la economía y sugiere recomendaciones concretas para priorizar en términos de política pública nacional.

Allí, la autora plantea el cuidado como una prioridad para el desarrollo económico, haciendo énfasis, en cómo la pandemia sacó a la luz la inmensa importancia del cuidado remunerado, pero especialmente el no remunerado, que no se detuvo y más que cualquier otra actividad atendió las nuevas demandas de la población, recayendo especialmente sobre las mujeres. 

Además, presenta los cuidados como una actividad productiva al ser un trabajo que demanda tiempo y energía, produce bienes y servicios y es fundamental para el funcionamiento del mercado porque permite la reproducción social de las personas y, por ende, contribuye al bienestar de la sociedad.

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