Cada vez más, las organizaciones buscan otro tipo de capacidades en su personal, más allá de la mera fuerza laboral.

El ‘saber hacer’ no es suficiente cuando no se tiene la habilidad para tomar decisiones estratégicas a partir de ese conocimiento práctico, o de esa forma lo están viendo algunas organizaciones hoy en día. Las nuevas tecnologías han simplificado de tal manera los procesos que no se requiere, por ejemplo, tener un operario que maneje las máquinas a cada hora, sino uno que pueda orientar el uso que se les da en línea con los objetivos de la compañía. 

Pese al estigma que ha cargado la automatización, el fin último de estas soluciones no son acabar con la generación de empleo, más bien buscan suplir la parte mecánica para que los humanos se especialicen en otras áreas.

La transformación digital ha llevado a los profesionales a adquirir habilidades tecnológicas, para estar a la vanguardia de estos cambios. Según el Informe Global de Habilidades de Coursera 2022, en el que se tomó como muestra a 100 millones de personas que realizan algún curso en la plataforma, mostró que hay un interés del alumnado por aprender habilidades digitales/tecnológicas.

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Es bien sabido que Colombia ha empezado a posicionarse como un hub de profesionales con esa destreza para lo digital, la programación y la tecnología. El reporte indica que los estudiantes del país se destacan en desarrollo web (88%), computación en la nube (88%), informática o ciencias de ingeniería de software (75%), redes informáticas (71%) y análisis de ciencia de datos (70%). 

Llama la atención que, de acuerdo con el estudio, los estudiantes de países en desarrollo se inclinan más por este tipo de formación que en campos de habilidades humanas, o también conocidas como soft skills. Mientras que en los países desarrollados la tendencia es opuesta, siendo los cursos de habilidades blandas los más demandados. 

Una investigación de WIB Company, en la que se analizaron las perspectivas de referentes en la gestión del talento humano y organizaciones de talla internacional como la OCDE, sugiere que las habilidades humanas o blandas no son menos importantes, en la medida en que son complementarias al aprovechamiento de la tecnología. Ese equilibrio entre las habilidades duras y blandas es el que cada vez más empresas buscan en su talento humano. 

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La necesidad de estas soft skills se hizo más evidente durante la pandemia, señala el análisis, porque se puso a prueba la capacidad de autogestión de las personas. “Este requerimiento ha aumentado la demanda de habilidades como la responsabilidad, resiliencia, tolerancia al estrés, adaptabilidad, y toma de iniciativa”. 

“Las habilidades blandas se pueden desarrollar por medio de capacitación, entrenamiento, observación y retroalimentación. Estos métodos deberán ser aplicados desde la claridad de lo que se espera lograr; no todo se resuelve con capacitación y por eso la combinación de estos suele ser lo más acertado”, añaden desde WIB.

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