La experiencia en el emprendimiento le ha permitido a Sallés dar algunas recomendaciones sobre cómo crear empresa.
En 1996, el español José María Sallés creó una empresa que funcionaba a través de internet, cuando en su país todavía no se comprendía por completo el funcionamiento de la que fue la tecnología del siglo. “Debimos recibir un Premio Nobel a educación por hacer esa pedagogía”, dice entre risas, porque recuerda lo complejo que fue explicar su modelo a los clientes, al tiempo que les enseñaba cómo funcionaba un módem, un computador o el correo electrónico.
“Hicimos pedagogía y costó ponerlo en marcha, pero había fe en el proyecto. En España en ese año no había nadie que supiera programar html, y tuvimos que contratar a una empresa americana para hacer la plataforma, y después de eso ya no había dinero y la plataforma empezaba a quedarse obsoleta. Tuvimos que recurrir a créditos y cuando se acabaron no estaba la plataforma al 100% en marcha”, relata.

Logró su objetivo y en la actualidad la plataforma B2B de transporte de carga pesada gestiona más de 2 millones de viajes a la semana. Detrás de su éxito, hay una historia llena de altibajos que empezó en el momento en que decidió dejar su trabajo estable en el sector financiero -donde había estado por 28 años- y apostar todo por crear empresa, que le llevó a escribir el libro “El empresario no nace, se hace”, para compartir su experiencia.
Irse del banco fue una decisión sencilla. Pero en él se había sembrado la semilla del emprender, la cual fue regándose con cada cosa nueva que aprendía, escuchaba o leía, y para entonces la semilla ya era una planta grande a la que le urgía salir.
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Lo que no se debe hacer cuando se crea una empresa
El fracaso no tiene que ser enemigo del emprendedor. Sallés comparte una reflexión que tuvo alguna vez con su hijo, quien se preparaba para participar en las Olimpiadas, y estaba preocupado por quedar en los 16 seleccionados para el equipo.
“Lo importante es que cuando llegue el mes de julio en que el seleccionador decida y si tú no estás en el equipo, no pienses nunca que te hubieras podido esforzar más, que si no pasa sea por que algo más pudo influir. Dormirás tranquilo siempre”, fueron sus palabras.
Y esa es su recomendación para los emprendedores, que no se guarden nada, que lo pongan todo en la cancha y que, si no salen las cosas, quede por lo menos la satisfacción de haberlo dado todo.
1, 2, 3: lo fundamental en la vida
Para él tres cosas son esenciales para todo proyecto de vida que se tenga. Una es la diversión, que en su concepto no se trata de salir los martes a las 4 de la tarde. “No es una actividad física, es emocional”, explica, consiste en disfrutar lo que se hace cada día y de no ser así cambiarlo.
Dos: la pasión. Esa emoción es como la sal especial que condimenta los platos, sin pasión por lo que se emprende no se alcanzan los objetivos.

Y la tercera es la fe en uno mismo. “Hay un dicho que dice que siempre habrá alguien que no creerá en ti, que ese alguien no seas tú es lo importante”, apunta.
A los jóvenes, les aconseja mirar más allá de su entorno, atreverse a pensar en grande y poner el foco en un proyecto que le dé solución a una necesidad de la sociedad, porque el servicio hacia los otros siempre será bien retribuido.
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