La narrativa de considerar al cambio climático falso y socialmente construido es un artefacto por parte de los grupos dominantes para justificar el orden social que más les conviene.
Nuevas identidades. Ecofeminismo. Indigenismo. Ecología profunda. Actualmente occidente está viendo una avalancha de movimientos sociales reivindicadores de las narrativas que históricamente han sido relegadas por la hegemonía occidental donde el hombre blanco ha sido el vencedor. Eso es muy positivo. Esta nueva ola que actualmente busca empoderar la diversidad es el resultado de la evolución del pensamiento filosófico occidental, que de manera fluida ha sido denominado posmodernidad. A riesgo de sonar demasiado simplista, podemos definirlo como el conjunto de narrativas que han nacido por el fracaso de la modernidad como un proyecto ideológico, político y filosófico. De las vertientes posmodernas más influyentes en occidente tenemos al postestructuralismo, donde la verdad es inaccesible al humano y todas nuestras narrativas son discursos socialmente construidos, utilizados para justificar sistemas de poder.
Tengo un amigo que cree firmemente que la crisis climática es un mecanismo de control poblacional. Algo similar a lo que tal vez escucharon sobre el COVID siendo un chip de las élites para controlarnos. La postura de mi amigo, quien se considera en contra de todo lo que beneficie al capitalismo global, termina apoyando a esas mismas élites que él piensa que combate, impidiendo que se haga lo necesitado para los retos existenciales que vive nuestra especie y está altisimamente influenciada por la epistemología posmoderna que se presenta como emancipadora de la justicia social y del medio ambiente por medio de los movimientos referidos al principio.
La narrativa de considerar al cambio climático falso y socialmente construido utiliza como sustento el problematizar el conocimiento científico y considerar que las hegemonías, como el consenso que se tiene sobre los impactos de la crisis climática, son un artefacto por parte de los grupos dominantes para justificar el orden social que más les conviene. Es fácil ver cómo esto se asemeja al discurso postmoderno. Esta narrativa negacionista del cambio climático se puede ver en las alas radicales del partido republicano en Estados Unidos y también tenemos nuestra versión criolla, con Maria Fernanda Cabal gritando que el acuerdo de Escazú es un mecanismo de control de George Soros y su élite globalista.
Los grupos conservadores, usualmente neoliberales y con una visión opuesta a la posmoderna, quienes defienden al libre mercado a toda costa y ven al cambio climático como una inminente amenaza a su orden mundial, utilizan los postulados posmodernos para diseminar una narrativa populista que atrapa a los incautos quienes buscan alternativas anti-sistema ante el evidente fracaso de nuestro sistema político, cultural y económico para afrontar los retos que vivimos.
Debemos poner cuidado. Todos los opuestos son complementarios. No permitamos que las narrativas construccionistas sean tergiversadas para paralizar el movimiento climático.
Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon
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