¿Es posible transportar mercancía “a la antigua”? Una empresa francesa se propuso probar que es factible a punta de velas, mástiles y dominio del viento. Colombia jugará un papel vital en su estrategia.

Según datos de la Organización Marítima Internacional (OMI), los buques de carga emiten hasta 1.000 millones de toneladas de CO2 al año, cifra que les coloca por encima de la industria de la aviación, que libera 781 millones de toneladas de dióxido de carbono. Al ser una de las principales fuentes de contaminación del planeta, imagine lo que pasaría si entraran embarcaciones al mercado que no solo redujeran sus emisiones a cero, sino que además generaran energía por sí solas.

Durante la COP27 celebrada en Sharm el-Sheikh, el CEO de TransOceanic Wind Transport (TOWT), Guillaume Le Grand, expuso esta idea por medio de una carta dirigida al presidente de Francia, Emmanuel Macron. La intención de la empresa es ambiciosa, pues consiste en armar una flota de hasta 30 naves de este estilo para 2030. Con 80 metros de altura y una capacidad de carga de hasta 1.000 toneladas, se trataría de los buques cisterna descarbonizados más grandes del mundo.

En entrevista con Forbes Colombia, Le Grand explicó que los barcos de la empresa con sede en Le Havre tendrán “una propulsión principal vélica”, con lo que podrán ir a más de 10 nudos durante 97% del recorrido solamente con sus velas, que tienen más de 3.000 m2. Para el 3% restante, contarán con dos motores diésel que les permitirán acercarse a los muelles y salir de ellos con facilidad.

Mientras que un barco equivalente consume hasta 15.000 litros de combustible al día, estas naves solo gastarían entre 200 y 300, representando solo 2% de lo que daría una embarcación normal del mismo tamaño”, añadió el ejecutivo.

Los buques también contarán con un sistema de hidrogeneración que les permitirá obtener energía mediante su propio movimiento. Esto gracias a unos motores eléctricos adicionales que habilitan a sus hélices para girar al revés cuando la velocidad supera los 11 o 12 nudos, transformándolas en generadores naturales.

Le Grand también reveló que los primeros dos barcos de dicha flota ya están en construcción. Mientras que el primero estará listo a finales de 2023, el segundo entrará en operación en la primavera de 2024. Los planes a mediano plazo, que involucran 12 naves más, están ligados a una estrategia agresiva de levantamiento de capital.

Hasta el momento, la compañía ha obtenido €4,2 millones mediante fondos de private equity y otros €4,5 millones en plataformas de crowdlending, que otorgaron la financiación mediante bonos verdes y azules. La empresa también ha logrado créditos de carbono y de ahorro de energía, así como la obtención del ‘Certificat d’economie d’energie’ (CEE) o ‘certificado blanco’, que ratifica el impacto de una compañía en la reducción de consumo energético.

Gracias a ello, TOWT ha logrado estructurar un financiamiento bancario para 80% de la flota por medio de créditos fianza, figura con la que los barcos figuran como activos para los bancos, lo que a su vez reduce la carga impositiva de la empresa. Las demás naves serán subvencionadas mediante asset funding, permitiendo que los inversionistas tengan buques en arriendo. Con esta estrategia, la compañía tendría una opción de venta para esas embarcaciones “luego de siete u ocho años”, de acuerdo con Le Grand.

Hasta el momento, TOWT cuenta con hasta quince inversionistas especialistas en energías renovables, además de socios como Groupe IDEC, empresa francesa que desarrolla bodegas de almacenamiento verde y que apoya en la construcción de infraestructura de la compañía tanto en Francia como en Colombia.

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“Colombia va a ser un punto pivotal de desarrollo de los flujos de exportaciones e importaciones”, según Le Grand. En esta estrategia, la empresa fijaría su hub de operaciones en Santa Marta, aunque también buscaría operar en otros destinos del Atlántico durante el primer año. Sus objetivos principales estarían en Brasil, así como Nueva York y Abiyán, capital económica de Costa de Marfil. Para 2025, la meta es llegar a Asia y al Pacífico, con Japón y China como mercados iniciales en dicha zona.

La importancia de Colombia también tiene que ver con su rol como primer productor del mundo en café de especialidad, por lo que representará hasta 80% de sus exportaciones en las etapas iniciales.

“El café nunca va a crecer en Francia, entonces nuestros clientes han hecho grandes esfuerzos por que todo el desarrollo del producto sea orgánico. El hecho que transporte con nosotros es una manera de poner en valor todo el proceso anterior y todo lo que viene después. Era el eslabón perdido de la cadena logística para valorizar toda su evolución de manera sostenible y ecológica”, dijo a Forbes la directora general de TOWT, Diana Mesa.

Sin embargo, tanto Mesa como Le Grand destacaron al cacao como una de las grandes novedades de Colombia, sobre todo después del proceso de paz con las FARC, por lo que TOWT buscará trabajar mancomunadamente con dicha industria. Otros productos de interés son la panela y el ron.

Pese al potencial de la mercancía ya mencionada, la compañía también está buscando importadores colombianos de la mano de la Corporación Colombia Internacional (CCI), las Cámaras de Comercio y la Embajada de Francia para traer a Colombia muestras de vino, zapatos, cajas de internet, pepinillos, coñac y productos de ayuda a la lucha contra la desnutrición, entre otros.

“Estas naves solo gastarían entre 200 y 300 litros de combustible al día, representando solo 2% de lo que daría una embarcación normal del mismo tamaño”

Guillaume Le Grand, CEO de TOWT

Gracias a su potencial en materia de sostenibilidad, la empresa ya trabaja en el desarrollo de una etiqueta propia para certificar que los productos fueron transportados mediante un buque carbono negativo, proceso que culminaría en 2024. Mientras tanto, los ahorros de sus buques ya estarían certificados por la Agencia Francesa del Medio Ambiente y la Dirección General de Energía y Clima. 

Ese valor agregado también se ve reflejado en el costo de los fletes. Para ello, la propuesta de TOWT apunta a contratos entre cinco y diez años conocidos como Banker Adjustment Fees (BAFs), que permiten garantizar un precio estable con base en la inflación, que no está correlacionado al precio de petróleo.

“Incluso con estos cambios, nosotros vamos a continuar como un seguro de tener fletes regulares por 10 años. Es como comprar una poliza contra riesgo geopolítico de petróleo, pero también del sector de shipping, que son como montañas rusas”, concluyó Le Grand, sin desconocer que las condiciones de fletes de TOWT van con la industria global de contenedores.

Si bien hay muchos riesgos en transporte marítimo y que los precios suelen ser muy opacos desde la crisis de 2021, los directivos de la compañía confían en el valor agregado de su empresa, cuya apuesta representa un paso significativo para la descarbonización de un sector que maneja una deuda medioambiental preocupante.

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