La Comisión Global de Política de Drogas (CGPD) destacó que Colombia sigue experimentando una crisis humanitaria y de derechos humanos.

El debate sobre el futuro de la lucha contra las drogas ha estado muy agitado en las últimas semanas, y cada vez más voces se suman para contribuir a la discusión. Una de las más recientes fue la del expresidente Juan Manuel Santos, quien calificó de “urgente” la necesidad de que haya un cambio de paradigma en el país con este tema.

Santos, que actualmente se desempeña como miembro de la Comisión Global de Política de Drogas (CGPD), asistió hoy a la presentación del informe más reciente de dicho organismo, enfocado específicamente en Colombia. Este dato no es menor si se tiene en cuenta que es la primera vez que un texto de este estilo se centra en una nación en particular.

“Se eligió Colombia porque ha sido la más víctima de las víctimas de esas políticas de prohibición, además de ser el país que más sacrificios ha hecho y que más costos ha tenido”, añadió el también ganador del Premio Nobel de Paz.

El contexto de dicho informe se situa en medio de la firma del acuerdo de paz de 2016 y el cambio en el poder político que hizo que su implementación fuera infructuosa. Bajo esta mirada, el texto busca dar recomendaciones a reformas necesarias y que ayuden a alcanzar un mayor grado de paz, así como de avances en salud, seguridad y en desarrollo.

“Esta es una política que se encarna en convenciones internacionales desde hace más de 60 años para la prohibición de las drogas por temas de DD.HH., salud, seguridad y lucha contra la violencia”, dijo la expresidenta de Suiza y miembro fundador de la Comisión, Ruth Dreifuss.

La Comisión, que mantiene un gabinete de caracter global gracias a sus 29 miembros de distintas partes del mundo, destaca que Colombia sigue experimentando una crisis humanitaria y de derechos humanos, pues su conflicto armado interno ha profundizado la desigualdad estructural y ha contribuido a que el país se convierta en líder en el cultivo y el tráfico de drogas.

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En este sentido, la CGPD reiteró que se necesita una profunda reforma sistémica, para lo cual presentó cinco recomendaciones en su reporte: la regulación legal del mercado de las drogas, un enfoque basado en DD.HH, la transformación de relaciones institucionales, una agenda independiente de la estrategia de seguridad y el fortalecimiento institucional.

En el primer caso, Santos destacó que tanto Colombia como cualquier otro país inmerso en este dilema debe proceder de acuerdo a sus circunstancias, y es condición necesaria para que ese mercado no produzca daños como los de ahora.

Con respecto al tercero, los miembros de la CGPD destacaron que la estrategia solo tendrá éxito mediante la despenalización de todas las actividades, incluido el consumo. Lo anterior no solo aplica para la marihuana, sino todas las drogas, incluyendo la coca y la amapola.

Frente al último punto, el exmandatario colombiano afirmó que, si algo ha hecho la prohibición es “debilitar la institucionalidad en todos los países, pues lo primero que hacen las mafias es corromper”.

De ahí que el camino más coherente apunte a la salud y seguridad de las personas en primer lugar, garantizando acceso a medicamentos esenciales para el control del dolor y uso seguro. Al mismo tiempo, se hace evidente la necesidad de poner fin a criminalización y encarcelamiento de personas que consumen drogas.

Los adictos son enfermos, entonces hay que poner acceso a medicamentos que les ayuden (…) De lo contrario, no eliminaremos la fuente de estos problemas, por lo que debemos reorientar las medidas de represión”, recalcó Santos.

Petro va por buen camino

La postura del presidente Gustavo Petro y su propuesta de acabar con la guerra contra las drogas ha sido elogiada por los miembros de la CGPD. Al respecto, el expresidente de México, Ernesto Zedillo, invitó a detener la guerra y el desastre climático y convocó a Latinoamérica a unirse para detener lo irracional.

El exmandatario destacó algunas frases del presidente Petro en su discurso durante la asamblea general de la ONU, similares a las que pronunció el expresidente Santos en 2016. Desde la necesidad de “una alianza entre países de América Latina para lograr un frente común y deliberar nuestras políticas, pues hay partes que se han opuesto a una reforma profunda”, hasta el hecho de que “las principales víctimas de esa oposición y hostigación por hacer una política fracasada han sido nuestros países”.

No se puede negar que todo lo que ha pasado en el país ha ocurrido en muchas naciones de la región. Un caso puntual es México precisamenre, pues hace un cuarto de siglo se veía distante a Colombia, y ahora cuenta con tragedias similares que les han llevado a sufrir el costo humano y económico que padeció Colombia entre los años 80 y 90.

“El llamado de Petro es importante para que se reformen las políticas en Colombia y que podamos aliarnos en Latinoamérica para presentar ese frente común”, añadió Zedillo, que gobernó México entre los años 1994 y 2000.

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Por su parte, Santos destacó que la región ha venido sufriendo un elemento que vemos desde México hasta Argentina, y es el fortalecimiento del crimen organizado, que es quien controla el territorio. Debido a ello, las democracias se están debilitando, y la columna vertebral de dicho fenómeno es el narcotráfico.

Para Zedillo, esto se ha profundizado con el impacto del mercado negro, que ha sido diseñado desde el propio Estado en beneficio de quienes quieren violar la ley. Por ello, fue enfático en que se debe descriminalizar el consumo de las drogas, y la oferta debe ser regulada.

El expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), Diego García Sayán, subrayó que los efectos que han repercutido sobre los países andinos afectan a la sociedad en un sentido muy amplio. Hay que tener en cuenta que los países productores siguen produciendo, además de que la expansión de hoja de coca y cocaína influye en resultados como mayor depredación del medio ambiente, donde las tierras más afectadas suelen ser aquellas pertenecientes a pueblos indígenas.

“En el camino, quedan líderes asesinados en esa expansión incontenible de áreas que se quieren sembrar. Es un tema de Colombia y la región, pero Colombia ha dado pasos importantes para ponerse en el foco de la ecuación y ejercer un liderazgo en esta situación crítica que no ha tenido respuestas consistentes“, agregó.

El fracaso es evidente

García Sayán también recalcó que una guerra contra las drogas iniciada hace 40 años ha fracasado sobre la base de la sangre de nuestros pueblos. Un mercado en el que, pese al incremento de las drogas sintéticas en los últimos 10 años, ha generado una duplicación en el aumento de consumo de cocaína, que deriva en incrementos de la producción.

Con esto en mente, el acuerdo de paz firmado en 2016, y próximo a cumplir su sexto aniversario, ayuda a tener una revisión de una política antidrogas en América. “Ha llegado el momento de decir basta a esta inercia para que se busque articulación de gobiernos para cambiar políticas fracasadas”, detalló.

Santos también mencionó que, hace 20 años, la producción de cocaína era de 175.000 hectáreas en toda la región andina, pero hoy es más del doble. Lo que estamos viendo, en palabras del expresidente, son las consecuencias del fracaso de la prohibición, política que “dos expresidentes aplicamos a rajatabla”.

Uno de ellos fue César Gaviria, también miembro de la CGPD y quien descabezó el cartel de Medellín. Por su parte, el mismo Santos, en su rol como ministro de Defensa y presidente, llevo a cabo la aspersión de la mayor cantidad de hectáreas y erradicar forzosamente, incautar mayor volumen de droga. Aun así, el fracaso es evidente.

De ahí que el exmandatario tenga clara una cosa: el consumo y el tráfico de drogas nunca ser eliminado, pero sí puede ser minimizado y controlado, así como sus efectos. Con esto se pretende minimizar los daños colaterales que está produciendo la producción, y “quitarle a las mafias el dinero maldito que está causando tanto daño”.

“Ha sido muy grande el costo en vidas humanas, violación de DD.HH, corrupción, inequidad, y hemos incurrido en costos monumentales, tratando de aplicar esas políticas proteccionistas y punitivas que no sirven. La guerra declarada por Nixon hace 50 años ha sido un fracaso. El gobierno anterior reversó muchas políticas, volviendo a la mano dura, y ahí están los resultados”, concluyó.

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