El primer gran desafío es el contexto actual de los costos de construcción de vivienda.
La construcción es uno de los sectores más importantes de la economía colombiana, aportando 6,2% de valor agregado al Producto Interno Bruto del país, generando más de 3,4 millones de empleos directos e indirectos, y encadenando el 54% del aparato productivo. Los resultados de la vivienda han alcanzado cifras sin precedentes: en 2021 unas 240.000 familias invirtieron en vivienda nueva, lo que significó un crecimiento en ventas del 32% por encima del promedio prepandemia, según la Cámara Colombiana de la Construcción.
Para el 2022, las proyecciones continúan por la senda del crecimiento. Se espera que las iniciaciones crezcan un 8%, las ventas de vivienda tengan un incremento del 7%, y el PIB del sector edificador aumente un 17,7%.
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Pero más allá de los significativos aportes económicos, el sector constructor es un impulsor de desarrollo y progreso en las regiones y un aliado de la generación de bienestar social. Las diversas apuestas por grandes desarrollos urbanísticos, que han tomado fuerza durante los últimos años bajo el concepto “Ciudades dentro de la ciudad”, han permitido una gestión integral y ordenada del territorio que, además de aportar al déficit de vivienda, mejoran el uso del espacio público y ofrecen servicios complementarios integrales como salud, comercio, educación, parques y ciclorrutas, impactando positivamente la calidad de vida de las familias colombianas.
Sin duda alguna, la construcción de edificaciones es una pieza fundamental para el país. Si bien ha logrado un destacado proceso durante los últimos años, gracias a una política de vivienda que ha facilitado el acceso y ha fortalecido el segmento social, se vislumbran una serie de desafíos a un escenario positivo de tasas de interés, así como a las constantes apuestas de inversión del tejido empresarial. De no ser atendidos de manera oportuna y eficaz, podrían afectar notablemente el buen desempeño del sector e impactar sus aportes económicos y sociales a todas las regiones del país.
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El primer gran desafío es el contexto actual de los costos de construcción de vivienda. De acuerdo a datos revelados por el Dane, el Índice de Costos de Construcción de Vivienda (ICCV) ha presentado incrementos importantes en los últimos dos años, impulsado especialmente por el precio del acero que, durante 2021, registró un crecimiento del 50%. Solo entre los meses de febrero y marzo de 2022 registró un nuevo aumento en 4,2%.
Entendiendo que el precio de los insumos de construcción, en particular los de mayor incidencia como el acero, constituyen el principal riesgo para la viabilidad y ejecución de los proyectos inmobiliarios, se hace inminente que el Gobierno Nacional tomé medidas urgentes con prontitud.
Bajo este escenario, y teniendo en cuenta la actual coyuntura política, se requieren propuestas que continúen impulsando la política de vivienda actual, prioricen el acceso para los hogares de menos ingresos, impulsen el desarrollo urbano formal y fortalezcan la productividad del sector para seguir por el mismo camino que ha traído tantos avances al sector constructor y a la vivienda. Solo así, la construcción podrá continuar siendo un aliado del progreso del país y del bienestar de todos los colombianos.
Por: Roberto Moreno*
*El autor es presidente de Amarilo
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
#NuestraRevista | Este es un artículo publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de junio. Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese aquí para suscribirse.