Mucho se ha cuestionado dónde quedó la informalidad en la ecuación de la reforma laboral que radicó la ministra del Trabajo, Gloria Ramírez, ante el Congreso de la República este jueves 16 de marzo.

El jueves 16 de marzo, la ministra del Trabajo, Gloria Ramírez, radicó el proyecto de reforma laboral ante el Congreso de la República, tras extensas jornadas que incluyeron más de 142 mesas de diálogo con los distintos sectores y varias horas de concertación para la construcción del articulado final.

Pese a los esfuerzos de los representantes de cada uno de los gremios de llegar a una propuesta que conciliara los intereses del empresariado y los trabajadores, no se establecieron acuerdos frente a ciertos puntos que han sido controversiales desde el borrador inicial.

La reducción de la jornada laboral diurna es precisamente uno de ellos. La reforma propone que el rango de trabajo diurno sea a partir de las 6 a.m. y hasta las 6p.m., lo que implica que desde ahí correrán las horas extras y la jornada nocturna. Ello, explica la presidenta nacional de ACOPI, Rosmery Quintero, “encarece los pedidos de urgencia o inesperados”.

“Si se quiere se puede definir la jornada diurna de 12 horas por sectores; por ejemplo, de 8a.m. a 8 p.m. o de 9 a.m. a 9 p.m.”, agrega.

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Esta disminución del rango de la jornada laboral diurna, que actualmente va hasta las 9 p.m., sumada al aumento del recargo nocturno (que pasaría del 75% al 100%), son medidas que, para el gremio de las mipymes hacen menos competitivos a los formales.

¿La informalidad, gran ausente en la reforma?

La informalidad es una de las mayores problemáticas que enfrenta el mercado laboral en Colombia, pero hay quienes aseguran que es un factor que quedó por fuera de la ecuación de la reforma laboral.

“Esta reforma nunca pretendió disminuir la informalidad. De hecho la va aumentar”, le responde a Forbes Quintero. Y asegura que se trata de un proyecto pensado en esa minoría que hoy cuenta con un empleo formal, sin considerar una estrategia clara que ataje la crítica situación de informalidad del país, sino que más bien se promueve una discriminación hacia los informales.

“Sólo cobija en sus gozos a una minoría del empleo formal, que es el 22% de las personas en edad de trabajar. El resto, de malas.”, dice.

Así coincide Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, quien afirmó que propuso la creación de una comisión especializada en la informalidad, en la que se pudiera dimensionar el impacto que tendría la reforma sobre la generación de empleo y la informalidad. “La reforma como está ahora no analiza su efecto sobre el empleo, y es grave si la economía va a tener una desaceleración importante, cuyo efecto es la generación de desempleo. El momento es equivocado en ese sentido”, recalcó.

Su propuesta estaba encaminada a la definición de un indicador que midiera el nivel de empleo y que fuera ese criterio el que indicara la pertinencia de activar ciertos artículos de la reforma. Sin embargo, señaló que “este no fue incluido y esperamos que lo sea”.

“Y es que en cada uno de los 76 artículos, debemos hacer el ejercicio de entender sus consecuencias para las familias colombianas”, agregó Mac Master.

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Respecto a cuál será el efecto que tendría el proyecto tal como quedó radicado, la líder gremial afirma que el tejido empresarial se resentirá por el impacto que significarán algunos puntos que ya se han abordado.

“Últimamente solo se piensa en trabajar menos y disfrutar de las mieles del descanso sin tener con qué. Nos comparamos con países ricos que durante siglos trabajaron jornadas intensas para lograr la riqueza que ahora les permitiría trabaja menos. Por esta razón, que ahora exageran, van para abajo”, concluye la presidenta de ACOPI.

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