Los puntos de inflexión son sistemas que actualmente tienen un comportamiento que permite el sistema se mantenga “estable”.

Quienes trabajan en temas de cambio climático suelen referirse al 2050 como el punto de no retorno en el que, según el Acuerdo de París, la humanidad debe llegar a la neutralidad climática o habremos perdido la lucha contra el cambio climático. Mi profesor de cambio climático se burlaba de esa visión, diciendo que lo que pintan es que después de dos grados de calentamiento global antropogénico saldrían “dragones climáticos” del apocalípsis, cuando la crisis climática es un proceso gradual, donde los objetivos determinados por la humanidad no necesariamente marcan cambios abruptos en los ciclos planetarios.

Este debate tiene múltiples perspectivas y puntos interesantes; son las categorías y metas que nos ponemos como sociedad las que terminan construyendo nuestra realidad. Ahora bien, es cierto que el aumento de 2 grados centígrados no va a significar que saldrán dragones climáticos a destruir la humanidad; pero sí existe algo de real en considerar que estamos encaminándonos a puntos de no retorno que no tienen un comportamiento gradual, sino cambios exponenciales en ciertos sistemas que pueden terminar en “ciclos de retroalimentación positiva” que pueden transformar nuestro mundo para siempre. Estos son llamados “puntos de inflexión” o “tipping points” en inglés.

Los puntos de inflexión son sistemas que actualmente tienen un comportamiento que permite el sistema se mantenga “estable”; las emisiones y la transformación de nuestros ecosistemas están haciendo que éstos cambien; lo cual puede significar un aumento abrupto y no gradual del cambio climático o unos cambios que pueden desestabilizar a las poblaciones humanas. Algunos ejemplos son los siguientes:

1) La amazonía ha sido deforestada en promedio en un 17%. Si llega al 20% se dice que empezaría a convertirse en una sabana, perdiendo su rol de regulador climático y emitiendo billones de toneladas de CO2.

2) En Siberia existe un fenómeno llamado el “permafrost”, que se refiere a una proporción gigantesca de metano y otros gases de efecto invernadero que están encerrados en el hielo y con el calentamiento global pueden ser expulsados de nuestros suelos.

3) Derretimiento de los hielos. Al derretirse nuestros polos, éstos dejan de tener una superficie blanca que expulsa los rayos del sol y por ende generan un calentamiento extra, reduciendo su efecto “albedo”.

Existen otros “puntos de inflexión” que estamos cruzando como humanidad, los cuales tienen el riesgo de retroalimentarse entre sí y generar cambios muy abruptos e incontrolables en nuestro sistema climático, generando las condiciones para una transición hacia una desestabilización climática que tendrá que hacernos replantearnos muchas cadenas productivos y relaciones que actualmente soportan nuestro sistema actual. No serán dragones climáticos, pero esa alegoría sí tiene elementos de los cuales recoger, siendo éstos los abruptos cambios que pueden suceder si pasamos los “puntos de no retorno”.

Por: Daniel Gutiérrez Patino*

*El autor es fundador de Saving The Amazon

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