Aunque los últimos acontecimientos globales nos han enseñado que es imposible estar completamente preparados, sí es importante tratar de prepararnos para el peor escenario.
El panorama económico mundial permanece rodeado de inestabilidad. A desafíos como la desaceleración económica, la fragilidad política y la volatilidad de los mercados, en Colombia se suma el aumento de la inflación, confirmado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) a finales de enero. En este contexto, en el que los empresarios nos preguntamos cómo tomar mejores decisiones y navegar la incertidumbre, exploro algunas claves que me han funcionado en los últimos años.
Para empezar, es importante recordar que la incertidumbre siempre ha existido y no es necesariamente negativa. A pesar de que la pandemia y la recesión acentuaron nuestro temor al cambio, lo cierto es que siempre hemos prosperado en medio de crisis imprevistas. De hecho, según el medio Medium, el 24% de las compañías que pertenecen al Fortune 500 iniciaron durante una recesión.
Al asumir que la incertidumbre es una constante de la vida, podemos ampliar nuestra perspectiva y recordar que toda crisis tiene su fin. En ese sentido, es fundamental no olvidar nuestros objetivos en el mediano y largo plazo. Por ejemplo, en el caso de las inversiones individuales o empresariales, es común sentir temor ante un resultado negativo y apresurarse a cambiar de estrategia, olvidando la oportunidad de maximizar ganancias en el largo plazo y materializando pérdidas en el presente.
Si bien no debemos olvidar nuestras metas futuras, es importante fomentar nuestra flexibilidad y la de nuestras organizaciones. Esto significa estar dispuestos a cambiar de rumbo. Retomando el ejemplo de las inversiones, ante crisis y grandes incertidumbres es posible que debamos reevaluar nuestra cartera y realizar cambios, asegurándonos de que estamos bien posicionados para sortear cualquier tormenta potencial.
En la misma línea, es importante tener la asesoría de expertos, que nos guíen en la toma de decisiones complejas y nos ayuden a identificar los riesgos y las oportunidades que las crisis nos están presentando. En muchos casos una mirada externa y con información de valor puede hacer la diferencia y ayudarnos a definir si es momento de adaptarse al cambio o de mantener nuestra posición inicial.
Aunque los últimos acontecimientos globales nos han enseñado que es imposible estar completamente preparados, sí es importante tratar de prepararnos para el peor escenario. Por ejemplo, podemos tomar decisiones basados en análisis y estudios que brinden información clara y precisa sobre el contexto macroeconómico. Hay que recordar que la información siempre será la mejor amiga de las decisiones acertadas.
Por otra parte, en cuanto a inversiones, diversificar su cartera al invertir en una variedad de activos y contemplar distintas regiones, les permitirá a los inversionistas prepararse y soportar mejor posibles choques externos. Esto claro, sin dejarse llevar por oportunidades novedosas que puedan implicar grandes riesgos.
En conclusión, la incertidumbre del 2023 en Colombia y el mundo es un desafío, pero también es una oportunidad. Al mantenerse informados, diversificar carteras, ser flexibles y adaptables y construir relaciones sólidas, los inversores pueden navegar la incertidumbre y posicionarse para el éxito a largo plazo. La clave es adoptar un enfoque proactivo y estar listo para adaptarse a las nuevas oportunidades y desafíos.
Por: Juan Pablo Galán*
*El autor es country head de Credicorp Capital para Colombia
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