La Ocde pronostica que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia se desacelerará bruscamente durante el próximo ejercicio, pasando de un 8,1 % en 2022 a un 1,2 % en 2023.
A lo largo de todos estos meses, dada la volatilidad y el incierto escenario al que se enfrentaba la economía a nivel mundial, hemos ido siguiendo muy de cerca la evolución de la economía colombiana, así como la recuperación en la que se encontraba inmersa esta economía tras el duro shock que vivió hace un año.
Y, antes de nada, hemos de señalar que, si en algo hemos hecho hincapié, y si hay algo que hemos resaltado siempre de estas previsiones que hemos ido repasando, eso ha sido la excepcional incertidumbre a la que se encontraban sometidas estas, así como los cambios que, derivados de esta excepcional incertidumbre, podían sufrir estas previsiones con el paso del tiempo.
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Como siempre he mencionado en esta columna, en un escenario tan incierto como el que vemos hoy, resulta bastante complejo analizar el comportamiento de las economías, así como extraer previsiones fiables que nos permitan pronosticar la evolución que prevén tener estas en el corto, medio y largo plazo. La cantidad de sucesos que se dan en el día a día, en adición al impacto que tienen todos estos en los distintos países que conforman nuestro planeta, dificultan el trabajo a unos economistas que, cada cierto tiempo, se ven obligados a realizar reajustes en unos cuadros macroeconómicos que, como podemos observar en los análisis publicados hasta la fecha, quedan desfasados a las pocas semanas de publicarse.
Si contrastamos los informes publicados hace escasos meses por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los que el organismo publica a día de hoy, hemos de señalar que, atendiendo a estos, no ha habido ningún trimestre en el que el organismo no se haya visto obligado a aplicar esos reajustes mencionados ante los numerosos cambios que se han ido dando en el entorno. Y en el caso de Colombia, no siendo esta una excepción, ocurre lo mismo. A principio de año veíamos unos pronósticos que, hoy, a la luz de las nuevas previsiones, los sucesos que se han ido dando, entre otras cuestiones, no se sostienen.
Hace diez meses comentábamos que Colombia era una economía desmarcada, siendo Colombia la economía de América Latina que más preveía crecer atendiendo a los pronósticos. Las previsiones que publicaba el FMI en ese momento reconocían a la economía colombiana como la economía que pretendía liderar el crecimiento de la región al cierre de año.
De acuerdo con las cifras que publicaba el organismo para esta importante economía latinoamericana, el país pretendía cerrar el año con crecimientos que podrían situarse entre el 9% y el 10%. Y otros organismos, tanto públicos como privados, compartían este optimismo; a la vez que recomendaban a Colombia aprovechar este importante crecimiento para poner en marcha todas esas reformas pendientes que precisa esta economía.
En otras palabras, la economía colombiana, hace menos de un año, se mostraba como una de las economías con más potencial del continente. La intensa recuperación que vivió el país, que rápidamente lo sacó del atolladero en el que entraron todos con la pandemia, sumada a unas previsiones que situaban a Colombia como la economía líder de la región, nos llevaban a ser muy optimistas. Sin embargo, la inflación, la aplicación de políticas restrictivas, entre otras situaciones que han deteriorado mucho el contexto, han acabado lastrando unas previsiones que, hoy, solo preocupan a los analistas y los gobernantes.
Las últimas previsiones que la Ocde ha hecho públicas para Colombia, publicadas el 22 de noviembre en su informe sobre Perspectivas Económicas, señalan que la economía colombiana se está enfriando mucho más de lo esperado, previendo, incluso, un estancamiento de la economía colombiana durante el próximo ejercicio. En cifras, la Ocde pronostica que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia se desacelerará bruscamente durante el próximo ejercicio, pasando de un 8,1 % en 2022 a un 1,2 % en 2023, pudiendo llegar a situarse en el 1,7 % en 2024.
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Como podemos apreciar, las previsiones que hoy se publican distan mucho de las presentadas meses atrás, cuando la economía colombiana, atendiendo a las mismas previsiones que atendemos hoy, pretendía crecer a ritmos bastante más elevados y con una mayor capacidad que la que presenta hoy. Y hemos de señalar, además, que los organismos siguen dejando la puerta abierta a nuevas revisiones que podrían deteriorar aún más dichas previsiones, pudiendo darse un empeoramiento del escenario y, con ello, un mayor estancamiento de la economía. Pues, como ya avisamos, la incertidumbre sigue muy presente y, teniendo en cuenta los problemas que enfrenta el planeta, podríamos ver nuevas rebajas en el crecimiento.
En conclusión, Colombia sigue siendo una de las economías que más promete de América Latina. Pero ello no quita que el escenario que vemos hoy es bastante peor que el que veíamos hace meses. Es por esta razón por la que siempre, en esta misma columna, hemos dicho y hemos avisado de la necesidad de ser cautelosos y prudentes. Pues el escenario al que nos enfrentamos es muy cambiante, y la volatilidad desmesurada que presentan los pronósticos siguen dejando la puerta abierta a un mayor deterioro de estas perspectivas.
Por: Francisco Coll Morales*
Francisco Coll Morales
*El autor es economista, responsable de educación económica y financiera en Rankia. Analista económico en más de 40 medios, nacionales e internacionales.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.