La compañía ha desarrollado productos de tecnología para agro, vehículos y sector salud, entre otros.
Lorena Valencia y Andrés Felipe Ortiz son esposos, investigadores y científicos que crearon una compañía que buscaba impulsar la investigación científica y el desarrollo tecnológico pero aplicado directamente a soluciones para compañías en Colombia.
Es un asunto de soberanía, cree Valencia, socia fundadora de Octopus Force, una firma que ya factura US$5 millones y que espera en el corto plazo triplicar esa cifra, gracias a su proceso de internacionalización.
“Nos conocimos con mi esposo en una conferencia sobre temas tecnológicos y científicos. Él estaba allí con un amigo en común, el dueño de baterías MAC. Yo desarrollo tecnología hace 24 años y él es investigador. Entonces creamos nuestra empresa”, explicó la emprendedora.
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Según ella, su gesta inicial fue muy difícil, porque nadie los entendía en América Latina, donde los empresarios están acostumbrados a traer importadas sus soluciones tecnológicas de Estados Unidos, Europa o China y ensamblar localmente.
“La gente nos decía: ‘cómo así que me vas a desarrollar una máquina, o un producto”, era la primera pregunta que les hacían. Siempre pensaban que solo eran distribuidores de tecnologías de otra compañías en el exterior.
A esto se le suma que en muchos casos las empresas hacen convenios con universidades, pero en la academia no tienen el músculo para desarrollar productos escalables y que puedan llegar masivamente a los mercados.
Por eso todos los empresarios que necesitan desarrollar una solución tecnológica creen que en Colombia no hay esa clase de servicios. Esos son los resultados de Octopus Force que se ofrecen a otras firmas.
Ellos ya tienen en su portafolio, entre otros, productos aeroespaciales como soluciones para aviones de fumigación, drones para toma de imágenes en cultivos, partes de vehículos eléctricos, un cultivador hidropónico, robots de desinfección y una máquina que ayuda en los procesos de transplante de órganos para evitar que los pacientes de estos procesos tengan que depender para su recuperación de los inmunodepresores.
Las posibilidades son infinitas, porque los desarrollos son siempre a la medida y con base en las necesidades de cada compañía.
Soberanía tecnológica
¿Adónde apuntan los resultados de Octopus Force? El esfuerzo de ellos se enmarca en el concepto de soberanía tecnológica que tiene un impacto muy favorable en los balances de las compañías que contratan estas soluciones.
Para ellos, el problema de no desarrollar soluciones autóctonas es que las empresas dependen siempre de las actualizaciones que hagan en otros países de esas tecnologías y de que los expertos en mantenimiento estén disponibles. Además, los costos son muy elevados, lo que se ve agravado por la devaluación del peso.
“En general a los empresarios la dinámica que les proponemos les ha gustado mucho. Por eso nuestros servicios explotaron entre 2020 y 2021 y ya estamos pensando en la internacionalización”, explicó la empresaria.
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Frente al problema de talento que enfrenta el sector tecnológico, Valencia señaló que en su caso es más complejo, porque la capacitación de personal para diseño y producción de hardware es aún más escasa en el país.
“Tuvimos que desarrollar nuestra propia cantera de talento. Nosotros empezamos a capacitar estudiantes antes de que salgan de las universidades. Gracias a eso, ya estamos teniendo profesionales jóvenes pero experimentados”.
Según ella, este tipo de compañías permiten que el país se internacionalice, conectándose con otros mercados, y mostrándonos como un mercado que también produce avances tecnológicos.
Para el futuro próximo, están apostando fuerte por otros mercados. Ya van a abrir operaciones en Estados Unidos y España.
“La idea es que tengamos al menos el continente americano de sur a norte para ir incursionando y mostrar que somos capaces de desarrollar nuestras propias tecnologías de excelente calidad. Estamos interesados en que otros emprendedores se peguen para que muestren estos desarrollos”.
Esa apuesta por la internacionalización es la que les permitirá triplicar sus ventas.
“En el mundo hay mucha necesidad de desarrollo tecnológico, porque muchos países se han desindustrializado”, comentó.
“Eso es lo que llamamos soberanía tecnológica: que nuestra producción intelectual salga al mundo a competir, con gran calidad y con precios muy comparables a los de la China”, finalizó. Estos son los resultados de Octopus Force.