La exhibición de Jim Lambie, en The Peninsula New York llena de inspiración y reminiscencias musicales un espacio ya de por sí sublime.
Una serie de líneas continuas avanzan desde los bordes hasta el centro de la habitación, y resignifican, con ello, un espacio majestuoso. Se trata de la iteración del artista escocés Jim Lambie, quien, a través de uno de sus pisos, conocidos como ‘Zobop’, ha transformado el Palm Court de The Peninsula New York
Este exclusivo hotel, situado en la avenida más legendaria de la “ciudad de los rascacielos”, estrecha de esta forma una enriquecedora colaboración, en la cual el arte es el protagonista de una singular propuesta para sorprender a los huéspedes.
Para ello, desde hace unos meses, se reveló una cuidada selección de obras del artífice que destacan por el uso de materiales simples y cotidianos. En la búsqueda incesante por descubrir la forma de llenar un espacio sin usar objetos tridimensionales, Lambie encontró que a partir de la utilización de cintas adhesivas, papeles, puertas, cubiertas de discos o lentes de sol era posible conseguir esa proeza.
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Fue así como sus instalaciones le permitieron destacar en la escena artística, junto con la particularidad que, prácticamente, en todas sus obras se denota una especie de flujo acompasado, producto de su formación y particular atracción hacia la música, y lo que ello le significa.
Sin embargo, para él cada lugar en donde hace este tipo de intervenciones es único y especial. Debido a eso, sus proyectos son distintos e irrepetibles; como ocurre con la instalación principal en The Peninsula New York; en tanto que, la obra de pared ‘Screamadelica’, hace referencia a la música por medio de una estética de bricolaje, la cual favorece el punk sobre el pulido. Este proceso especial de alteración permite que los objetos más sencillos adquieran proporciones totémicas. Así, a través de la exhibición, compuesta por más de 10 piezas, el creador juega constantemente con los colores y también con las formas.
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La propiedad busca, de esta manera, dar un toque de mayor sofisticación a su, ya de por sí, exclusiva propuesta de hospedaje, en donde los visitantes son transportados a una época de glamour y elegancia apenas entran a sus instalaciones.