Maria Fernanda Quiñones, presidente de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, aseguró a Forbes que para 2023 las expectativas son más moderadas, pero que el crecimiento no se detendrá.
Para muchos colombianos, su relación con el comercio electrónico inició con la compra de un tiquete aéreo en línea o pidiendo unos zapatos por internet para que llegaran varios días después. Ahora es posible que un domicilio de verduras pedido a través de una aplicación móvil llegue en cuestión de dos minutos.
“Hay que hacer un cambio de chip, no podemos seguir interpretando el comercio electrónico como si estuviera concentrado en categorías como tecnología, moda y turismo”, dijo Maria Fernanda Quiñones, presidente de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), en una entrevista con Forbes. “Ahora se ha concentrado en el consumo cotidiano, queremos que eso siga pasando, irrigarlo en las dinámicas productivas del país”.
A pesar de la velocidad de la adopción del comercio electrónico durante la pandemia se disparó a picos históricos, el crecimiento se desaceleró pero no se detuvo. Cifras de la CCCE revelan que la penetración de comercio electrónico en Colombia antes de pandemia era de 1%, que durante picos de la pandemia llegó a 8% y que ahora está en 3%.
“Estimamos que, durante 2022, las ventas a través de comercio electrónico cerrarían con un crecimiento del 34 % respecto a 2021”, afirma Quiñones. “Para el 2023, sin embargo, nuestras expectativas son más moderadas, consecuencia de un escenario de desaceleración económica mundial y un efecto inflacionario a nivel mundial que tendría su peor impacto en la economía mundial en el 2023 y afectaría el consumo a nivel mundial producto de la reducción del ingreso disponible y del alto costo del crédito de consumo”.
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Quiñones, que esta semana es la anfitriona del E-summit, una conferencia en la que se exponen temas de política pública alrededor del comercio electrónico y se comparte conocimiento entre jugadores del sector, sostiene que aunque se estima un crecimiento menor -de 20%- en 2023, la industria seguirá creciendo porque el desplazamiento hacia las compras digitales es imparable.
Paralelamente, manifiesta su preocupación por el impuesto de renta para empresas con presencia económica significativa, que se plantea en la reforma tributaria que avanza en el Congreso, que agregará cargas tributarias a empresas extranjeras que prestan servicios de transmisión en línea, de educación en línea, de suscripciones y entre otros, de almacenamiento en la nube.
“Nos parece preocupante”, dice la presidente de la CCCE. “Es una visión inmediatista, hemos buscado explicarle al Gobierno que no tiene asidero empezar a gravar la ecoonomía digital porque va evolucionando poco a poco”.
Es algo en lo que coincidió en una entrevista con Forbes Ciro Meza, socio de la firma Baker McKenzie, quien explico que esta medida viene con limitaciones para tomar costos y gastos deducibles, lo que hace que la carga sea alta.
“Muchas de esas compañías tienen una cultura de cumplimiento tributario y de facturar IVA, porque que no tengas presencia física en Colombia no te exime de tus obligaciones tributarias”, indicó Meza. “Las cargas quedarán tan altas que el riesgo no es el complimiento, es si estas empresas seguirán teniendo presencia en el mercado o si esto se va a traducir en costos mayores para los usuarios”.
Por su parte, José Daniel López, presidente de la Alianza In, expresó que este es “un impuesto digital que no existe en otro país de América Latina” y que con su aprobación “pierde el bolsillo de los hogares colombianos y la competitividad digtial del país”.
Para Quiñones, la evolución del comercio electrónico en el país dependerá también de la resolución de las brechas de conectividad, de la inclusión financiera y del entendimiento de los nuevos modelos de negocios que surgen.
“Hay que comprender las responsabilidades reales de un marketplace y hay que hacer un abordaje con el ecosistema de las economías colaborativas, porque pedimos que tributen y a la vez les dicen que son ilegales”, apunta la presidente de la CCCE. “Hay que madurar el sistema logístico y promover que actividades como el agro se digitalicen. La pandemia impulsó mucho, pero no resolvió las brechas que existen”.
Así mismo, Quiñones plantea que tiene que revaluarse que el comercio digital reemplaza al físico para entender cómo está cambiando el consumo de las personas. “Hay que ver las contribuciones en experiencia de usuario que está trayendo el live shopping, trabajar en comercio electróncio transfornterizo y optimizar el uso de los datos”, concreta.