Hay un porcentaje de mujeres dedicadas a la economía del cuidado, una carga que debe redistribuirse, según la funcionaria.
Las mujeres han ganado terreno en el ámbito productivo de la sociedad y gozan de una mayor presencia y visibilidad en el mercado laboral, pero todavía hay una amplia brecha de género pendiente por reducir. Lograr un punto de equilibrio en las organizaciones son necesarios los esfuerzos de distintos actores: las autoridades del trabajo, los empresarios y los mismos trabajadores.
Aunque el país ha conseguido importantes avances en materia de inclusión de las mujeres en el ámbito social y económico, como resaltó en entrevista con Forbes Bibiana Aido Almagro, representante de ONU Mujeres en Colombia, todavía hay mucho por hacer.
Así lo respaldan los datos: pese a que las mujeres representan un poco más de la mitad de la población, su participación en el mercado laboral no es equivalente. “En 2022 se registró que, en promedio nacional, por cada 100 hombres que participaban en el mercado laboral solo 70 mujeres lo hacían, la tasa de desempleo de las mujeres es superior a la de los hombres en seis puntos porcentuales”, indicó la funcionaria.
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“Es como si estuviéramos jugando un partido de fútbol con un tercio del equipo fuera de la cancha, lo que sin duda afecta el resultado que se persigue y eso no puede seguir pasando”, remarcó. La problemática se agudiza si se revisa por grupos poblacionales específicos, como es el caso de las mujeres en condición de discapacidad (donde la tasa de participación alcanza solo un 16,9%) o migrantes (el 89,2% reporta dificultades para entrar al mercado laboral).
También es sabido que hay una parte de la fuerza laboral femenina en el trabajo de cuidado no remunerado, lo que implica a su vez una infrarrepresentación de esa población. “Una de las cifras que más nos preocupa es que durante los últimos dos años hubo un aumento de 52 minutos diarios en el trabajo de cuidado no remunerado que ejercen las mujeres en el país, lo que evidencia que la sobrecarga de cuidados no remunerados sigue aumentando y siendo una de las barreras más fuertes que enfrentan las mujeres a la hora de acceder y permanecer en el mercado laboral”, precisó Aido.
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Es así que las acciones, dice, deben estar encaminadas a que la economía del cuidado deje de considerarse como algo externo a la actividad laboral o a un trabajo, y que esa carga, al ser un factor determinante del desarrollo sostenible, se pueda redistribuir para que no recaiga sobre las mujeres únicamente.
“En este sentido junto con la Embajada de Suecia estamos trabajando en un proyecto sobre sistemas de cuidado. Colombia tiene experiencias exitosas de cuidado como la de Bogotá, que ha sido reconocida a nivel de Latinoamérica como una experiencia referente y muchos de sus elementos pueden servir como inspiración en la creación del Sistema Nacional de cuidados”, puntualizó.
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