El decrecimiento no explicita necesariamente un cambio radical en las relaciones de producción en términos de la nacionalización, territorialización u otro cambio importante en las lógicas de producción.
Colombia estalló en burlas cuando Irene Velez dijo en un evento que los países “desarrollados” deberían considerar el decrecimiento como una guía hacia su política pública. Considerar una alternativa que tuviera un titular como decrecimiento, suena en nuestras cabezas adoctrinadas bajo el paradigma del crecimiento económico como una irracionalidad.
Aún así, considero que el decrecimiento tiene postulados interesantes que es valioso conocer. Describiría como sus puntos principales los siguientes:
1) La meta de una sociedad debería ser buscar el bienestar y no el crecimiento económico.
2) Buscar el bienestar significa necesariamente adaptarse a los límites del planeta, por lo que muchas actividades que claramente no son necesitadas y contribuyen a la degradación de nuestro planeta deberían ser prohibidas; como la fast fashion, viajes en avión innecesarios, obsolescencia programada y bombardeo publicitario.
3) La transición hacia un planeta sostenible debe hacerse de manera planificada y con un estado fuertemente involucrado, aumentando así drásticamente las economías que son más necesitadas (Ej. páneles solares) y decreciendo las que no son relevantes.
4) Una transformación en nuestros sistemas de valores que nos encaminen más hacia la regeneración, al altruismo, la cooperación y el amor.
El decrecimiento no explicita necesariamente un cambio radical en las relaciones de producción en términos de la nacionalización, territorialización u otro cambio importante en las lógicas de producción; está abierto al desarrollo del sistema capitalista, dentro de unos límites bien definidos.
Entendemos conceptos políticos como absolutos porque eso esa es la manera en la que definiciones categóricas nos han enseñado a pensar, pero las medidas alineadas con el decrecimiento podrían ser cualquiera que se enfoquen en buscar el bienestar planetario más que un lucro económico (por ejemplo un límite a las emisiones de CO2 por industria), por lo que éste puede entenderse más como una ideología cerrada, como una visión, con medios flexibles de implementación, de una sociedad.
La carga emocional que tiene un concepto como decrecimiento imposibilita que se aproxime como una alternativa viable de sociedad, pero al mismo tiempo evidencia directamente las fallas estructurales del actual sistema. Al respecto, se ha teorizado sobre el “radical flank effect”, donde los activistas radicales pueden estar abonando el terreno mediante sus ideas a otros activistas que parezcan más moderados en sus planteamientos.
Existen preguntas que todavía no están del todo respondidas. ¿Quién se atrevería a dar el primer paso? ¿Cómo decidir cuáles son las actividades prescindibles y cuáles no lo son? ¿Cómo supervisar y medir el impacto correcto hacia el medio ambiente de cada sociedad? ¿Cuál podría ser el rol de la autodeterminación de los países y de una estandarización y supervisión del multilateralismo en este propósito?
Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon
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