El ministro designado destacó que la tasa de cambio frente al dólar se mantendrá alto en lo que queda del año, aunque no al nivel que tiene en la actualidad.
El ministro designado de Hacienda, José Antonio Ocampo, comentó que su expectativa para el segundo semestre del año es que veamos una desaceleración de la inflación mundial, aunque aclaró que podría venir con recesiones en varios países.
Durante una conferencia dictada en la Universidad Sergio Arboleda, Ocampo se enfocó en las implicaciones que la coyuntura económica internacional tiene para Colombia. En línea con ello, el nuevo jefe de la cartera financiera sostuvo que la recesión de Colombia en medio de la pandemia de Covid-19 fue menos severa que en otros países de Latinoamérica.
Al respecto, Ocampo detalló que abril de 2020 fue el peor mes con una caída de 20,7%, cifra que se recuperó en mayo de dicho año hasta el impacto del paro nacional de 2021. Para junio, la caída fue de 6%. Desde entonces hasta la fecha, las cifras han sido positivas, dejando el dato de mayo con una cifra superior a 16%.
No obstante, afirmó que el patrón sectorial sí ha sido diverso. Entre los más destacados fue el de comunicaciones, actividades profesionales, administración pública y agropecuario. Por otro lado, el sector inmobiliario y financiero crecieron menos.
En la otra cara de la moneda, tuvieron contracción las manufacturas, servicios públicos y comercio, que se recuperaron, pero minería y construcción continúan en un escenario complejo, siendo las obras civiles las más afectadas, diferente al comportamiento de las viviendas de interés social.
Panorama regional
Frente a la situación latinoamericana, destacó que el crecimiento de 2020/21 deja a Chile y Colombia como los mejores casos de la región, totalizando 3% entre los dos años. Solo lo supera Chile con 5,2%, según cifras de la Cepal.
Para explicar los factores del éxito colombiano, Ocampo destacó factores como las medidas de aislamiento y el programa de vacunación, unido a una política macroeconómica, fiscal y monetaria mucho más expansionista que en otros países de América Latina, enfoque que arrancó a finales de 2021 y se acentuó en meses recientes. La recuperación también fue apoyada por el contexto internacional favorable en materia de comercio y financiamiento externo.
No obstante, Ocampo también se refirió a los factores internacionales que afectan las perspectivas para 2022 y 2023. En primer lugar, destacó el hecho de que la pandemia de Covid-19 no ha sido totalmente controlada, aspecto que se comprueba con las medidas de contención impulsadas por China, que tuvo una caída pronunciada en su crecimiento económico del segundo trimestre del año.
Con respecto a la inflación, que arrancando en menos de 2% a comienzos de 2021, empezó a acelerar a finales del año pasado, llegando a casi 10% a mediados de 2022, cifras que no se veían hace dos décadas. Ahora, sin alimentos ni energéticos, la cifra ronda el 6%, aunque el número sigue siendo elevado frente a las metas del Banco de la República, que se ubican entre 2% y 4%.
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Sobre este problema, agudizado con la invasión de Rusia a Ucrania, se descubrió que este último era uno de los mayores proveedores de alimentos del mundo, además de los combustibles y el gas en el caso de Rusia, que ha manejado el abastecimiento como un tema geopolítico. Esto ha provocado aumentos dramáticos en los precios de los fertilizantes, afectando la oferta agrícola.
A pesar de ello, Ocampo destacó que la recuperación de la crisis ha sido una de las más rápidas de la historia, revelando que el efecto fue mucho menos dramático, a lo que se ha agregado el aumento de precios de productos básicos.
Con el financiamiento privado, sostuvo que ha habido grandes auges hacia economías emergentes, pero se han visto debilitados en este año en particular. Esto fue mucho más moderado en años anteriores.
La crisis de Ucrania ha reducido un punto el crecimiento de la economía mundial, lo que puede prolongarse el año entrante. Europa se ha llevado el peor golpe por la crisis de abastecimiento de combustible y gas, mientras que China le sigue por las medidas para contener el Covid-19.
“El gran temor es si vamos a tener una estanflación, que es el gran tema en debates internacionales sobre Estados Unidos y Europa”, afirmó Ocampo, aunque también recalcó que las previsiones han mejorado en los casos de Brasil y Colombia, en materia regional. En materia de inflación, EE.UU. ya se aproxima al 10%, cifras que se acercan al segundo choque petróleo de los años 70.
Aspectos a observar
En materia de comercio hubo una contracción severa inicial, pero también una recuperación más rápida que durante la crisis del Atlántico Norte. Sin embargo, sectores como el turismo y el tráfico aéreo de pasajeros aún están incompletos. Si bien se aceleró a finales de 2021, antes de la invasión a Ucrania, no es claro que se vuelva a ver un auge de largo plazo. De hecho, entre 2019 y 2021 se vio una desaceleración a largo plazo, con un aumento de 0,7% en el volumen de exportaciones y 1,1% del PIB. Tanto así, que si llegamos a 3% “tenemos suerte”.
El alza en el costo de financiamiento ha estado relacionada con aumento en las tasas de interés de EE.UU. y el aumento en los márgenes de riesgo. En ese caso, a Colombia le ha ido mal y es uno de los peores de Latinoamérica debido a la pérdida de grado de inversión en Fitch y S&P.
Al analizar el rendimiento de los bonos, Colombia es uno de los peores casos de la región. Esto se complica con una tasa de interés de 3,5% en 2020, que hoy es de 8,5%. Al estar más deteriorado que el promedio regional, aumenta los márgenes de riesgo nacionales. De hecho, según JP Morgan, el país compite con México como el peor caso, acercándose a 400 puntos.
Frente a los desafíos para el próximo gobierno, Ocampo destacó las condiciones sociales debido al estallido del año pasado y a los niveles de desigualdad que maneja en el país, lo que también tiene que ver con el mercado laboral, con cifras de desempleo más altas en las mujeres y los jóvenes.
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Lo que se puede hacer en el corto plazo son mayores subsidios a los hogares pobres y una política más agresiva de autoabastecimiento de alimentos, teniendo en cuenta el contexto internacional.
Además de la aceleración de la inflación, impulsada en mayor medida por los alimentos, se refirió al déficit comercial y déficit de cuenta corriente, uno de los más altos de Latam. En cuanto a las finanzas públicas, si bien han mejorado, aún se mantienen débiles.
No se refirió al Fondo de Estabilización de Precios del Combustible (FEPC), pese a los retos enormes, teniendo en cuenta que no es un tema sencillo al verlo que ha sucedido en otros países que han abordado el tema con aumento de precios.
El país no puede seguir dependiendo del petróleo a pesar de que las exportaciones han aumentado. En general, los rubros de exportación crecieron 19% en los cinco primeros meses de 2022. A pesar de ello, hay una fuerte tendencia al déficit comercial que se moderará en meses recientes. Incluso, la tasa de cambio se mantendrá alta, pero no al nivel actual.
No obstante, los aumentos en exportación no se están reflejando en las cuentas externas. De hecho, el nuevo ministro destacó que el déficit de cuenta corriente es sustancial. Pese a ello, un factor positivo es el aumento de las remesas que llegan al país, que equivalen a tres veces la exportación de café, hablando de hasta US$9.000 millones al año.
En conclusión…
Un elemento crítico para Ocampo es la desindustrialización prematura, asegurando que se están perdiendo hasta seis puntos del PIB por ese tema, unido a la poca inversión que llega en ciencia y tecnología, invirtiendo 0,26% del PIB según la Unesco, siendo el décimo país de Latinoamérica. Además, la nación solo invierte la octava parte de un país de la Ocde.
El otro tema es la deuda pública, que supera 60% del PIB, y el déficit fiscal, que llega a 5,6% del PIB en 2022, bajando de un 7,8% gracias al aumento de recaudo de impuestos generado por la reactivación. Pese a ello, lograr el ajuste fiscal requiere una “reforma tributaria grande”.
Al respecto, Ocampo comentó que el rezago en materia tributaria es el impuesto de renta a personas naturales, que, si bien llega a 8,14% en el promedio de la Ocde, acá es de apenas 1,24%.
En materia de crecimiento habrá una desaceleración ligada al esquema internacional, donde habrá que manejar riesgos de balance de pagos, finanzas públicas y el problema inflacionario. Sin embargo, el nuevo ministro apunta que el país puede superar una cifra de 6%.