Para que todo siga funcionando es fundamental que la corresponsabilidad prevalezca entre los diferentes actores.

El Covid-19 generó conmoción en las familias colombianas, no solo por lo desconocido del virus, sino por el desafío para el sistema de salud. La pandemia en el mundo no solo fue sinónimo de enfermedad sino también de incertidumbre económica, y muchos países no tuvieron con qué pagar los gastos médicos. En Colombia, el Estado hizo un esfuerzo significativo y para los ciudadanos, asumir costos por tratamientos asociados a la pandemia no fue una preocupación. El sistema tuvo que aumentar su capacidad administrativa para disminuir sus barreras de acceso. Con este cambio, los colombianos pudimos evidenciar de primera mano que, aunque persisten muchos retos, se han logrado grandes avances en materia de salud. 

Este es un sistema solidario que administra el recurso equitativamente, posibilitando cobertura integral para toda la población –incluyendo la más vulnerable– y facilitando todos los servicios, desde medicamentos y citas con especialistas, hasta tratamientos de enfermedades de alto costo. 

Hoy tenemos la cobertura más alta de América Latina. Según el Banco Mundial (2021), 95% de los colombianos tiene acceso a la salud. De ese porcentaje, un 47% es población subsidiada, algo que en 1993 era impensable, ya que en ese año el indicador de cobertura era del 23,5%.

Además, tenemos uno de los menores gastos de bolsillo de América Latina y el Caribe: los usuarios no se deben endeudar o perder sus bienes para pagar el tratamiento de una enfermedad; este gasto representa hoy el 15%, en los 90 era de 53%. 

Para que todo siga funcionando es fundamental que la corresponsabilidad prevalezca entre los diferentes actores: el Estado como rector del sistema, las aseguradoras que responden por cuidar la vida de las personas a través de la gestión del riesgo y los prestadores de servicios que deben atender a los afiliados. 

Como aseguradores debemos garantizar el acceso equilibrado al sistema de salud, detectando los factores de riesgo de los afiliados y canalizándolos en programas de prevención que mejoren su calidad de vida. También debemos velar por un servicio oportuno y cercano por parte de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) y lograr que los costos sean sostenibles para la población. 

Colombia se ubica hoy en el puesto 22 del ranking de los mejores sistemas de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que cuenta con un plan de beneficios amplio para cubrir enfermedades de alto costo. 

Sin embargo, el sistema de salud colombiano tiene desafíos: hay que fortalecer la coordinación y la articulación; crear estrategias de caracterización que disminuyan las enfermedades crónicas e incentivar la prevención de enfermedades y el uso responsable de los planes de beneficio y eliminar las barreras de acceso geográficas, económicas y culturales.

La tarea es compleja, pero debemos seguir trabajando para cerrar brechas y crecer como sociedad. Desde EPS SURA creemos que hay que unir propósitos para responder a las necesidades de las personas y estamos comprometidos con mejorar nuestras redes de atención y trabajar con las nuevas tecnologías de información para conocer cada contexto social, llegar a cada zona con estrategias focalizadas y continuar construyendo sobre lo construido. Este es un sistema de salud con propósito: lograr que los colombianos sean más saludables.

Por: Pablo Fernando Otero
*El autor es gerente de EPS Sura

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes.

#NuestraRevista | Este es un artículo publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de agosto.  Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese aquí para suscribirse.