No podemos considerar que los cambios solo se pueden gestionar desde el Congreso, quitándole por completo la agencia a las personas que viven las realidades del territorio para gestionar sus propios destinos
Quienes trabajamos en algún sector que tenga un enfoque social o ambiental, solemos escuchar con frecuencia el concepto de transformación sistémica y también escuchamos mucho del enfoque territorial. Describiría una transformación sistémica como un cambio no momentáneo, sino perduradero por haber hecho que las estructuras y flujos entre los actores viren hacia nuevos estados y equilibrios. Un enfoque territorial busca entender las realidades particulares de un lugar, sus idiosincrasias y culturas, para no adelantar medidas “ready-made” sin realmente entender los contextos.
Estuve en un campamento de justicia ambiental recientemente que me puso a reflexionar sobre las posibles tensiones entre estos conceptos y en el camino del que busca ser transformador de sociedades.
Me inquieta el énfasis que tienen las corrientes demasiado territoriales, considero que corremos el riesgo de pensar que todo debe ser aprehendido mediante realidades particulares y desagregadas, obviando las transformaciones estructurales que necesita toda nuestra sociedad y que son las que soportan las vulnerabilidades específicas que son manifestadas en los territorios específicos. ¿Cómo no culpar de las vulnerabilidades que vivimos en la Colombia profunda a la fallida guerra contra las drogas?
Sin lugar a dudas no podemos pasar al otro extremo de considerar que los cambios solo se pueden gestionar desde el Congreso, quitándole por completo la agencia a las personas que viven las realidades del territorio para gestionar sus propios destinos. El futuro de cada sociedad debe estar, en la medida de lo posible, autodeterminado; pero tampoco podemos negar que todos estamos conectados de maneras extremadamente complejas, así que debemos también buscar armonizar proyectos, teorías e ideologías que sean flexibles pero que compartamos una línea base sobre cuáles son los sistemas a los que todos, en conjunto, debemos transformar para el bienestar de todos.
El énfasis en lo territorial me parece que esconde otra cruda realidad, imposibilita que los vulnerables tengan un asiento en la mesa de las decisiones estructurales que perpetúan el sistema que acrecienta su vulnerabilidad. Mientras los actores del territorio se enfoquen en discusiones y soluciones con enfoque territorial, ese será el rol que ellos tendrán en las conversaciones nacionales: ser llamados cuando hay una decisión en lo que directamente les compete.
El planeta está en crisis. La realidad del cambio climático nos obliga a reflexionar inclusive sobre la viabilidad de que continuemos con un sistema económico adicto al crecimiento, el rol del estado-nación en manejar su propio destino y en las estructuras de poder que hacen que el 10% de la población emita más de la mitad de los gases de efecto invernadero. Debemos darle voz también a los territorios y empoderarlos a ser líderes en las conversaciones que necesitamos para lograr la transformación sistémica que necesitamos.
Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon
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