Las operaciones ilícitas se esconden detrás de las criptomonedas. Se trata de un ecosistema clandestino en el que aún hay realidades por descubrir. Así lo hacen.

En Colombia pueden transarse hasta $100.000 millones en operaciones de criptoactivos al mes. Estas pueden ir desde algo tan simple como pagar la cuenta de un restaurante hasta reparar un televisor, pero también abarcan estrategias tan complejas como inversiones en plataformas sin comisión. Todas tienen algo en común: son casi imposibles de rastrear. El gran problema es que se corre el riesgo de que algunos de esos recursos entren en estafas piramidales, lavado de activos, e incluso financiación del terrorismo.

Pero antes de entrar de lleno, hay que empezar por lo básico. Imagine que una empresa le ofrece inversiones lucrativas con rentabilidades que oscilan entre 0,5% y 1,5% diario, arrojando así una cifra mensual de hasta 45%. Todo lo que usted debe hacer es inyectar un capital semilla de US$200 aproximadamente y esperar a que el dinero empiece a llegar. Durante los dos primeros meses todo parece ir bien y sus ganancias aumentan, hasta que la plataforma anuncia cambios que afectan la operación. Esos ajustes, por lo general, suelen estar relacionados con las criptomonedas.

Algo parecido le pasó a Cristian*, quien decidió dar el salto al mundo de las inversiones en enero de 2022, cuando un compañero de trabajo le había hablado de Columbustick, un bróker de Forex y criptomonedas que ofrecía alrededor de 50% de rentabilidad en un día. Para iniciar, destinó una inversión de US$400 que se convirtieron en US$650 a los 25 días.

Yo decidí seguir a pesar de que podía sacar la plata cuando yo quisiera. Así pasó un tiempo y yo seguí jugando, pero a mediados de febrero, la plataforma dijo que se cerraban los movimientos debido a que iban a sacar al mercado ColumbusCoin, su propia criptomoneda”, explicó a Forbes.

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Desde entonces, y hasta el 15 de marzo, la empresa decía que volvía a reactivar operaciones, pero no en dólares, sino con cripto. Es decir, todo el dinero que tenía Cristian en dólares lo iban a pasar a esa criptomoneda, y si él quería, podía hacer la transferencia a la moneda estadounidense. Al inicio, ColumbusCoin valió US$0,98, pero el 13 de marzo alcanzó US$1,30. Para entonces, Cristian cuadruplicó lo invertido, pero dos días después, la plataforma se cayó y perdió todo su dinero.

Otras compañías como IT Capital, basada en San Luis Potosí, ciudad ubicada al centro de México, ofrecieron una opción similar a Rosaura*, que arrancó con una inversión de US$1.000 en febrero de este año. En un mes, sus ganancias ascendían a US$1.700, pero en marzo, la firma anunció que la aplicación no iba a funcionar y que se congelaban los fondos hasta nueva orden.

A principio de mayo, sacaron otra aplicación donde se podía ver el dinero, pero no se podía retirar, sino que se tenía que reinvertir con criptomonedas para generar la plata. “Nos dijeron que iban a habilitar una parte para invertir esa plata y sacarla en criptomonedas, pero por una reestructuración con la aplicación, no hicieron nada hasta nueva orden. Desde mayo no sabemos nada de nadie”, comentó Rosaura a Forbes.

Esta práctica es más común de lo que se cree, ya que en todo el mundo se crean de 200 a 400 criptomonedas por hora. Unas pueden tener éxito y otras no. Por ello, a la hora de diferenciar aquellas que son ilegítimas y engañosas, hay que tener en cuenta los tipos de tokens de los que surgen.

Así lo explica Juan Camilo Becerra, CEO de Wealth Ocean, una multinacional de venta directa enfocada en enseñanza y planeación financiera. De acuerdo con el experto, hay tres tipos de tokens que los usuarios deben tener en mente a la hora de elegir en dónde invertir su dinero: los utility tokens, los security tokens y los equity tokens.

Los utility tokens funcionan como resguardo de participación en ventas masivas para reunir capital en un proyecto, por lo que suelen asociarse a iniciativas en desarrollo y a las initial coin offer (ICO), ya que son el medio por el que la idea obtiene sus fondos. Por otro lado, los security tokens son activos criptográficos similares a cualquier otro, pero con la diferencia de que están ligados a valores financieros como bonos, swaps o futuros.

Con respecto a los equity tokens, son similares a las security tokens, pero funcionan como un activo de acciones tradicionales, permitiendo a quienes lo poseen tener alguna forma de propiedad en sus inversiones. Las formas de representación más usuales que tienen son acciones, futuros, contratos de opciones, así como bienes raíces y empresas tokenizadas. Por ello se le conoce como “la acción del siglo XXI”.

Cuando se habla de estafas, las más comunes se dan en utility tokens, ya que diferentes empresas en construcción de una organización autónoma descentralizada (DAO) suelen declarar su valor en cero. Esto es problemático, pues representa una estrategia de evasión fiscal y de captación de dinero con esquemas de oferta pública sin regulación. Pero este no es el único problema.

Lavado de activos

Si bien las estafas con criptoactivos han creado un escenario creciente, hay mucho más en juego cuando se analiza el mercado de activos digitales. Al respecto, el director gerente en la Práctica de Investigaciones Forenses e Inteligencia de Kroll Global, David Lewis, comentó a Forbes que la industria debe pensar en los retos del crimen organizado y los cárteles del narcotráfico y la corrupción, pero no debe perder de vista el lavado de dinero tradicional a través del efectivo.

Lewis, quien también fue secretario ejecutivo del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), destacó que el mayor volumen de lavado de dinero sigue ocurriendo por vías tradicionales, pero no ocultó el hecho de que hay nuevos riesgos, por lo que hizo un llamado a las naciones latinoamericanas para aprobar rápidamente regulaciones para gestionar esos riesgos.

Si eres una empresa que ofrece Bitcoin y servicios de intercambio, deberías estar regulado. Deberías estar sujeto a las mismas normas para los bancos, y eso significa, por ejemplo, que la información sobre el remitente y el destinatario de los fondos debe incluirse en las transacciones. Y eso es lo mismo tanto si se tratara de una transferencia bancaria como de una transacción de Bitcoin”, aseguró.

Para combatir estas amenazas, tanto las jurisdicciones como la industria han reconocido en consultas recientes las oportunidades de la analítica de blockchain para ayudar a rastrear el blanqueo de dinero relacionado con el ransomware. Las herramientas de blockchain han apoyado e informado casos exitosos de aplicación de la ley, sanciones financieras específicas y otras acciones para interrumpir la financiación del ransomware.

‘A través del análisis blockchain de las transacciones se puede seguir el dinero. No obstante, es una amenaza cada vez mayor para el lavado de activos y la financiación del terrorismo’.

SERGIO REYES, SUBDIRECTOR DE INFOLAFT.

Sin embargo, la industria también reconoció que siguen existiendo algunos desafíos, en particular debido al uso de monedas de privacidad, el salto de cadena a través de proveedores de servicios de activos virtuales no conformes y los monederos no alojados.

Los informes de la GAFI destacan que, tanto las jurisdicciones como el sector privado, deben aplicar las normas sobre activos virtuales (VA), los proveedores de servicios (VASP), los modelos antilavado de dinero y contra la financiación del terrorismo (ALD/ CFT). Esto incluye la norma sobre viajes, para que el sector privado pueda detectar a los agentes ilícitos y las transacciones sospechosas.

La norma sobre viajes consiste en determinar cuál es el originador de las transacciones con activos virtuales, así como los beneficiarios y destinatarios. La GAFI consultó a 98 países, de los cuales 29 han emitido regulación para tratar de cumplir con ese parámetro. De ese total, solo un pequeño conjunto comenzó a aplicarlas, aunque los documentos oficiales no especifican de qué naciones se trata.

El subdirector de Infolaft, Sergio Reyes, está convencido de que, para este momento, ya debería haber claridad sobre el uso de los criptoactivos, así como una regulación clara para todas las instituciones financieras y entidades no financieras a nivel mundial a la hora de prevenir estos delitos.

“Hubo un acercamiento al tema en algunas jurisdicciones, pero en la gran mayoría ocurrió algo muy curioso, y es que como no entendían el fenómeno, se limitaron a decir que las transacciones con criptoactivos tienen alto riesgo de volatilidad, apelando más a un tema de seguridad financiera, pero en el camino fueron encontrando que pueden ser utilizadas para materializar del delito de lavado de activos, entonces la reacción ha sido más lenta de lo esperado”, señaló el directivo a Forbes.

Según Becerra, hay que implementar contratos inteligentes en la Web 3.0, pues son la manera de saber que los ingresos provenientes de criptomonedas no vienen del lavado de activos o la financiación del terrorismo. Por ejemplo, el CEO de Wealth Ocean destacó que el Bitcoin llega a Latinoamérica por un costo inferior al precio del mercado. En el caso de Colombia, puede adquirirse hasta 7% por debajo de su valor original.

“Normalmente, lo que uno puede comprar por debajo del precio es algo que tiene mucha oferta, que se da porque hay mucho dinero que llega de México por temas de narcotráfico. Ahora, hay que tener en cuenta que desde México también llegan dólares y pesos, entonces el narcotráfico va a aparecer siempre por todos lados y los negocios ilícitos van a llegar en todas las monedas”, añadió. Según el último ranking de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, México es el cuarto país con más crimen organizado en todo el mundo, superado únicamente por Congo, Colombia y Myanmar. Ahí surge un aspecto más complejo.

Terrorismo y crimen organizado

La evolución tecnológica hizo que todos los procesos de criptomonedas se masificaran. Después de la pandemia, muchos inversionistas pensaron en los activos digitales como una gran salida financiera y de protección en caso de una situación extrema.

El problema es que el mercado vio una posibilidad de hacer transacciones con una regulación mínima y sin control, provocando que muchos de estos capitales empezaran a migrar hacia el terrorismo y financiación de operaciones ilegales, pues evita la necesidad de realizar piruetas financieras de blanquear el dinero o lavarlo, operación que “ya está siendo ofrecida como un servicio a otros criminales”, de acuerdo con la GAFI. Esto también se ve con frecuencia en los casos de ransomware, donde el dinero se paga en Bitcoin porque es más difícil de seguir.

Para el director ejecutivo de Values AAA, Jeisson Balaguera, esto ha facilitado que haya un mercado líquido para los hackers y el robo de información corporativa: si la persona afectada quiere rescatar su información, le exigen hacer depósitos en Bitcoin.

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Como eso no está regulado porque tiene una cadena de bloques, entonces no es rastreable. Por ello, no se trata solamente de controlar el registro, pues al no haber esa protección y esa seguridad tan alta, las transacciones ilícitas no cuentan con rastreo. Además, hay mucha oferta y demanda al ser productos líquidos que se pueden negociar fácilmente”, dijo el directivo a Forbes

De acuerdo con Reyes, una de las razones por las que es tan importante tener una regulación adecuada de los proveedores de servicios de activos virtuales es para que las transacciones incluyan información sobre el remitente y el destinatario de los fondos.

“Puedes ver la transacción y, usando las habilidades tradicionales de investigación, puedes rastrear la transacción hasta una dirección IP y encontrarla ¿Dónde está esa dirección IP? ¿Quién está sentado detrás del ordenador? Es la forma ligeramente diferente de operar, pero a través del análisis blockchain de las transacciones se puede seguir el dinero. No obstante, es una amenaza cada vez mayor para el lavado de activos y la financiación del terrorismo”, explicó.

Todo lo anterior dibuja una línea ética entre dos escenarios: la persona que quería crear una cripto y posicionarla, pero cuyo proyecto no aguantó ante la baja inversión, o aquellos que crean la misma criptomoneda y venden información ilegítima a partir de ello, poniendo equipos de tecnología con nombres y hojas de vida que no existen. Esto, unido a los criminales que encontraron en los activos digitales un hub para operar sin ser detectados y la falta de herramientas para detenerlos, deja en claro la necesidad de actuar, así como de evaluar avances a la fecha. Pero eso es tema para otro análisis.

* Espere la segunda parte de esta investigación en la próxima edición impresa de Forbes Colombia.

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