Tres exRappi y un chef se unieron para crear esta nueva propuesta al sector gastronómico que proyecta cerrar el 2023 facturando $70.000 millones.

Cuando se entra a uno de los restaurantes de Bacu, como los que tienen en la Zona G y en Chicó en Bogotá, lo último que se imagina es que se trata de una startup de base tecnológica. Un mesero te recibe, te pide escanear una carta, en poco tiempo te trae la comida y luego te trae la cuenta, nada parece diferente a cualquier otro restaurante.

Pero sus fundadores difieren, alegando que desde el principio pensaron en la omnicanalidad y que están desarrollando tecnología propia que en el futuro podrían licenciar a otros restaurantes.

Son tres exRappi; Mateo Albarracín, que lideró las verticales de restaurantes y de entregas rápidas en la aplicación; Stephanie Gómez, que fue una de las primeras empleadas de esa tecnológica a cargo de las cocinas ocultas y de las marcas digitales; Juan Osuna, un desarrollador de software que también fue uno de los primeros empleados en la plataforma, y también un chef: Andrew Clarkson, que ha recorrido varios países iniciando decenas de restaurantes.

La compañía inicia con una ronda de inversión semilla de US$6 millones, respaldada por las firmas Benchstrenght Capital, Hof Capital, Reshape Ventures, H20 Capital Innovation y Kamay Ventures, un brazo de inversión corporativa de Coca-Cola Latinoamérica y Grupo Arcor.

De la inyección de capital participaron también como ángeles inversionistas Felipe Villamarín y Simón Borrero, cofundadores de Rappi; Isabella Fernández y Camilo Obregón, cofundadores de Poke; Diego Caicedo, cofundador de Klym; Juan Pablo Ortega y Julián Nuñez, cofundadores de Yuno; Ángela Acosta, cofundadora de Morado y Jun Sung Hwang, que se ha dedicado a invertir luego de pasar por Tesla como jefe de producto.

“Ofrecemos un concepto de comfort food: comida práctica, nutritiva, asequible, sostenible y deliciosa. Se utiliza para describir un tipo de comida que suele ser consumida durante todo el día y se asocia con sentimientos de nostalgia, calidez y satisfacción. Hay una opción para cualquier ocasión”, explica Albarracín en entrevista con Forbes. “Es omnicanal, cada uno de los formatos de tiendas de Bacu está diseñado para suplir las distintas necesidades que tienen las personas a la hora de comer, en aspectos como velocidad, conveniencia, experiencia, servicio, entre otros. Procurando siempre ofrecer la mejor calidad al mejor precio posible”, complementa Gómez.

En su área tecnológica están desarrollando herramientas para la gestión de pedidos y un sistema propio de pagos. Para comer en Bacu los clientes tienen tres opciones: ir a los restaurantes físicos, pedir a domicilio en Rappi o en la plataforma de Bacu pedir para recoger en cualquiera de los puntos, que fueron diseñados para optimizar los tres canales.

A diferencia de otro jugador, como Foodology, también respaldado por capital de riesgo, que optó por crear múltiples marcas digitales que escalan con cocinas ocultas, Bacu no solo tiene los puntos físicos sino que decidió compilar toda su oferta con una misma marca.

“Benchstrength está encantado de asociarse con Bacu”, dijo a Forbes John Monagle socio y gerente de Benchstrenght, una firma con sede en Nueva York fundada por dos antiguos socios de General Catalyst, (fondo que tramitó inversiones en compañías como Airbnb y Notco). “Son un equipo visionario en un mercado enorme con una oferta creativa. No podríamos estar más emocionados por lo que le espera a este equipo”.

A cuatro meses de la apertura de cuatro locales en Bogotá, en Bacu dicen haber facturado más de $12.000 millones (en pesos colombianos) y aspiran cerrar el 2023 con al menos 17 locales en Bogotá, con ventas de $70.000 millones. Si logran hacerlo, se convertirán en la cadena de restaurantes de más rápido crecimiento en Colombia, entrando entre las 20 más grandess, al lado de nombres como Frisby, Crepes & Waffles, El Corral y McDonald’s.

“Como próximo hito para 2024 la compañía prepararía su expansión natural hacia países como México, Chile, Perú y el resto de Latinoamérica”, sostiene Gómez. “Nuestra ambición es convertirnos en una de las principales 10 cadenas de gastronomía al final de 2027, apuntando a 1,300 locales y una de las principales del mundo en los próximos 15 años”, vaticina Albarracín.

Bacu no se casa con ningún tipo de comida, apostando a una variedad bajo una misma marca. Foto: Bacu.

En la carta de Bacu conviven desde un bowl de frutas para la mañana, hasta unas albóndigas para el mediodía y un sándwich de pavo para la noche.

“Para nosotros, en H20 es importante contribuir con el desarrollo de los diferentes sectores económicos de Latinoamérica”, refiere Renzo Sesana, principal de H20 Capital Innovation. “Desde el inicio confiamos en la experiencia y profesionalismo de los fundadores de Bacu, quienes mostraron su interés por transformar, a través de la tecnología, la industria gastronómica. Por eso, su propuesta innovadora nos cautivó y, hoy, nos muestran en tan solo 4 meses resultados óptimos que marcan tendencia y mejoran la atención al usuario y los procesos operacionales en lo restaurantes”.

En Bacu saben que por la ralentización en las inversiones de capital de riesgo tendrán que mostrar un modelo de negocio sostenible si quieren recibir más inyecciones de capital en el futuro y que el ambiente macroeconómico toca directamente su negocio. Por ello creen que innovando en estructuras operactivas, comerciales y técnicas, podrán no solo optimizar la experiencia tanto de sus meseros como de sus consumidores, sino la de otros restaurantes a los que aspiran licenciarles la tecnología que están desarrollando.

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