"No podemos estar pensando en incrementar el déficit, la deuda, ni hablar de incrementar el gasto de manera desorbitada cuando la economía solo ofrece pesimismo".
Desde hace semanas, venimos escuchando que el Gobierno de Gustavo Petro se ha propuesto reformar diversas reglas económicas que, según el presidente, limitan la capacidad del país para sacar adelante políticas que fueron promesas durante la campaña electoral.
De acuerdo con el Presidente, muchas de las políticas sociales que el Gobierno debe impulsar se están viendo muy limitadas por determinadas reglas que, por ejemplo, limitan el gasto del Gobierno, a la vez que limitan el nivel de deuda que el país, atendiendo al contexto, puede asumir.
Lea también: Colombia se apaga, y pretende apagarse más
La regla fiscal, que es el nombre con el que se conoce a la limitación a la que hace referencia Gustavo Petro, es una norma que se creó en 2011 y que comenzó a aplicarse en el año 2012. Este mecanismo, como hemos mencionado se creó con el fin de controlar el gasto del país. En otras palabras, el mecanismo evita que el país se gaste todos los recursos en momentos en los que se generan ingresos extra o lo que conocemos como superávit. De esta manera, cuando la situación económica es menos favorable, podemos recurrir a ese ahorro para amortiguar los vaivenes del ciclo económico, reduciendo la incidencia de estos en la economía del país.
Asimismo, la regla obligaba al país a reducir su déficit fiscal año a año, al igual que, tras la reforma de Duque, limitaba el endeudamiento al que podía someterse la economía colombiana.
Para Petro, esta medida es un obstáculo, y se ha propuesto modificarla para incrementar sustancialmente el gasto. Y al igual que tiene la intención de incrementar el gasto, este también se ha propuesto incrementar la deuda con el objetivo de cumplir con esas promesas que, durante la campaña electoral, enamoraron el oído de muchos colombianos. Sin embargo, como dije en la pasada columna, así como en otras columnas pasadas, la regla fiscal, por el bien del país, no debería modificarse. El país atraviesa un buen momento, pero el enfriamiento económico al que se enfrenta el planeta es una buena advertencia de lo que se viene.
La economía crece favorablemente, y Colombia espera cerrar el año con crecimientos muy destacables, teniendo en cuenta lo ocurrido y el continente al que hacemos referencia. Los pronósticos de los diferentes organismos muestran un futuro más esperanzador para Colombia que para otros muchos países. Además, hablamos de una economía que ya ha superado los niveles de PIB previos a la pandemia, por lo que hablamos de una economía recuperada y que, pese a los desequilibrios estructurales que presenta, presenta una estabilidad que le otorga confianza y, sobre todo, esperanza.
Sin embargo, como muy bien ha señalado el Fondo Monetario Internacional (por sus siglas, FMI), la desaceleración económica que está sufriendo el planeta está descuajeringando los cuadros macroeconómicos de las distintas economías que conforman nuestro planeta. Los pronósticos no dejan de revisarse a la baja, y los organismos multilaterales a los que hacemos referencia, debiendo sumar aquí a la OCDE, al Banco Mundial, entre otras instituciones, ya alertan de una crisis que, como también señalan, podría sacudir duramente a las economías de América Latina.
Los pronósticos siguen reflejando que Colombia será la economía que lidere los crecimientos en la región en el presente ejercicio, con una tasa de crecimiento que pretende situarse en el 7%. Pero ello no quita que la revisión realizada por el Banco Mundial estos días relajan este crecimiento durante el próximo ejercicio, el 2023, con una tasa de crecimiento pronosticada que podría situarse en el 2,1%; y ello, con la advertencia de que pueden darse nuevas revisiones a la baja que dejarían un escenario aún más pesimista que el de entonces.
Los analistas de la agencia de calificación crediticia Moody’s, atendiendo a sus últimas declaraciones, dijo que se avecina un futuro difícil a las economías de América Latina, y los organismos compartían este pesimismo en unas declaraciones que hacían referencia a América Latina y el impacto de una crisis en la región.
Convierta a Forbes Colombia en su fuente de información económica
Por esta razón, no podemos estar pensando en incrementar el déficit, la deuda, ni hablar de incrementar el gasto de manera desorbitada cuando la economía, atendiendo al contexto, solo ofrece pesimismo. Pues gastar puede estimular la economía, y así se ha hecho con la crisis y la suspensión de la regla fiscal, pero incrementar el endeudamiento, teniendo en cuenta los efectos de esta situación en la prima de riesgo, la elevada inflación a la que nos enfrentamos, entre otras cuestiones, es un riesgo que, por el momento, no deberíamos asumir.
Pues, en conclusión y a modo de resumen, la economía se está desacelerando y debemos guardar recursos para hacer frente a la situación, si la situación así lo requiere. Y si incrementar el endeudamiento del país, teniendo en cuenta las debilidades que presenta, ya era peligroso antes de la crisis (por eso se aplicó dicha regla), hacerlo ahora es una decisión que podría salirle muy cara a una economía a la que no le faltan recursos, pero tampoco le sobran.
Por: Francisco Coll Morales*
Francisco Coll Morales
*El autor es economista, responsable de educación económica y financiera en Rankia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.