Un freno en las inversiones de capital de riesgo ha marcado un nuevo enfoque en las empresas emergentes de base tecnológica que han tenido que reajustar sus operaciones a unas más enfocadas en rentabilidad y modelos de negocio sostenibles.

La fuerza de capital de riesgo que ha hecho posible que surjan compañías que figuran entre las más brillantes del mundo ha sido ascendente en las últimas dos décadas.

Nada más el año pasado, en América Latina y el Caribe, se invirtieron US$15.700 millones y en el mundo US$600.000 millones, que en ambos casos es más que diez veces los niveles que desplegaban hace una década.

El capital de riesgo (VC, por sus siglas en inglés), se convirtió en la gasolina para los unicornios, se atrevió a entrar en nuevos sectores, atrajo a nuevos actores y se hizo accesible desde cualquier rincón del planeta.

Las boyantes salidas a la bolsa y las valoraciones disparadas de las compañías listadas marcaron una sensación de entusiasmo en el mercado y de referencia para las compañías privadas.

Sin embargo, el mercado bajista de los últimos meses, jalonado por factores como la alta inflación, las alzas en las tasas de interés, la guerra en Ucrania y las presiones de China para su industria tecnológica, ha llevado a correcciones y ha caídas en las acciones de la industria tecnológica. En Estados Unidos, la cantidad de capital que se conseguía en salidas a bolsa se ha reducido en más de 70% en lo que va de este año, frente al mismo período del año pasado.

En inglés, a los tiempos de mercados con precios de acciones a la baja, los representan con los osos, por la forma en la que los osos atacan a sus presas, deslizando sus patas hacia abajo.

Para los emprendedores, el primer choque se dio al comprender que el desempeño deficiente del mercado público de las empresas de tecnología, afecta significativamente la inversión de capital de riesgo.

En efecto dominó, en el segundo trimestre de 2022, en América Latina se inyectaron US$2.370 millones, con 160 acuerdos, menos que los US$4.953 millones que se registraron en el mismo período del año anterior, cuando sucedieron 200 acuerdos.

Pero eso no significa que no haya capital. Lavca, una asociación de fondos de capital de riesgo, sostiene que a este punto el 2022 marca el segundo año récord en el histórico de Latinoamérica, ya que los US$5.100 millones que se invirtieron en la región durante primer semestre, superan el total de 2019 (US$4.900 millones) y de 2020 (US$4.200 millones).

“Ante un contexto de perspectiva de menor capital, los fondos estamos empezando a ser más selectivos y asegurando que las compañías en las que invertimos cuiden un poco más ese capital también. Se va a seguir apostando, pero de otra forma”, dijo en una entrevista con Forbes Agustín Rotondo director de Wayra Hispam –el fondo corporativo de Telefónica Movistar–. “Los fondos tienen el dinero para invertirlo, pero están empezando a cuidarlo más, teniendo un ojo más crítico sobre las valuaciones. Hoy vemos a startups que empiezan a reajustar sus operaciones y a reducir equipos, eso es positivo porque el talento estaba muy caro y había compañías que antes no podían acceder al talento. Ahora hay más talento disponible”.

YCombinator, que es la aceleradora de startups más importante del mundo, envió en mayo una fuerte carta a las compañías de su portafolio, afirmándoles que el movimiento más seguro es prepararse para lo peor y les dio un mes para que redujeran costos y extender su runway, que es la reserva de dinero que tiene una startup.

“Hay una corrección de valuaciones, pero en Latinoamérica todavía hay problemas muy grandes que necesitarán de tecnología”, menciona con optimismo Jimena Pardo, socia de la firma ALLVP. “Los ojos estarán sobre emprendedores enfocados a la creación de valor y métricas en sus negocios que los haga rentables. Es como volver al principio”.

Se trata de una época de supervivencia en la que las compañías están trabajando para asegurarse de seguir operando durante los próximos 12, 18 o 24 meses en caso de que no puedan volver a recaudar dinero por parte del capital de riesgo.

“Nuestro apetito sigue siendo fuerte”, comenta Luis Valdich, director de Citi Ventures. “Hay capital, pero no para todos. A veces el mejor momento para invertir es cuando suceden este tipo de cosas. Las empresas más fuertes se seguirán financiando, podrán aprovechar para comprar competidores y tomar ventaja para atraer talento”.

Los inversionistas son conscientes del efecto transformador que la tecnología ha tenido en la economía, por lo que saben que no es momento para huir. La situación de los mercados capitales no detiene la ampliación del mercado potencial de productos tecnológicos, que más allá de los negocios de consumo, aún promete seguir irrumpiendo en todas las áreas del mundo empresarial.

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