Los atributos que aportamos como mujeres no son menores, al contrario, los vemos aflorar cada vez más incluso en reconocidos programas de liderazgo en el mundo.
A medida que pasan los años es innegable la fuerza que ha tomado la participación femenina en la sociedad. Lejos quedaron los días en los que nuestro rol estaba limitado a la maternidad, los cuidados del hogar o carreras relacionadas con lo ‘femenino’, como el arte, la historia o la literatura. Hoy tenemos desde presidentas de países hasta lideresas sociales indígenas, y sus voces se han convertido en un ejemplo de fuerza y capacidad para movilizar causas y propósitos.
Hemos empezado a observar cada vez más mujeres en roles de liderazgo, cuyos atributos se han convertido en una fuente de motivación para otras mujeres. Ellas han abierto oportunidades multiplicadoras que les permiten a muchas más mujeres descubrir la posibilidad que tienen para impulsar sus sueños. Los atributos que aportamos como mujeres no son menores, al contrario, los vemos aflorar cada vez más incluso en reconocidos programas de liderazgo en el mundo, así como en los procesos de búsqueda de personal, para todos los niveles y cargos.
Iniciemos por uno de los atributos más deseados: la empatía. Esa capacidad que tenemos para ponernos en el lugar de los demás para, desde allí, construir relaciones de respeto y escucha, para retroalimentar de manera constructiva, buscando el crecimiento del otro, pero también el propio, porque sabemos que la vida se trata de crecer y evolucionar como personas.
Otro atributo sobresaliente que nos caracteriza es el irrefrenable sentido de justicia, la capacidad para saber qué es justo y por qué, lo cual nos permite ofrecer críticas constructivas que se enfocan en enriquecer y mejorar nuestros entornos y vidas, apoyadas en un desarrollado sentido de la compasión y en la necesidad moral de saber que hacemos lo correcto.
La intuición, atributo especialmente asociado a lo femenino, fuerza poderosa e inexplicable. Ese sentido tan agudo de la percepción que tenemos nos permite sentir y entender lo que está pasando en la mente de las personas y los equipos. Sobresalimos a la hora de leer el lenguaje corporal, las emociones en el rostro de los demás, y desde allí modulamos nuestra comunicación y relacionamiento para lograr movilizarlos.
¡La conexión con todo! Nuestros entornos, familias, trabajo, comunidad, ideas, talentos, voluntades, recursos, información, trabajo. Así son nuestros días, nuestras vidas. Estamos en todo con capacidad para escuchar y percibir cuidadosamente todo lo que sucede a nuestro alrededor y resolver así mismo las crisis y desafíos que se presentan en lo personal y profesional.
Imposible cerrar este espacio sin hacer una invitación especial, pues estoy segura de que muchos hombres se identificarán con estos atributos e incluso sentirán que también los caracterizan. ¡Bienvenidos al mundo de la esencia femenina! Es desde ese reconocimiento que algún día, espero, podremos dejar de hablar de “la cuota femenina” o leyes de paridad como algo impuesto y obligatorio y más bien la buscaremos activamente, como un bien deseado y apreciado, abrazando la idea de una mejor sociedad donde todos podamos brillar en nuestra maravillosa diversidad y hacer la diferencia a través de esos atributos que nos identifican y diferencian.
Contacto
LinkedIn: Marta Royo
*La autora es directora ejecutiva de Profamilia y miembro de Women In Connection (WIC)
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
#NuestraRevista | Este es un artículo publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de agosto. Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese aquí para suscribirse.