La mitigación del cambio climático es un compromiso de todos. La electrificación de la demanda será el principal motor para acelerar la descarbonización de la economía, siempre apalancando una transición justa, diversificada e inclusiva, que permita mayor independencia y seguridad energética.

Un objetivo común que nos une a todos, tanto sector público como privado es la lucha contra el Cambio Climático.

Colombia emite aproximadamente 270 millones de toneladas de CO2. En el año 2030 el compromiso es reducir estas emisiones en más de 90 millones de toneladas de acuerdo con los escenarios de política que se han anunciado. Para llegar a esa reducción hay que hacer importantes esfuerzos en muchos sectores, principalmente el transporte, la industria, el sector eléctrico, minería y agricultura.

Desde el punto de vista de consumo final, en la actualidad el 75% es con combustibles fósiles y 25% con energía. En el año 2050 deberíamos invertir esa demanda de consumo final para que el 80% sea energía eléctrica y 20% combustibles fósiles, por lo que debemos enfocarnos en cambiar la matriz de consumo. Solo así reduciremos las emisiones y viviremos una verdadera transición energética, enfocada en cuatro pilares:

  1. Incorporar Fuentes renovables no
    convencionales a la matriz energética.
  2. Masificar la movilidad eléctrica para electrificar el consumo.
  3. Digitalizar y automatizar las redes eléctricas como habilitadoras de toda esta transición, con el fin de integrar todas las señales que van a recibir los operadores de red, asociadas a movilidad eléctrica, almacenamiento, consumo y gestión de la demanda.
  4. Enfocar el rol de las ciudades, sus formas de vida, consumo, movimiento, iluminación eficiente para encontrar grandes oportunidades de reducción de emisiones e impulso de la eficiencia energética.

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Ahora bien, el gran desafío para lograr estos cuatro pilares es la convergencia entre la planeación y la ejecución, a la velocidad que requiere la transición energética que estamos impulsando en Colombia.

En materia de energía eléctrica, no solo es suficiente construir los proyectos de generación con fuentes renovables no convencionales en armonía con las comunidades y el entorno. El desarrollo de redes eléctricas es igualmente importante y necesario, para que podamos ser capaces de mover esa energía limpia hacia los centros de consumo, con el fin de atender la creciente demanda de manera confiable, sostenible y segura.

Tanto el desarrollo de infraestructura eléctrica, como la incorporación de nuevas tecnologías, buscan no solo mejorar la calidad de vida; también aportan al crecimiento y desarrollo de los territorios a través de la creación de valor compartido.

La mitigación del cambio climático es un compromiso de todos. La electrificación de la demanda será el principal motor para acelerar la descarbonización de la economía, siempre apalancando una transición justa, diversificada e inclusiva, que permita mayor independencia y seguridad energética.

Por: Lucho Rubio Díaz, Director general de Enel Colombia & Centroamérica.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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