El panorama económico global para por un momento complejo, y Colombia no es la excepción ¿Qué tanto está respondiendo la banca de desarrollo en estos momentos agitados?
Imagine que su moneda local sufre una fuerte depreciación frente al dólar y que la deuda de su país en dicha divisa alcanza un crecimiento importante. Este escenario conduce a un incremento de la inflación que no se veía desde hace dos décadas, impactando la actividad económica por el aumento de los precios. Estos ingredientes componen un coctel llamado recesión económica.
Para evitar ese trago amargo, al Banco Central del país en cuestión no le queda más remedio que subir las tasas de interés desde 50 hasta 100 puntos básicos en cada junta. Esto para defender el valor de su moneda en los mercados internacionales y sentar las bases de una política macroeconómica contracíclica y menos expansiva que impacte en el dinamismo de la oferta y la demanda de crédito privado.
Lo anteriormente descrito es el panorama que enfrenta Colombia en la actualidad como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, el repunte de la pandemia en China y la crisis de suministros. De ahí que el Banco de la República (Banrep) apele a una política contracíclica mediante las subidas de tasas de interés. Sin embargo, necesita un aliado que aporte esa financiación clave para mantenerla a flote. Ahí es donde entra la Banca Nacional de Desarrollo.
Precisamente, ese financiamiento contracíclico es una de las áreas de acción que explora este sistema, compuesto por el Banco de Desarrollo Empresarial de Colombia (Bancóldex), el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro), la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter) y la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN).
¿Cuál es su importancia?
El Banrep destaca el carácter procíclico del financiamiento privado, que refleja sus políticas de riesgo y la relación de las tasas que ofrecen al mercado con los gravámenes de intervención de política monetaria. Esto significa que, cuando hay prosperidad, los bancos privados prestan más, y cuando hay recesión, aprietan el crédito a la economía agudizando el ciclo contractivo. El economista Juan Camilo Restrepo, durante la crisis de 1999 y siendo ministro de Hacienda, hizo famosa una frase: los bancos les prestan los paraguas a la gente cuando no está lloviendo y se los quitan cuando empieza a llover.
El crédito es demasiado importante durante los periodos de contracción económica, y es en ese marco donde más se requiere que los Bancos de Desarrollo ejerzan un rol de compensación mediante el fondeo a los empresarios, los mecanismos de garantías y el aseguramiento.
Bajo esta premisa, los bancos estatales suavizan la oferta de crédito gracias a una mejor capitalización, así como al hecho de que están protegidos contra retiros de depósitos y pueden acceder a capital con mayor facilidad mediante títulos de deuda soportados en el gobierno nacional.
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La presidenta de Findeter, Sandra Gómez, explicó a Forbes que el rol de la institución como banca de desarrollo de las diferentes zonas del país permite a los entes territoriales continuar accediendo al financiamiento necesario para promover el desarrollo de actividades productivas, que son claves para la reactivación de la economía y la creación de empleo.
Por su parte, el presidente de la FDN, Francisco Lozano, sostuvo que la inversión en infraestructura promueve el crecimiento económico, el desarrollo y la competitividad de un país. En este sentido, un banco de desarrollo especializado en ese campo “tiene mucho que aportar en estos aspectos, y en esta medida su labor podría verse como una política contracíclica”. Es preciso decir que, en materia de financiación, el rol de la entidad consiste en apoyar los proyectos en condiciones de mercado.
A su vez, el presidente de Finagro, Adolfo Cáceres Melo, dijo a Forbes que la administración de los Títulos de Desarrollo Agropecuario (TDA) permite a la entidad contar con liquidez suficiente para apalancar el crédito dirigido tanto al sector rural como al agropecuario.
Ejemplo de lo anterior es que, en los últimos siete meses, y pese al incremento de la tasa de intervención de política monetaria, el valor de las colocaciones de redescuento a crédito nuevo aumentó 59% con respecto al mismo periodo de 2020 y 25% frente a 2021.

Por el lado de Bancóldex, el compromiso principal está ligado a las mipymes, según comentó a Forbes el presidente de la entidad, Javier Díaz Fajardo. Por ello, destacó la transformación de plazos en los créditos como un factor clave para dinamizar su modernización y contribuir a una mayor productividad.
Para este propósito, el ejecutivo destacó que Bancóldex ha otorgado más de $11 billones en créditos especiales a cerca de 460.000 mipymes en los últimos cuatro años, de los cuales $4,1 billones han sido destinados para procesos de inversión en modernización en las empresas.
¿Qué se ha hecho?
En el caso de Bancóldex, Díaz aseguró que, en los últimos dos años adelantaron una transformación del banco en tiempo récord para estar a la altura de las circunstancias como herramienta de política pública, logrando resultados de financiación con créditos por más de $3,9 billones a más de 170.000 empresas mediante 70 líneas de crédito.
Con respecto a la FDN, Lozano señaló que su apetito como financiador se mantiene alrededor del 30% de la deuda total de los proyectos, con lo cual se promueve la participación de la banca local e internacional y los inversionistas institucionales.
De ahí que en 2021 se llevara a cabo el cierre de dos financiaciones para la provisión de flota eléctrica del país. “Nuestra línea de liquidez cubre las cuentas de reserva para el pago de la deuda, y de esta manera se logró atraer la participación de la banca internacional a este sector”, sostuvo.
El directivo recordó que la FDN ha servido como catalizador de inversión a través de los proyectos que estructura y que se han puesto en el mercado. Muestra reciente de esto son la primera línea del Metro de Bogotá y el Metro Carrera 80 en Medellín.
Por el lado de Findeter, la institución ha trabajado de la mano con entidades territoriales y empresas en la planificación de 23 iniciativas por $23.376 millones en 35 municipios y 23 departamentos entre agosto de 2018 y febrero de 2022.
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También se han estructurado proyectos por más de $90.000 millones que han impactado a 45 municipios y 20 departamentos; entre ellos se cuentan el hospital del Coveñas, la estación de bomberos en Tolú, el tren regional Caribe y el tren Bogotá – Zipaquirá, entre otros.
En cuanto a financiación, Findeter ha desembolsado más de $11 billones, de los cuales $1,4 billones han sido a través de créditos directos. Estos recursos han patrocinado 1.915 proyectos en 247 municipios de 31 departamentos del país.
Con respecto al aporte de Finagro, Cáceres destacó que, a través de la distribución de operaciones de crédito por tipo de productor, la entidad promueve las condiciones necesarias para que todos los trabajadores agropecuarios y habitantes rurales, los más pequeños en particular, desarrollen sus proyectos productivos.
Solo entre 2011 y 2021, el pequeño productor ha tenido una participación promedio de 54% en el valor de las colocaciones de redescuento, así como un aumento de 17 puntos en dicho periodo.

Adicionalmente, en lo que va del 2022, el 85% de las operaciones realizadas corresponden a pequeños productores y el valor del crédito que se les colocó aumentó 11,75% al comparar con el mismo periodo de 2021, pues pasó de $882.000 millones a $929.000 millones.
En el caso del productor grande, este participó con el 3% del número total de créditos y el valor colocado disminuyó 4% al pasar de $5,1 billones entre enero y marzo de 2021 a $4,9 billones en el mismo periodo de este año.
Valor agregado: el Protocolo Verde
Además del financiamiento contracíclico y el desarrollo de la infraestructura, la Banca Nacional de Desarrollo también cuenta con funciones ligadas a la inclusión financiera, el fomento a la innovación y las finanzas verdes. En este último punto, todos los BND están incorporados en las políticas de crecimiento verde del Gobierno.
Si bien el apalancamiento de estas inversiones se considera reciente, Bancóldex y Findeter ya adelantan una labor importante en términos de apoyo financiero, no financiero y de liderazgo. En el primer caso, Díaz resaltó que las acciones adoptadas en conjunto con Asobancaria y los miembros del Protocolo Verde “contribuyen a contar con un sistema financiero más fortalecido para asumir los desafíos de la sostenibilidad”.
“El rol de los bancos de desarrollo como Bancóldex aporta al cumplimiento de las metas de Colombia en la reducción del 51% de sus emisiones de gases de efecto invernadero a 2030 y de la agenda en términos económicos, ambientales y sociales”.
Para lograr dicho cometido, Bancóldex ha concentrado sus esfuerzos en la financiación de proyectos empresariales que disminuyan su impacto ambiental, aumenten sus niveles de productividad y estructuren nuevos productos para mercados más exigentes en términos de estándares de sostenibilidad. En los últimos seis años, la entidad ha financiado proyectos verdes de más de 4.500 empresas por $1,2 billones.
Con respecto a Findeter, Gómez sostuvo que la institución ha lanzado líneas de crédito directo y de redescuento para apalancar proyectos sostenibles que aporten al desarrollo de los territorios, al uso sostenible de los recursos naturales renovables, la protección del medio ambiente y la competitividad de los sectores productivos del país.
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Asimismo, la entidad trabaja en la financiación de proyectos sostenibles a través de líneas de crédito y de mecanismos como los créditos directos a patrimonios autónomos, que permitirán apalancar recursos y participar en la ejecución de obras de infraestructura resiliente.
Ejemplo de ello son los proyectos de La Mojana y la reconstrucción de la isla de Providencia, donde el común denominador son los impactos causados por fenómenos naturales asociados al cambio climático. A su vez, Gómez subrayó que Findeter trabaja en la estructuración de una emisión de CDT’s verdes para financiar proyectos en esa misma línea.
En el caso de Finagro, su línea de trabajo aboga por la preservación ambiental y el uso sostenible de recursos naturales en tres frentes: ecoeficiencia, líneas y productos verdes, y el Sistema de Administración de Riesgo Ambiental y Social (Saras).
En el primero, la institución cuenta con una Política de Responsabilidad Ambiental y la certificación ISO 14001, además de un programa de huella de carbono que busca identificar alternativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En cuanto al segundo, cabe resaltar que en 2021 se colocaron $2,99 billones para créditos sostenibles, cifra que reveló un crecimiento de 9,5% respecto a 2020, año en que el monto llegó a $2,73 billones. Como consecuencia de esto, la cartera verde de Finagro alcanzó $6,1 billones y benefició a 896.000 personas.
Con el tercero, la Junta Directiva de Finagro aprobó la Política de Riesgos Ambientales y Sociales en julio de 2021, permitiendo la radicación de su aplicación ante el Fondo Verde del Clima el 17 de diciembre.
En conclusión…
No se puede negar que las instituciones que conforman la Banca Nacional de Desarrollo juegan un rol vital para la economía colombiana, tanto para preservar su estabilidad como para encaminarla a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. La gran pregunta es si su labor será suficiente para salvaguardar nuestro futuro económico.
De momento, Colombia maneja un panorama relativamente positivo antes de entrar en una política macroeconómica contracíclica. Esto gracias al crecimiento de 8,5% del PIB durante el primer trimestre del año, cifra que superó la proyección de 7,5% a la que apuntaban los analistas.
No obstante, aún queda un largo camino para atajar la inflación y garantizar un crecimiento óptimo para fin de año. De ahí que el país esté obligado a echar mano de toda herramienta que le permita mantenerse a flote y conservar una economía que destaque en el plano regional.
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