Los ambientalistas suelen decir que luchan por el bienestar de las generaciones futuras. ¿A cuál futuro se refieren los ambientalistas?

Un amigo ve en la lucha por el medio ambiente un despropósito, ya que somos un grano de arena en la inmensidad del espacio-tiempo e igual la tierra se va a regenerar una vez nosotros dejemos de destruirla. Que los ciclos de la tierra son mucho más potentes que el pequeño humano y que los distintos estados a los que evolucione irán marcando las pautas de nuestros ritmos de consumo, así que no debemos hacer ningún esfuerzo para deliberadamente ajustarnos a los límites de nuestro planeta.

La lógica de mi amigo es compartida por quienes ven en la defensa del medio ambiente un sacrificio y una piedra en el zapato a sus ideales de “progreso”, donde el crecimiento económico y del consumo son prioritarios. Entiendo su lógica y considero que es importante deconstruirla, para así también poder deconstruir la mía.

Dentro de estas preguntas políticas e ideológicas está presente nuestra concepción del tiempo. ¿Cuál es el rango de tiempo en el que estamos pensando? Mi amigo para justificar su inacción apunta hacia tiempos muy lejanos y por eso concluye que ante la infinitud del tiempo nada es relevante. Aún así, presenta una lógica problemática, egoísta y esencialmente antropocéntrica, pues su conclusión es entonces continuar consumiendo y buscando el crecimiento económico, demostrando que sus imaginarios ontológicos son los de homo economicus, que el propósito de la vida es buscar triunfar en la jerarquía social.

Los ambientalistas suelen decir que luchan por el bienestar de las generaciones futuras. ¿A cuál futuro se refieren los ambientalistas? ¿3, 4 o 5 generaciones? ¿Acaso estos ambientalistas también se consideran homo economicus, solo que están dispuestos a sacrificar algo de su bienestar para los que siguen?

Estas preguntas son esenciales, pues se preguntan sobre ¿Por qué estamos luchando? Para mí, no se trata de sacrificar algo por un bienestar futuro. Se trata del ahora, de encontrar maneras más bonitas, relacionales y simbióticas de vivir. Reconocer que nuestro actual sistema económico, social y cultural está haciéndonos daño; al hacernos pensar que el propósito de la vida es la competencia y el dinero, y no el amor y la felicidad.

Otra manera de ponerlo es, ¿Cómo no hacerlo? Una vez nace la conciencia ambiental, se convierte en mucho más que una discusión de cuáles son los mecanismos para un mundo mejor y sobre qué es un mundo mejor, se convierte en un impulso esencial. No luchamos por la naturaleza, somos la naturaleza que lucha.

Ese es mi ambientalismo. El de reconocer que en la defensa de nuestro planeta también se encuentra una posible narrativa que tiene el potencial de reconfigurar los valores de nuestra sociedad. No niego que hay incongruencias en los postulados epistemológicos y ontológicos de esta postura, como siempre las hay al confrontar el mundo material con postulados idealistas. Tendremos que seguir aprendiendo, asegurando no perder una visión de transformación al involucrarnos en los asuntos prácticos.

Por: Daniel Gutiérrez Patino*

*El autor es fundador de Saving The Amazon

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