Catalina Jaramillo inició su negocio haciendo depilación de cejas a domicilio en Brasil. Hoy cuenta con 12 sedes de su marca en Colombia y Miami, una línea de productos con más de 20 referencias y ventas que alcanzaron los 30.000 millones de pesos anuales en 2021. ¿Cómo lo hizo?
La historia de Catalina Jaramillo es la muestra de que ninguna idea es pequeña cuando de emprender se trata.
En 10 años pasó de hacer depilación de cejas a domicilio en Brasil, a construir en Colombia el que ella llama su propio “imperio de cejas”. Hoy emplea a 120 personas, cuenta con una red de 12 centros de experiencia en cinco ciudades de Colombia y uno en EE. UU.
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“Todo empezó porque mi esposo y yo nos fuimos a Brasil para que él se especializara como radiólogo. Tuve a mi primera hija y no tenía una fuente de ingresos propia, así que tomé algo que siempre me había apasionado, que era depilarme las cejas, y lo convertí en mi trabajo aprovechando un mercado que tenía muchísimo potencial, el de Porto Alegre, que era la ciudad en donde vivíamos”, recuerda en conversación con Forbes.
Como administradora de empresas siempre tuvo claro que quería emprender, así que no dudó en capacitarse en estética, colorimetría y otras áreas de la belleza para construir su propio imperio. Empezó siendo su propia jefe y su única empleada. “Me hice popular en Porto Alegre con mi técnica de depilación de cejas con hilo, trabajé en una red de peluquerías muy famosa de ese país, pero cuando llegó el momento de regresar a Colombia me encontré con que tenía que empezar de cero”, dice.
La ciudad que eligió para establecerse fue Medellín. Allí fundó en 2012 lo que hoy es Cejas Catalina Jaramillo. “Mi primer local fue en el Centro Comercial Terracina, era diminuto. Tenía a una persona que me ayudaba en recepción y yo era la única empleada. Hacía cejas todo el día”, agrega. Pero de Brasil se trajo una idea con la que quería revolucionar el negocio de la estética en Colombia: que las empresas también pueden ser escuela y que el talento de los colaboradores se capitaliza.
Así se propuso formar una a una a las mujeres que llegaban a trabajar con ella, para que la habilidad que la había hecho famosa años antes no fuera exclusiva de sus manos. “Empecé a contratar a mujeres cabezas de hogar convenciéndolas de que este arte les iba a servir en cualquier lugar del mundo y ofreciéndoles salarios justos, así también mis clientes podían sentir que sin importar quién las atendiera el resultado siempre iba a ser el mejor”, recuerda. Con esa estrategia al año siguiente, en 2013, logró abrir las puertas de su segundo local en esa ciudad.
El descubrimiento
Llevaba un par de años dedicada a depilar cejas cuando decidió crear un producto para potenciar el crecimiento de los vellos de esa zona del rostro. “Nació la ‘Gota mágica’ y ahí cambió por completo el sentido de nuestra marca. Nos dimos cuenta de que no solo queríamos embellecer las cejas, sino que podíamos enseñarle al país entero a cuidarlas y recuperarlas”, comenta.
Este primer producto era una fórmula magistral que buscaba ayudarles a sus clientes a tener cejas más pobladas, oscuras y saludables. Para entonces ya tenía sedes en Bogotá, Barranquilla, Pereira y Cali y el éxito de ‘La Gota’ fue tal que se convirtió en el primer paso para un portafolio de productos propios que hoy tiene más de 20 referencias.
“En ese momento mi esposo renunció a su trabajo como radiólogo y se enfocó en crear CJ Medical, nuestro propio departamento médico que con tecnología especializada ofrece terapias de electroestimulación para potenciar el crecimiento de las cejas”, detalla la empresaria. Para entonces sus centros de experiencia se convirtieron también en ‘clínicas para las cejas’.
Sobreviviendo a la pandemia
Cuando el mundo entero se cerró por cuenta del Covid-19, en 2020, tenía contratadas a 100 personas y abiertos 10 centros de experiencia. Pese a esto, Jaramillo no despidió a ninguno de sus empleados y abrió su primera sede en Miami, Estados Unidos. ¿Cómo lo logró? Las redes sociales y las ventas en línea fueron sus aliados.
“Las redes sociales y la publicidad con influenciadores nos han fortalecido mucho. En pandemia nos enfocamos en la venta de productos en línea, hacíamos en vivos enseñando a usarlos y la gente respondió muy bien a esa estrategia. También ofrecimos venta anticipada de servicios, para cuando se reabriera el comercio, y así sobrevivimos a cuatro meses de encierro sin despedir a nadie”.
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Los resultados son positivos: en 2021 la empresa logró facturar 30.000 millones de pesos gracias a sus productos propios, servicios de depilación y terapias de recuperación y fortalecimiento de las cejas. “En pandemia crecimos 15%, con todo y los cuatro meses de encierro, y el año pasado volvimos a crecer 20% sobre el 2020”, detalla.
Recientemente sus productos recibieron el aval de la FDA y empezaron a venderse en la plataforma Amazon. Ya se venden en línea en Estados Unidos. La producción es 100% colombiana y se hace en Medellín, desde donde salen mensualmente unos 4.000 productos. Allí también cuentan con un call center que centraliza el registro de citas, incluidas las de Miami, y recibe los pedidos hechos a través de sus diferentes canales de atención.
Su sueño, dice, es seguir creciendo dentro y fuera del país. “Todo ha sido orgánico. No tenemos franquicias, ni socios, todo lo hemos reinvertido y nos hemos enfocado en crecer, así que ha sido difícil pero seguro”. En Miami, por ejemplo, la cabeza de la organización es su mamá, a quien también le enseñó a depilar cejas y en la sala de su casa empezaron a construir su base de clientes mientras se daba la reapertura del comercio en ese país.
“Espero que Cejas Catalina Jaramillo llegue a abrir sedes en Nueva York y Los Ángeles”, concluye, y mientras eso pasa espera seguir consolidándose como la voz oficial del cuidado de las cejas en el país.