Por ahora, no son claras las consecuencias de la caída de este banco para naciones como Colombia. Pero el pánico que se ha evidenciado es excesivo.

No hay duda de que el remezón generado por la caída de Silicon Valley Bank y Signature Bank, además del duro impacto al First Republic Bank, hace recordar fantasmas del pasado. Por ello, no es de extrañar que las bolsas de valores de todo el mundo cayeran por temor a un posible contagio sistémico en todo el sistema financiero, como ocurrió en 1929 o 2008. Sin embargo, hay un factor en la ecuación que no se estaría considerando y es que la operación de estas instituciones es diametralmente opuesta a la de la banca tradicional.

“Un banco tiene depósitos y otorga crédito, pero estos bancos no daban crédito, sino que recibían plata de los venture capital y dejaban eso ahí guardado, pero no necesitaban crédito hasta que las startups necesitaban capital. Si no dan crédito no tienen cómo hacer dinero, dejando como única opción invertir en bonos de largo plazo. Les funcionó bien antes de pandemia, pero ahora, si las tasas suben, no es tan efectivo”, explicó a Forbes el fundador de Scale, Guillermo Valencia.

El problema llegó cuando las startups empezaron a tener pérdidas en medio de la subida de las tasas de interés de la Reserva Federal (FED), momento en que exigieron de una caja más fuerte y vender, que es cuando realmente se materializa la pérdida. “Tal vez alguien le prestó a ese banco y puede repercutir, pero es ahí cuando la FED sale a garantizar los depósitos”, añadió el experto.

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Esto ha llevado a que haya una sensación de pánico generalizada con lo que está ocurriendo y que el fantasma de hace 15 años esté más presente que nunca, sobre todo porque la situación actual recuerda mucho el caso Washington Mutual en 2008. Para entonces era la caja de ahorros más grande del país con activos de US$307.000 millones, pero se convirtió en el mayor banco en quiebra en la historia de Estados Unidos, lo que obligó a que JP Morgan Chase le adquiriera en su totalidad.

Si bien son tamaños de insolvencia parecidos, pues Silicon Valley Bank alcanzó una cifra de US$209.000 millones, los analistas dudan que el escenario actual escale al nivel de lo ocurrido con Lehman Brothers. “Washington Mutual estaba acoplado a derivados en el mercado inmobiliario, y ese no es el caso aquí, pues el negocio de Silicon Valley Bank estaba bien concentrado en cómo funcionan los fondos de capital privado, y a eso se le está colocando mucho estrés. Aquí solo los bancos ligados a ese banco sufren, y no se debe olvidar que toda crisis financiera es diferente”, explicó Valencia.

Para el fundador de Scale, este es un escenario más parecido a la crisis financiera asiática de 1998, que desembocó en el default de Rusia y el hundimiento del hedge fund Long Term Capital Management, con características muy similares a las de Silicon Valley Bank si se tiene en cuenta que su caída podría repercutir en otros lados, siendo los mercados emergentes candidatos reales y una señal de que van a afectar a otros actores que no tengan a la FED salvándolos.

La purga de los ‘bancos zombie’

Hay una cosa que sí es cierta, y es que muchas instituciones financieras están temblando, pero no por la coyuntura actual, sino por remanentes de 2008. Según Valencia, hay “mucho banco zombie y ese es un problema desde hace 15 años, pero eso no creo que genere una crisis como la de aquel entonces”.

Los bancos zombies son aquellas instituciones financieras que no quebraron tras el crash de 2008 y funcionaron a punta de apoyos de la Reserva Federal o sus autoridades regionales. Como ellos no cayeron, siguieron operando de la misma manera y sin tener ningún tipo de retornos, por lo que no hubo cambios significativos. El problema llegó apenas subieron las tasas de interés, momento en que sí sufren porque viven a punta de deuda.

Esto envía varios mensajes: el primero es que la FED ya habría llegado a un punto en el que, si sigue subiendo tasas, empieza a quebrar parte de la economía; el otro es que actores como Silicon Valley Bank hacen parte de los productos que se ven afectados, pero los que realmente son sensibles a ese aumento de tasas de interés son los mercados de bonos corporativos y los países emergentes.

“Los bancos no son un problema porque tienen a la FED, pero los bonos corporativos y los créditos de bonos soberanos emergentes no tienen a nadie. Todas las crisis financieras aparecen cuando hay retiro de liquidez, pero no creo que se propague a otros bancos, sino al mercado de renta fija“, comentó Valencia.

A diferencia de 2008, no se trata de activos con valoraciones opacas que obstruyen los balances bancarios. Los activos que están en el centro, como los bonos del Tesoro de EE.UU, se encuentran entre los más líquidos y transparentes, y las pérdidas pueden evaluarse fácilmente. Eso ayuda a la eficacia de estas medidas combinadas.

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Sin embargo, analistas de Blackrock consultados por Forbes comentaron que son malas noticias para los accionistas de los bancos estadounidenses. En primer lugar, la política está equipada para proteger a los depositantes, pero a expensas de los accionistas. En segundo lugar, el sector bancario en su conjunto es responsable de cualquier déficit en los fondos de seguro de depósitos derivados de la protección de depósitos no asegurados. En tercer lugar, este acontecimiento probablemente implique una mayor regulación de bancos regionales estadounidenses que evitaron unas directrices globales más estrictas.

“Creemos que el mercado también está empezando a reflejar el daño económico derivado de las rápidas subidas de tasas de interés del año pasado. Además, las tasas todavía tienen tendencia al alza, por lo que el problema de la inflación para los bancos centrales sigue siendo el mismo (…) Al final, el daño económico dependerá de hasta dónde lleguen los bancos centrales para bajar la inflación. Creemos que se detendrán una vez que el problema sea evidente”, apuntó la jefe global de estrategias de inversión de Blackrock, Wei Li.

Los analistas también consideran que habrá “efectos en cadena para la economía”, lo que refuerza sus expectativas de recesión para 2023. Algunos aspectos a destacar son el endurecimiento de las condiciones financieras y de la oferta de crédito, especialmente en sectores como el tecnológico. También es probable que estos acontecimientos aumenten la aversión al riesgo.

Además, sostienen que la caída de Silicon Valley Bank no le permitiría a la FED detener su campaña de subidas de tasas, muy diferente a lo que ocurrió en 2008, cuando se utilizaron todos los resortes de la política monetaria para apoyar la economía. En cambio, al apuntalar el sistema bancario, la FED puede centrar su política monetaria en reducir la inflación hasta su objetivo del 2%, cifra de la que aún está lejos al observar el último dato, que cerró en 6%.

¿Qué pasará con los emergentes?

El mercado está haciendo una purga grande. Mientras que hay sectores que son productivos otros todavía enfrentan dificultades y esto genera problemas en una economía de cambio como la actual. Los ojos están en Silicon Valley Bank actualmente, pero la preocupación se puede extender a los mercados emergentes, que pueden sufrir mucho con contracciones en liquidez como la que ahora mismo se está dando. Por ello, Valencia reiteró que es más probable una crisis particular de un sector y de naciones emergentes que una crisis sistémica global, categoría en la que solo entran los episodios de 1929 y 2008.

“Muchas de las economías emergentes son economías zombis que viven a punta de deuda: emiten bonos, subsisten a punta de créditos, no aumentan exportaciones y se siguen endeudando. Por eso, cuando suben las tasas de interés, se complican esos pagos de deuda y, eventualmente, no les da el flujo de caja (…) Silicon Valley Bank tiene a la FED para que lo rescate, pero hay actores en el mercado que no tienen ese salvavidas”, apuntó.

Por su parte, el jefe de investigaciones económicas de Corficolombiana, José Ignacio López, destacó que todavía hay mucha información que apenas estamos digiriendo. Entonces lo primero que vamos a ver una dispersión considerable de opiniones, típico de un ambiente de incertidumbre.

“Hay grupos de analistas diciendo que en marzo habría recorte de tasas de 25%, que no estaba en el escenario antes de que esto ocurriera. Otros creen que va a haber pausa en los movimientos de la FED, mientras que otros esperan aumentos de 25% o de 50%, teniendo en cuenta que la economía de Estados Unidos ganó terreno por los últimos datos del mercado laboral”, comentó el experto.

Para López, un recorte gradual permitiría que haya más espacio para países emergentes de introducir una reducción de tasas anticipada, sobre todo aquellos con ciclos adelantados de control de inflación, o en el caso de Colombia, terminar el ciclo de forma más gradual.

Lea también: La caída de SVB puede llevar a la Fed a frenar la subida de tasas de interés en EE.UU.

López destacó que el Banco de la República subiría 50 puntos en marzo, pero esto hará que sea más gradual debido a la coyuntura, por lo que el aumento podría ser de solo 25 puntos para esperar y ver hasta dónde llegará. Si se necesitan 25 puntos más, se aumentarán en abril. Eso por el lado de la política monetaria.

Pero hay otro frente donde no es posible hacer demasiadas afirmaciones. Se trata de lo que los expertos llaman aversion al riesgo: esta coyuntura hace que los inversionistas sean mas cautos, por lo que puede haber disminución de flujos de portafolio hacia mercados emergentes, dejando ese canal “relativamente moderado” para este año.

No obstante, el ejecutivo resaltó que la respuesta política fue muy rápida por el aprendizaje de 2008, y si bien los mercados operarán con más sigilo, es probable que el efecto no sea sistémico por su efecto limitado, lo que no generaría que el capital salga muy fuerte de los emergentes. Paradójicamente, en el mediano plazo podría beneficiarlos, pero no descarta que en el corto plazo genere preocupación.

“El temor está ahí, pero el efecto va ser limitado porque los grandes transmisores de estos choques son los bancos con presencia global que tienen estatus de bancos sistémicos con requerimiento de capital más fuerte. Puede pasar que bancos más pequeños tengan requerimientos más exigentes en comparación con instituciones de presencia global, lo que podría fortalecer a los bancos grandes, que tendrán cómo contener mejor el choque y ganar participación de mercado”, detalló.

No se puede descartar que, con el aumento de las tasas de interés, sea difícil prever todos los mecanismos, pero al tratarse de bancos regionales se puede contener más fácil por la rapidez política, pues no compromete bancos sistémicos ni será un gran disruptor y obligara a la FED a moderar su acción. En el mediano plazo, al menos para los emergentes, no sería una mala noticia, sino algo favorable.