Sin recursos no podrán activarse todas las políticas sociales del gobierno Petro, por eso desde el Ejecutivo empiezan a verse opciones para modificar la regla fiscal. ¿Qué podría traer este movimiento?

Dijimos que cumplir el programa propuesto por el presidente Gustavo Petro era caro. Y parece que no nos equivocábamos, teniendo en cuenta que el primer presidente de izquierda de la historia que tiene la república ha atacado las reglas propuestas por la anterior presidencia, en lo que respecta al gasto del Estado, a la vez que ha mostrado su desacuerdo con la rigidez del Gobierno en lo relativo a la emisión de deuda, entre otras herramientas que, de no existir, permitirían incrementar el gasto público, la deuda, en tanto lo vaya necesitando el Gobierno.

Sin embargo, esa rigidez que critica el nuevo presidente, que comenzó a aplicarse en 2012, un año después de su creación, limita la capacidad de Petro para gastar, y ello, de acuerdo con el presidente, lo limita a la hora de cumplir con las promesas realizadas en campaña que le llevaron a hacerse con la presidencia.

Lea también: Colombia se apaga, y pretende apagarse más

Sin recursos, no pueden activarse todas esas políticas sociales que, como advertimos, precisaban de fuentes de ingresos o recursos externos. Y como ya dijimos en esta misma columna, hablamos de unas promesas que muy caras, y que, ante esa falta de fuentes, iban a precisar de un mayor endeudamiento público.

La regla fiscal, que es el nombre con el que se conoce a esta rigidez a la que hace referencia Gustavo Petro, es una norma que se creó en 2011, pero que, como hemos comentado anteriormente, se empezó a aplicar en el año 2012. Este mecanismo se creó con el fin de controlar el gasto del país. En otras palabras, el mecanismo evita que el país se gaste todos los recursos en momentos en los que se generan ingresos extra o lo que conocemos como superávit. De esta manera, cuando la situación económica es menos favorable, podemos recurrir a ese ahorro para amortiguar los vaivenes de ciclo económico, reduciendo la incidencia de estos en la economía del país. 

Esta regla, en un principio, limitaba el gasto fiscal del Gobierno, limitando su capacidad de gasto y, por ende, el déficit fiscal. Atendiendo a esta normativa, el déficit no podía superar un determinado umbral, a la vez que debía reducirse el déficit fiscal cada año.

La reforma introducida por Iván Duque en 2021, atendiendo a la política introducida, hizo más rígida esta normativa de gasto. Pues, en lo que respecta a la deuda pública, Duque se encargó de introducir un ancla para evitar el sobreendeudamiento y, de esa manera, la puesta en riesgo de la economía por la irresponsabilidad de un Gobierno que no ve límites en gastar por encima de sus posibilidades.

Y para perfeccionar la regla, teniendo en cuenta que hay momentos en los que el ciclo económico requiere estímulos para impulsar la economía, el Gobierno introdujo una medida que permitía suspender el programa durante dos años, pudiendo hacer uso de un mayor endeudamiento y gasto en momentos en los que la economía así lo precise. Pues hemos de señalar que, en esta columna, hasta el momento, nunca se ha dicho que el gasto público y la deuda no puedan ser utilizados en favor de la economía y el crecimiento económico; aunque sí se haya dicho que, en exceso, es un riesgo para el bienestar de la economía.

Hoy el nuevo presidente Gustavo Petro se ha topado con esta regla en un escenario en el que sus políticas sociales, así como aquellas promesas emitidas en campaña precisan aquello que esta misma regla impide. Y ante esa “incapacidad autoimpuesta”, Petro ha optado por tratar de modificar la regla y, de esta manera, incrementar esa capacidad para endeudarse, para gastar y, de la misma manera, incrementar los desequilibrios con el único fin de cumplir con lo prometido en campaña. Pues parece que, para Petro, la frase que dice: “Lo prometido es deuda” es un principio en todos los sentidos.

Convierta a Forbes Colombia en su fuente de información económica

Sin embargo, pese a los deseos de Petro, cambiar la regla no será tan fácil. La economía se desacelera y las economías de América Latina se exponen a un encarecimiento de los costos del endeudamiento por la situación que atraviesa la economía, así como por los sucesos que perturban su comportamiento. Y este contexto, teniendo en cuenta la tendencia y hacia donde vamos, nos impide ser irresponsables e incrementar sustancialmente la deuda.

Por muchas campañas que se prometan, la exposición de estas economías suele acentuarse más de lo debido y ello, en un escenario de endeudamiento, puede desestabilizar las finanzas del país; ensanchando con ello los desequilibrios.

En conclusión, la situación no favorece el cumplimiento de los deseos del presidente Gustavo Petro, y ello está limitando su capacidad a la hora de llevar a cabo sus políticas sociales. La economía pierde tracción, y los analistas de las principales agencias de research llegan a mencionar que se avecina una crisis. Y si hay algo, entre las pocas cosas que se ven en el planeta, que ofrece optimismo a los economistas, precisamente, es la capacidad de imponer un sistema riguroso y rígido como la actual regla fiscal.

Por: Francisco Coll Morales*
Francisco Coll Morales
*El autor es economista, responsable de educación económica y financiera en Rankia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.