Hacia adelante es probable que cada vez más indicadores confirmen la tesis de la desaceleración y Colombia se acople a un escenario de bajos crecimientos, como lo están registrando países vecinos.

Algunos datos recientes muestran que la economía en los últimos meses ha ganado algo de tracción. El indicador de seguimiento mensual a la actividad repuntó en enero y febrero, el dato de empleo de marzo sorprendió al consenso de analistas a la baja y la cartera sigue creciendo a buen ritmo.

A primera vista estas cifras contradicen la tesis de que Colombia se está desacelerando, sin embargo, dichas señales encontradas responden en parte al bien viento de cola que dejó un comportamiento dinámico de la economía los dos últimos años y que posicionó al país como uno de los que más crecieron en la región tras la pandemia. Hacia adelante es probable que cada vez más indicadores confirmen la tesis de la desaceleración y Colombia se acople a un escenario de bajos crecimientos como lo están registrando nuestros vecinos y los países desarrollados.

El indicador mensual de actividad que calcula el Dane venia cayendo desde mayo del año pasado (con excepción de agosto) y en diciembre del 2022 registró la tasa más baja desde principios de 2021. Esta tendencia pareciese haber cambiado en enero cuando la economía creció cerca del 6% y en febrero por encima del 3%, mostrando señales de recuperación. Aun así, al revisar los datos con lupa, encontramos que parte del avance estuvo explicado por un efecto base del sector financiero, que, de no haber existido, hubiera dejado el crecimiento de enero en casi la mitad de lo que se publicó. Así mismo, sectores clave como comercio e industria según las encuestas mensuales del Dane siguen mostrando deterioro en el mes a mes.

Por otro lado, los datos de mercado laboral de marzo mostraron pueden animar y contradecir también la tesis de la moderación económica, pues la tasa de desempleo se situó en 10% a nivel nacional y en 10,5% en el caso urbano, una cifra mejor que el 11,3% esperado por el consenso de analistas. Si bien estas cifras son positivas, probablemente están relacionadas con el buen dinamismo que venía atravesando la economía hace algunos meses y hacia adelante seguramente mostrarán un deterioro. El empleo es un indicador con rezago que terminará reaccionando a las menores tasas de crecimiento económico, por lo cual debemos esperar a cifras del segundo semestre para confirmar esta tendencia.

Finalmente, la cartera que todavía está creciendo a tasas muy robustas por los lados del 15% y en el segmento de consumo cerca del 14% también puede controvertir la tesis del enfriamiento económico. Sin embargo, estas cifras ya muestran moderación frente a lo observando unos meses atrás, cuando por ejemplo la cartera de consumo avanzaba cerca del 20%. Es probable que en la medida que las tasas de interés elevadas por parte del BanRep se terminen de transmitir por el canal del crédito, dichos crecimientos se moderen hacia niveles por debajo del 10%.

Así, a pesar de que algunas señales encontradas nos podrían dar luces sobre cierta reactivación de la actividad, nosotros creemos que el país sigue transitando por una senda de moderación (como lo confirman otras señales tales como la demanda de energía, ventas al por menor, producción industrial e indicadores de confianza) que llevarán a Colombia a un crecimiento acotado este año (en Alianza esperamos un avance del 1,0% este año vs. el 7,5% del 2022). Si bien este escenario no es deseado dadas las consecuencias en empleo, consumo e inversión, si lo es desde el punto de vista de la inflación que finalmente ya empezó a retroceder.

Por: David Cubides*
*El autor es economista de la Universidad de los Andes, con formación en el ITAM de México, Maestría de la Sorbona de París y estudios de Doctorado en Economía en la Universidad de Barcelona. Ha trabajado en el equipo de análisis económico de Citibank, como economista senior del Banco Popular, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y como subgerente de estudios económicos de Itaú Colombia. Es profesor de cátedra de la Universidad de los Andes y actualmente se desempeña como el Director de Investigaciones Económicas de Alianza.

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