María Alejandra González, de la WWF, se refirió a la importancia de avanzar en un tratado para combatir la contaminación por plásticos.
La contaminación es de esos asuntos que no se escapan de la conversación que se está gestando en el mundo acerca de la sostenibilidad y la urgencia de que se empiece -si no revertir- el impacto que las acciones del ser humano ha tenido sobre el planeta. En este diálogo, las organizaciones de toda índole están invitadas a participar, pero también a tomar acción.
Hace contados días, del 29 de mayo al 2 de junio, se llevó a cabo un nuevo encuentro de negociaciones, con sede en París, en que instituciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) insistieron en la importancia de frenar la contaminación por plásticos en los países. Se trató de la segunda reunión sobre el Tratado Global de las Naciones Unidas para poner fin a la Contaminación por Plásticos, que viene dando pasos claves en su consolidación.
María Alejandra González, coordinadora de Políticas de Plásticos de WWF en Latinoamérica y el Caribe, conversó con Forbes Colombia acerca de las implicaciones de este tipo de contaminación y la relevancia de este tratado global.
“La naturaleza de la problemática de contaminación es muy similar a otros problemáticas ambientales (como el cambio climático)”, dice.
En el mundo, entre 1950 y 2017, se han producido aproximadamente 9.200 millones de toneladas de plástico, indica la experta; lo grave -añade- es que por lo menos la mitad de ese plástico se ha producido en los últimos 20 años, lo que es igual a decir que su ritmo de producción se ha acelerado exponencialmente. En contraste, de esas millones de toneladas, menos del 10% se recicla.
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Lo anterior sugiere que hay un porcentaje significativo de plástico que simplemente se desecha y entra en contacto con otros entornos, como ocurre cuando llega a los océanos. “Pero además hoy en día tenemos evidencias científica de que nosotros estamos ingiriendo plásticos, no solamente a través de los alimentos, pero también en el aire y eso pues tiene unos efectos sobre la salud humana”, acota.
No es un asunto lejano a Colombia. Ya en el país se ha evaluado el impacto ecológico y económico de la contaminación por plásticos, tanto que un estudio identificó que en 43 playas del Caribe y Pacífico se encontraron macro y micro plásticos.
UN ESFUERZO DE MÚLTIPLES ACTORES
En lo referente a la contaminación son tan valiosas las acciones de los individuos para frenarla como las políticas del sector público y privado; no es un ejercicio que se limite tampoco a las acciones voluntarias. González, de WWF, señala que las mentes aisladas y fragmentadas no funcionan, que es necesario tener un marco normativo que permita acelerar en el proceso hacia un ambiente más limpio.
Al definir hojas de ruta, como el tratado global que promueven, es más fácil guiar la transición: por ejemplo, la industria sabría identificar con mayor asertividad dónde invertir.
“Es reconocer que la problemática no es exclusivamente un problema de manejo de residuos sólidos y que el reciclaje no es una solución de oro, hace parte de la solución, pero no lo es todo (…) sino que debe darse una reducción significativa del consumo y la producción de plásticos y la eliminación de esos productos que son más problemáticos y de alto riesgo”, añade la experta.
De ahí que sea un ejercicio de los múltiples actores que intervienen en la cadena de valor y que son, en últimas, afectados por la contaminación.
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Acelerar la puesta en marcha de estrategias de reducción de contaminación por plásticos no solo posibilita en un medioambiente más limpio, explica Gónzalez, sino que además es un proceso de alto impacto económico, desde orientar más efectivamente la inversión de los gobiernos hacia la prevención que la atención de las problemáticas, hasta dinamizar el negocio de las empresas.
Aunado a ello, en los países latinoamericanos la economía circular se ha convertido en una oportunidad para la creación de nuevos empleos y en un motor de innovación en nichos de mercado alternativos.
“Hay una oportunidad muy importante de innovación, no solamente en temas de materiales, pero también en nuevos modelos de negocio. En Colombia hay buenos negocios que tienen un modelo bastante exitoso, por ejemplo, en temas de reuso”, destaca.
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