Los presidentes de las bolsas de Colombia, Chile y Perú reconocen que los aspectos tributarios y un entorno macroeconómico complejo en la región plantean retos clave para consolidar la operación.

La integración de los mercados de capitales de Colombia, Chile y Perú se ha planteado con dos objetivos clave: constituir la holding regional antes del 31 de diciembre y definir el proceso de planeación para la conformación del mercado integrado. Para lograrlo, los presidentes de las tres bolsas de valores esperan que, antes de finalizar el año, el plan de trabajo esté listo para que, en 2023, se desarrolle la fase de implementación del mercado.

Con respecto a ese proceso, el presidente de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), Juan Pablo Córdoba, señaló que las asambleas de accionistas de las tres bolsas aprobaron la integración de las mismas para lograr la unión de los mercados y construir una holding regional, siendo una sola compañía la que toma las decisiones, garantizando unidad de propósito y foco en la operación. Se espera que, al operar juntos, los tres mercados sumen una capitalización de US$1 billón.

Todo lo anterior sucede en un entorno retador para la región, según Córdoba, quien también mencionó que actualmente se enfrenta “el entorno macroeconómico más complejo en los últimos 20 años” para toda la región.

“Esta es una apuesta a largo plazo de la integración, construyendo una visión donde estos países necesitan ser más relevantes en el entorno global, y uno de los caminos es contar con mercados de capitales más dinámico y vibrante”, afirmó Córdoba durante el 12 Congreso de Asobolsa, realizado en Cartagena.

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Cabe recordar que Latinoamérica representa entre 7% y 8% del PIB global, pero en los mercados financieros solo llega a 1,5%. Ante dicho nivel de subdesarrollo, surge la urgencia de crear un único mercado que reuna a todos los agentes, implicando que la discusión no se genere solo en torno a las bolsas de valores.

En este punto, las normas y supervisores han tenido conversaciones frente al desarrollo para generar un entorno donde los emisores de los tres países estén ubicados y puedan transar desde un único lugar, y que las reglas de mercado sean exactamente las mismas para los tres.

Para los directivos, el mejor camino para impulsar esa unión de mercados es la integración de las bolsas, que puede ayudar con los reguladores y supervisores a armonizar las normas en todas las etapas de la cadena, desde la negociación hasta la compensación y liquidación de operaciones.

“Es un cambio de paradigma que nos pone en una buena situación. Tiene que crecer el acceso de personas naturales a los mercados, así como las oportunidades para igualar estándares y acercarse a los niveles internacionales”, agregó Córdoba.

¿Qué pasó con el MILA?

El CEO de la Bolsa de Comercio de Santiago (BCS), José Antonio Martínez, sostuvo que este proyecto es distinto al Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), pero aseguró que sin él no se habría llegado a este punto, en el que “es una obligación como países el tener una oferta de servicios integrada”.

“Todos estos procesos de integración son complejos y requieren un conocimiento profundo, generación de confianza y construcción de amistad. Ese fue el trabajo del MILA, construyendo las bases para avanzar a una nueva etapa distinta. No hablamos de un MILA 2.0, sino de otro proyecto“, subrayó.

Por su parte, el CEO del Grupo de la Bolsa de Lima (BVL), Francis Stenning, comentó que en el MILA se habló de una integración de los tres mercados, y resaltó que al momento de su lanzamiento, con seis organizaciones trabajando en el proyecto, el tema era resolver un plan de acción entre todas. Esto contrasta con el plan actual, donde se apunta a una institución con una sola cabeza.

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“Esto permite abordar a las contrapartes con unidad. Ahora el foco es la estandarización, siendo normas únicas para un mercado único”, agregó.

Uno de los actores que brilló por su ausencia fue México, a pesar de estar involucrado en el MILA. No obstante, Stenning destacó que, al momento de configurar un mercado único, “dos era poco y cuatro era mucho” en una primera etapa como la que atraviesan en la actualidad.

Asimismo, Córdoba señaló que México ha sido parte de esta conversación, pero Colombia, Chile y Perú se han encargado de mantener viva la llama de la integración, mientras que México se ha alejado un poco.

“Meter más países habría complicado la operación. Tenemos las manos llenas y el MILA nos ha dado ese avance fuerte y un vínculo muy estrecho”, resaltó.

¿Cómo se logra el día a día?

Córdoba destacó que hay dos familias de normatividad: lo primero es la operatividad de los mercados, que es la que se quiere que sea única. Otras normas trascienden la operación, que son las de los intermediarios sobre límites de riesgos y liquidez, que son “diferentes pero parecidas” en los tres países, lo que hace imposible plantear que se normalizarán en el día uno.

La segunda familia de normas requiere identificar las que más duelen y trabajar sobre ellas. Un ejemplo es el tema de liquidación de operaciones, donde las normas cambiarias son clave, por lo que las negociaciones podrían hacerse en el valor de emisión, pero en la liquidación se abre la posibilidad de elegir la misma opción u optar por los dólares. Si bien esto último debe discutirse con bancos centrales y reguladores, los directivos tienen claro que “es la manera de ser funcionales”.

En el tema tributario, también están de acuerdo en que es imposible poner esa armonización como condición, por lo que una de sus prioridades es construir una agenda común para no generar distorsiones y arbutrajes.

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“Estamos planteando una solución a futuro. Con bancos centrales es un poco más complejo. En los esfuerzos tributarios vamos a tener dificultades para manejar exoneraciones con el tiempo, pero es clave no tener asimetrías con el sistema financiero nacional”, apuntó Stenning.

Por su parte, Martínez fue enfático en que se debe limitar la expectativa frente a las cosas que se lograrán desde el principio y en otras de mediano y largo plazo.

“Hay mirada similar de gobiernos y reguladores, pero hay otros elementos en primera etapa donde tal vez no se logre un sistema tributario común. Esperamos un cambio de paradigma donde la mirada deje de ser local y observe los impactos de la competitividad del mercado de capitales con el resto del mundo, pasando a analizar todo a nivel regional y global”, concluyó.

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