José Antonio Ocampo, recién nombrado ministro de Hacienda para el gobierno entrante, dio sus impresiones para el futuro de la economía colombiana en los próximos cuatro años.

La victoria de Petro en las elecciones presidenciales marca un hito en la historia política del país y se inserta en una tendencia latinoamericana. Si hay que buscar una causa básica, es sin duda que somos uno de los países del mundo con mayores niveles de desigualdad.  Además, pese a la disminución que tuvo en 2021, la pobreza monetaria continúa en niveles superiores a los que tuvimos entre 2013 y 2019.

Ha habido avances en la cobertura de servicios sociales, como se refleja en la pobreza multidimensional, que ha tenido una tendencia positiva desde 1997. Sin embargo, el rezago relativo de las regiones rurales es inmenso y hay problemas de calidad de muchos de los servicios y un gran vacío en materia de informalidad laboral. Hay, además, un acceso muy limitado a pensiones.

Las desigualdades regionales también son notorias. Basta ver el mapa de resultados electorales para darse cuenta de que dichas desigualdades importan, en particular los problemas que presentan las zonas del país como mayor población de afrodescendientes e indígenas.

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El mayor reto del nuevo gobierno es superar los desafíos sociales. Estos exigen un mayor nivel de gasto público social y una reforma tributaria estructural para financiarlos, la cual es también esencial para reducir los altos niveles de déficit fiscal y deuda pública que heredará la nueva administración. La priorización de los gastos será, por ello, un elemento esencial. A ello se agregan los retos asociados a la inflación, que exigen aumentar los apoyos de ingresos a los hogares pobres y vulnerables en el corto plazo.

En materia de actividad productiva, la reactivación de la economía ha sido exitosa. Las incertidumbres internacionales y el combate a los elevados niveles de inflación, también de origen mundial, hacen previsible una fuerte desaceleración desde el segundo semestre del año. Más allá de la coyuntura es esencial corregir el elevado déficit de la balanza de pagos del país con una ambiciosa diversificación de exportaciones. Para ello se necesitan políticas de desarrollo productivo más ambiciosas, orientadas a aumentar la productividad de la economía, que ha estado estancada desde la apertura económica y aumentar del gasto en investigación y desarrollo.

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Como complemento de la política social, es esencial un apoyo a los pequeños productores, especialmente rurales, con políticas ambiciosas en términos de transferencia de tecnología, financiamiento y apoyo a la comercialización de sus productos, así como de mejoramiento de las vías rurales. La política de tierras debe jugar también un papel esencial en el sector rural, cumpliendo los compromisos del Acuerdo de Paz de redistribuir tres millones de hectáreas y completar el catastro multipropósito, entre otras actividades.

La contribución de Colombia a la agenda ambiental internacional debe ser también parte esencial de la agenda de desarrollo. Esto debe incluir no solo la mitigación y adaptación al cambio climático sino la protección de la biodiversidad. Para ello es esencial frenar totalmente la desforestación y proteger de nuestros bosques nativos, especialmente en la Amazonía y el Pacífico.

Por: José Antonio Ocampo*
*El autor será el ministro de Hacienda en la administración de Gustavo Petro

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

#NuestraRevista | Este es un artículo que será publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de julio. Dada la relevancia del nombramiento de Ocampo, decidimos adelantar su publicación. Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese aquí para suscribirse.