El liderazgo y la participación de las mujeres rurales al momento de diseñar políticas, estrategias y programas sobre los temas que afectan sus vidas, asegura una mejora respecto a la seguridad alimentaria y nutricional.
Como líder de una compañía agroindustrial analizo con inquietud la inestabilidad o la escasez de alimentos en el mundo. De hecho, esa inquietud también debería ser la de todas las organizaciones y sectores, pues la seguridad alimentaria no solo garantiza la disponibilidad suficiente, el fácil acceso y el consumo permanente de los alimentos por parte de las personas, sino que es un factor determinante hacia una vida saludable.
Reconozco que como sociedad tenemos la capacidad de mejorar la seguridad alimentaria global a partir de acciones estratégicas que reviertan parte de los retos que enfrenta el sistema alimentario. Una de estas implica darle impulso permanente al sector agrícola, siendo la fuente de los alimentos, y específicamente a la mujer rural.
Es un hecho que el liderazgo y la participación de las mujeres rurales al momento de diseñar políticas, estrategias y programas sobre los temas que afectan sus vidas, asegura una mejora respecto a la seguridad alimentaria y nutricional, según lo ha señalado la FAO. (Ver el texto “Mejoramiento de la seguridad alimentaria en el hogar” en la página web de la FAO)
Por esa razón, durante los años que llevo en PepsiCo hemos dirigido y acompañado planes para trabajar de la mano de nuestras campesinas colombianas. Ejemplo de ello es el programa “Mujeres, Agua y Reconciliación”, que nace en 2017 para fortalecer las capacidades productivas de mujeres papicultoras en Toca, Boyacá, vinculándolas como proveedoras de nuestra cadena de valor y posicionándolas con un rol protagónico en el campo. Estas iniciativas han sido la apuesta que más me apasiona y para la que trabajamos todos los días.
Es gratificante habernos consolidado como el principal comprador nacional de papa con 101.000 toneladas al año, incluyendo a las mujeres pertenecientes al proyecto Mujeres, Agua y Reconciliación, quienes, en 2022, cultivaron aproximadamente 1.100 toneladas de papa en 70 hectáreas de tierra, con un grupo conformado por 54 mujeres y beneficiando a 62 familias.
Este proyecto resalta el potencial femenino rural para liderar procesos que permitan alimentar a la población y superar los retos del sector. Por eso, seguiremos trabajando incansablemente para amplificar el impacto que generamos con esta iniciativa y continuar aumentando el número de mujeres beneficiadas.
Nuestro desafío como empresas es impulsar el desarrollo de la seguridad alimentaria y obtener como sociedad los beneficios de hacerlo.
Por: Begoña Aristy*
*La autora es vicepresidenta y gerente general para PepsiCo Alimentos Región Andina
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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