Las proyecciones muestran que habrá una desaceleración en 2023, pero la salud del aparato productivo parece seguir siendo fuerte y se destacará por encima inclusive de otras de la región.

En economía, no todo depende de las cifras, sino también de cómo se vean las cosas. Así va el efecto Petro en la economía colombiana

Hasta el momento, la narrativa sobre 2023 es la de una año complejo que implicará una dura desaceleración desde más del 8% que se registrará en 2022 hacia un modestísimo crecimiento inferior al 1%. Un amplio espectro de la opinión sobre temas económicos todavía no le da el beneficio de inventario al Presidente Petro, que sin lugar a dudas ha logrado a través de su cuenta de Twitter aumentar la volatilidad de los mercados.

Pero luego de escuchar las proyecciones de varios equipos económicos, todo indica que hay que matizar los análisis acerca del impacto del efecto Petro en la economía colombiana.

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Nadie discute que la desaceleración en más de 7 puntos implica un desafío. Pero como lo hace ver el Economista Senior de BBVA Research en Colombia, Mauricio Hernández, el asunto no es tan malo del todo.

En primera instancia, Colombia va a mantener un ritmo de crecimiento después de dos años récord que nos llevaron en materia de valor agregado por la economía, más allá de donde estábamos antes de la pandemia.

De hecho, en ese sentido, el país mantiene un comportamiento económico súper destacado con 14 puntos adicionales de PIB por encima de donde estaba en 2019; esto es por encima de lo logrado por México (2 puntos), Chile y Perú (9 puntos cada uno) y Brasil (6 puntos).

Colombia se destaca por su proceso de recuperación de actividad económica. Logró ubicar su PIB 14 puntos por encima de donde estaba en 2019,

En pocas palabras, la recuperación del aparato productivo de Colombia fue mucho más allá que la de otros países como los mencionados y hoy estamos en niveles de producto muy superiores a los que se podían esperar luego de un choque como el del covid 19 que significó el cierre de las líneas de producción de todos los sectores.

Aquí hay que hacer la primera precisión: claramente este es un logro de la política económica implementada hasta por las autoridades en los últimos cuatro años. Si bien hay un debate acerca de si al gobierno y al emisor se les fueron las luces en la cantidad de propulsión que le dieron a la economía en momentos de crisis, también es cierto que nadie habría podido anticipar con mucha certeza cuál era el nivel de tasas ideal, el tiempo necesario para mantener tasas bajas y el impulso fiscal que se le imprimió a la pandemia. Pero sea como sea, Colombia, comparativamente, logró recuperar y superar más rápidamente los niveles de producto previos a la pandemia.

Sin necesidad de Twitter

Pero en lo que tiene que ver con el actual gobierno, todo indica que a pesar del debate por la reforma tributaria y la inminencia del aumento en el salario mínimo, las perspectivas son relativamente positivas. O al menos no tan negativas como muchos lo han pensado.

Primero, si bien habrá un deterioro en el balance entre empleo informal vs. empleo formal, lo  cierto es que Colombia va a seguir generando puestos de trabajo en 2023: un total de 200.000, según calcula el BBVA.

Según Juana Téllez, economista jefe para Colombia de esta institución financiera de origen español, lo que ven el próximo año es una creación de empleo informal a cambio de destrucción de algo de empleo formal. Obviamente ese es un mal balance, pero lo que es posible afirmar es que la economía nacional va a seguir generando empleo.

Parece difícil de explicar si lo que se prevé es que el índice de desempleo va a volver en algunos meses del 2023 por encima del 10%. Según Hernández del BBVA, lo que va a aumentar el desempleo es que más gente va a salir a buscar trabajo por el miedo a que alguien del núcleo familiar se quede sin puesto. Lo más probable es que las empresas no tengan cómo asumir toda esa oferta laboral adicional y eso derivará en una mayor tasa de desocupación. Pero en términos absolutos, habrá más gente trabajando en Colombia.

El otro efecto positivo que se ve está dado por la tributaria en las finanzas públicas. El BBVA espera que el próximo año y en 2024 haya superávit fiscal primario (antes del pago de intereses), lo que significa que el fisco nacional va a estar reduciendo efectivamente el capital de deuda en estas dos vigencias.

Así, lo que vemos para 2023 y 2024 es una economía que se desacelera, pero seguirá creciendo, que generará empleos y unas finanzas públicas un poco más sólidas gracias a la reforma fiscal.

Más volatilidad

Obviamente el panorama no es de ríos de leche y miel. Los desafíos son muchos: el mundo va a seguir con atención los desarrollo del conflicto Ucrania-Rusia, porque un escalamiento podría dar al traste con cualquier previsión y agudizar los problemas logísticos y los de suministro de agroinsumos, que presionarían nuevamente al alza los precios.

A esto hay que sumarle las decisiones de la Reserva Federal que van a mantener una tendencia a la salida de capitales por los mayores rendimientos y en consecuencia un dólar muy cercano a los $4.800 según las proyecciones del BBVA.

Aunque habrá un alivio en las finanzas públicas por cuenta del impacto de la reforma tributaria, es claro que la mezcla de elevado déficit fiscal y elevado déficit en cuenta corriente siguen siendo factores de volatilidad y desestabilización que hay que afrontar.

Para ello se necesita, según Téllez, hacer una apuesta enorme por las exportaciones para saber qué posibilidades nuevas tenemos de generar divisas.

2023 va a ser un año retador. Aún así, tenemos algo de terreno firme que pisar, para tomar las medidas necesarias para estabilizar aún más la nave. Más allá de la volatilidad que generan los tuits del Presidente Petro, por ahora no se puede decir que haya un efecto negativo de la gestión presidencial. No obstante, aún faltan más de tres años y medio de administración del primer gobierno de izquierda del país en su historia. Habrá que estar atentos.

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