Francisco Vera compartió con Forbes sus perspectivas para la COP27, que tiene lugar en Sharm El-Sheikh (Egipto)
El verano más asfixiante en Europa, América azotada por los huracanes, Asia y África cubiertas de agua hasta el cuello. Cada día la temperatura aumentará más según los estudios que realiza la ciencia; el cambio climático es una amenaza que no va a causar destrozos por todo el mundo en el futuro, sino que ya está generando pérdidas y daños, algunos irreparables.
Esta crisis es una emergencia que pone en riesgo la vida, pero que además condensa otras amenazas que también lo hacen: las hambrunas causadas por la inestabilidad climática, las enfermedades que se derivan de fenómenos como poco acceso a agua potable y saneamiento básico, y para rematar, los conflictos bélicos y guerras como la de Ucrania y Rusia, que nos hacen desviar la atención y los esfuerzos sobre la urgencia de la locura del clima.
Sin embargo, frente a este panorama tan desalentador, no todo está perdido si encaminamos nuestros esfuerzos hacia la mitigación y adaptación de este fenómeno.
Encuentre aquí todos los aportes de nuestra Red Forbes
Aún nos queda una carta: la acción de los gobiernos del mundo, que aún tienen tiempo –aunque poco– para decidir entre privilegiar la riqueza económica a base de la explotación de los elementos que nos da la naturaleza, o tomar las medidas necesarias para que los pueblos del mundo no sufran más las consecuencias del cambio climático.
En ese sentido, la próxima Cumbre del Clima a realizarse este mes en Egipto, es la oportunidad para las nuevas generaciones de exigir a quienes deciden que cumplan con lo estipulado en los acuerdos y tratados; la ciencia nos advierte que, al paso que vamos, no podremos parar el aumento de los 1,5 grados, que ponen en jaque toda la vida en la Tierra.
En esta Cumbre del Clima tenemos varios retos urgentes: el primero de ellos, avanzar hacia una justicia climática real, en donde los mayores emisores de gases de efecto invernadero hagan presencia (hay que recordar que, en la COP 26 realizada en Escocia, ni China ni Rusia se hicieron presentes del todo, pues sus jefes de estado no asistieron), se comprometan a reducir sus emisiones y generar cambios en los estilos de vida, para que países en vía de desarrollo, que son los principales afectados, tengan la capacidad de adaptarse a este fenómeno y reducir sus daños.
Lea también: Petro en la COP27: ‘La crisis climática puede extinguir la humanidad’
Lo anterior requiere un compromiso económico por parte de los países de Norte global para que financien estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, teniendo en cuenta que estas naciones que menos emiten tampoco tienen la capacidad económica y tecnológica para evitar que su gente muera.
En segundo lugar, hay un actor que no pasa desapercibido: las empresas. Ellas también juegan un rol muy importante; en esta Cumbre del Clima se debe plantear dentro de las negociaciones la manera en que van a empezar a generar un equilibrio entre la producción de bienes y servicios y el cuidado de los elementos que nos da la Tierra, que no son infinitos y que estamos agotando con mayor velocidad.
En suma, esta Cumbre es una oportunidad de la sociedad civil, y especialmente de las generaciones más jóvenes, para exigir a los gobiernos y a las industrias que busquen con rapidez la neutralidad del carbono permitiendo la no elevación de la temperatura por encima de los 1,5 grados.
Por: Francisco Javier Vera Manzanares*
*El autor es activista climático y asesor infantil del Comité de Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
#NuestraRevista | Este es un recuento de los artículos publicados en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de noviembre. Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese aquí para suscribirse.