La innovación y la competitividad son elementos sobre los que se debe construir la estrategia de crecimiento regional para el desarrollo económico. ¿Cómo pueden hacerlo las empresas para aportar su 'granito de arena?

A lo largo de 2022 hemos venido hablando de algo que nos concierne a todos: la reactivación económica, tanto que ha sido no solo el discurso de gremios, empresarios y empresas públicas y privadas sino también de gobiernos departamentales, municipales, distritales y por supuesto del Gobierno Nacional (saliente y entrante). En esa preocupación colectiva hay un aspecto que, ahora más que nunca, no podemos olvidar: la innovación.

Está demostrado que la innovación en la productividad es el camino más certero para impactar realmente economías como la colombiana y las de América Latina. De hecho, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) ha dicho en varias ocasiones que la innovación y el emprendimiento son primordiales a la hora de superar los retos económicos y de competitividad de la región, aplaudiendo las políticas públicas que se han dado en ese frente e incentivando la cooperación público-privada para que eso siga en aumento.

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A esos postulados se unen otros organismos internacionales como la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) que también han referido la innovación y la competitividad como elementos sobre los cuales se debe construir la estrategia de crecimiento y sostenibilidad regional para el desarrollo económico.

Ahora bien, esa innovación tiene atado un componente tecnológico y de conexión que no se puede separar y en el que tenemos un largo camino por recorrer, de allí la importancia de trabajar por cerrar la brecha digital en Colombia. El informe “TIC y el usuario digital: una perspectiva desde las estadísticas oficiales” del Dane, con cifras a 2021, estableció que 56,5% del total nacional de hogares cuentan con conexión a internet (66,5% para cabeceras y 23,8% para centros poblados y zonas rurales dispersas), es decir, tenemos todavía oportunidades sustanciales de mejora en conectividad a lo largo de todo el territorio nacional para esos porcentajes poblacionales que aún no logran acceder a conectividad.

Desde Rappi trabajamos por cerrar la brecha digital en los países en los que estamos presentes, incentivando la digitalización y bancarización de un sector que ha tenido cifras bajas en ambos aspectos; como evidencia de ello podemos mencionar que más de 150.000 repartidores independientes se han digitalizado y bancarizado gracias a nuestro ecosistema.

Pese a que esa brecha nos supone una atención urgente, también es cierto que se vienen desarrollando proyectos para ayudar a las empresas a trabajar la innovación y el desarrollo apalancado en acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones, y entender la innovación como un eje sustancial para incrementar la generación de valor. Tanto, que el mismo MinTIC dio a conocer que el año pasado trabajó con más de 36 mil empresas en programas enfocados en productividad y reactivación económica a través del uso de tecnologías en sus procesos, enfocados por supuesto en las micro, pequeñas y medianas empresas (las mipymes, según cifras del mismo gobierno nacional, representan el 78% del empleo y el 50% del PIB).

En Rappi sabemos que estas variables son muy importantes en la ecuación. Solo durante la pandemia, nos enfrentamos a que las plataformas tecnológicas de domicilios fueron el canal que unió a los comercios (grandes y pequeños) con los usuarios finales, lo que nos supuso, por supuesto muchos retos y la necesidad de desplegar programas que respondieron a la demanda, como escalar la operación de repartidores, un centro de llamadas para adultos mayores que no son nativos digitales, brindar servicio a nuevos restaurantes, aumentar los personal shoppers y buscar domiciliarios con carro para los altos volúmenes de compras, entre otros.

No hubiéramos podido crecer y responder a lo que el país y la economía esperaban de
nosotros si no apostáramos constantemente por la innovación y sin los más de 4.000
ingenieros en toda América Latina que conforman nuestro equipo, capacitados para
responder a la alta demanda y las soluciones tecnológicas que requerimos constantemente.

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En este momento de recuperación sabemos más que nunca que la innovación es fundamental para el crecimiento económico del país. Así lo reafirma Clayton M. Christensen, autor de “The Prosperity Paradox” (El paradigma de la prosperidad), “la prosperidad generalmente comienza a echar raíces en una economía cuando invertimos en un tipo particular de innovación, la innovación que crea mercados, que a menudo sirve como catalizador y base para crear un desarrollo económico sostenido”.

Desde nuestra experiencia, más de 100 empresas han sido fundadas por colaboradores que han estado en nuestra compañía; estas empresas, excluyendo a Rappi, han recaudado alrededor de 2100 millones de dólares de fondos de capital de riesgo en los últimos 5 años y han empleado a más de 14.000 personas en todo Latam. Sólo en Colombia pasamos de recibir alrededor de 100 millones de dólares de inversión extranjera directa para emprendimientos de base tecnológica a más de 1.700 millones de dólares en el 2021.

En el mismo sentido, vemos necesaria la creación de entornos de innovación público-privados para avanzar en investigación y desarrollo tecnológicos al servicio de la productividad empresarial, incluso la creación de centros de pensamiento multisectoriales que permitan promover los esfuerzos conjuntos para el crecimiento.

Finalmente pero no menos importante, es urgente que la academia participe activamente de estas dinámicas, pues si queremos aprovechar realmente la innovación en la productividad, necesitamos un recurso humano formado que sea capaz de implementar las soluciones que se requieren y de aprovechar y extrapolar los desarrollos tecnológicos en los diferentes frentes.

Por: Matías Laks*
*El autor es gerente General de Rappi en Colombia.

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